Si has viajado por Europa, seguramente te haya llamado la atención lo pronto que comen muchos de nuestros vecinos comparados con nosotros, los españoles. No es extraño ver a compatriotas desayunar a las once de la mañana, comer a partir de las tres de la tarde o cenar más tarde de las diez y media de la noche. Aunque estos horarios son algo normal en España, los últimos estudios científicos sugieren que deberíamos parecernos más al resto de europeos si queremos mantener un mejor estado físico.
La dieta mediterránea que practicamos en nuestro país es una de las más admiradas en todo el mundo: si se cumple realmente es capaz de evitar varias enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares o el cáncer, y por tanto también se ha asociado a una mayor longevidad. Sin embargo, es posible que estemos perdiendo alguno de sus beneficios por sentarnos a comer demasiado tarde. En este sentido, la Universidad de Harvard es una de las instituciones más prestigiosas que han indagado en este tema.
Tal y como explica Harvard en su página web, "no es suficiente pensar en qué vas a comer para mantener un peso corporal saludable. La hora del día a la que comes también es importante". Esta universidad participó en un ensayo publicado el pasado mes de octubre cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Cell Metabolism: según esta investigación los efectos de cenar tarde pueden desembocar en un mayor riesgo de aumentar de peso corporal y aconsejan no convertirlo en un hábito.
Un estudio reciente
Este experimento, en cualquier caso, tuvo una población de estudio pequeña: participaron un total de 16 personas con obesidad o sobrepeso. El estudio comprobó el efecto de la misma dieta en ellos, pero consumida en dos horarios distintos: primero observaron qué pasaba cuando los participantes cenaban seis horas y media antes de irse a la cama durante seis días seguidos y el segundo, cuando cenaban dos horas y media antes de dormir durante la misma cantidad de días.
Durante el tiempo que duró este estudio, los expertos de Harvard midieron las hormonas que regulan el apetito de los participantes, sus temperaturas corporales, su gasto calórico y sus células grasas. Una vez concluyó el estudio, los investigadores sentenciaron que cuanto más tarde cenaban los participantes se observaba que su hambre aumentaba, que descendía el número de calorías que quemaban y que, por tanto, se promocionaba el almacenamiento de grasas.
[Cenar a partir de las diez de la noche incrementa el riesgo de sufrir cáncer]
Por esta razón, los autores del estudio advierten de que si cenar tarde se convierte en un hábito frecuente, como es en España, todos estos efectos pueden conducirnos a ganar peso corporal. De todas formas, no es la primera vez que esta universidad ha estudiado este fenómeno: en el año 2019 colaboró con la Universidad de Tufts en un trabajo que fue publicado en International Journal of Obesity. Esta investigación contó con una población de estudio mucho más amplia, un total de 420 personas, mujeres y hombres a partes iguales.
Síndrome metabólico
En este caso, los autores del estudio comprobaron cómo afectaba comer antes y después de las tres de la tarde a personas que comían lo mismo, hacían la misma cantidad de ejercicio físico y dormían la misma cantidad de horas. La dieta que les habían impuesto los investigadores hizo que los participantes perdieran peso, pero de manera desigual: los que comieron sobre las dos y media de la tarde perdieron 12 kilogramos y los que lo hacían a partir de las tres de la tarde adelgazaron 8 kilogramos.
"Cenar tarde hace que puedas engordar más o que adelgaces menos consumiendo las mismas calorías que si las tomas a horas más tempranas", aseguraba Marta Gauralet, catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia y que participó en la elaboración del estudio. "En el trabajo concluimos que no sólo es importante qué comemos, sino también cuándo lo hacemos. Además, descubrimos su aplicación metabólica. Detectamos la presencia de un reloj periférico en nuestro tejido adiposo que, en función de los horarios, activa o desactiva genes que afectan a la ganancia o a la pérdida de peso".
Adelantar nuestras comidas no sólo es importante por la pérdida de peso y su implicación estética, sino que contribuye a mantener un peso corporal saludable y evitar el síndrome metabólico. Esta condición se caracteriza por la acumulación de grasa alrededor de la cintura y la presencia simultánea de varios trastornos como la presión arterial elevada, los altos niveles de azúcar en sangre y de colesterol. Si padeces síndrome metabólico, aumenta tu riesgo de padecer enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y diabetes tipo 2.