La hoja de laurel es bien conocida desde la más remota antigüedad. No hay más que recordar, y así lo hemos visto reflejado innumerables veces. Por ejemplo, en el cine: cómo con este material se creaban coronas con las que se rendía homenaje a poetas, guerreros, oradores y emperadores a lo largo de la historia.

Pero más allá de este significado simbólico, o quizás precisamente por ello, también ha sido un ingrediente muy utilizado en muchas recetas tradicionales y modernas de nuestra gastronomía. Un ingrediente que por sus características es ideal para dar sabor a todo tipo de sopas y platos de carne o pescado, confiriéndoles un toque delicadamente fragante pero un poco amargo.

Para aprovechar sus particularidades, la forma más común de usar la hoja de laurel es agregarla entera durante el proceso de cocción y dejarla al fuego junto con el resto de ingredientes. No obstante, su versatilidad también permite otras formas de consumo, como la infusión.

Esta infusión se prepara con las hojas perennes de laurel dulce (Laurus nobilis), una especie autóctona de los países que bordean el Mediterráneo. Contienen aproximadamente un 2% de aceite esencial, cuyos principales componentes son el cineol y el eugenol. Aunque lo más habitual es utilizarla entera, no es raro ver cómo se comercializan en forma de polvo. Y con sus valores nutricionales, lo cierto es que son una opción muy saludable para darle ese toque especial a nuestras recetas.

Es muy frecuente su presencia en obras de arte por su carga simbólica, como en la Columna de la victoria en Berlín. Pigsels

100 gramos de hojas de laurel contienen 313 calorías, 7,6 gramos de proteínas, 5,4 gramos de agua, 75 gramos de carbohidratos, 26 gramos de fibra dietética y 8,4 gramos de grasa total, de los cuales 1,1 gramos son ácidos grasos omega-3, un contenido equiparable al del pescado. 

Las vitaminas presentes son la vitamina A, vitamina C, tiamina, riboflavina, niacina, folato y vitamina B6. Entre los minerales, destacan el calcio, hierro, magnesio, fósforo, potasio, sodio, zinc, cobre, manganeso y selenio. Con estos valores, lo cierto es que la hoja de laurel puede tener un gran impacto por sus beneficios en nuestra salud.

Refuerza el sistema inmunológico

Entre sus características, la hoja de laurel destaca por ser una buena fuente de vitamina A, vitamina B6 y vitamina C. Como es bien sabido, estas juegan un papel importante en el buen mantenimiento de nuestro sistema inmunológico. Pero no solo estos, sino que, además, también contiene un compuesto llamado eugenol, que fortalece el sistema inmune y posee propiedades antioxidantes.

Una buena digestión

Esta es una propiedad mucho más evidente si se toma la hoja de laurel en forma de infusión. La causa la encontramos en dos compuestos, el ya citado eugenol y el cineol, que también son muy útiles para prevenir la acidez y reducir el riesgo de sufrir gases en el conducto digestivo. Además, al contener enzimas que ayudan a descomponer las proteínas, contribuye a procesar los alimentos de forma más acelerada.

Previene la diabetes tipo 2

Este efecto puede estar relacionado con uno de los polifenoles que contiene, cuya actividad potencia la acción de la insulina. A esto, se le une el hecho de que son ricas en vitaminas del grupo B, así como en minerales como el zinc, que ayudan a la asimilación y el almacenamiento de la insulina.

Un estudio publicado en el Journal of Clinical Biochemistry and Nutrition dio buena nota de este positivo efecto en la salud humana. En él se reveló una investigación que demostró que consumir entre 1 y 3 gramos de hojas de laurel a diario puede tener unos efectos muy positivos en la reducción de los niveles de glucosa, colesterol y triglicéridos en pacientes con diabetes tipo II.

Contra la inflamación

Otra vez más, este efecto tiene como causa la existencia del eugenol. Otra de sus propiedades es su poder antiinflamatorio. Introducirlo en nuestra dieta es una forma saludable y natural de prevenir y actuar contra la inflamación y la tensión muscular.

Así pues, su consumo puede ayudar reducir la inflamación en todo tu cuerpo, particularmente en las articulaciones. Además, por sus propiedades vasoconstrictoras, también es útil para regular la circulación sanguínea y relajar los impulsos nerviosos, siendo útil para mitigar migrañas leves y las cefaleas.

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