Actualmente la obesidad es un grave problema de salud pública tanto en España como en el resto del mundo occidental. Y no afecta tan solo a los seres humanos, sino también a las mascotas, siendo los perros los más afectados por esta pandemia metabólica. A día de hoy existen pocos datos sobre la posible relación entre la obesidad humana y la obesidad canina, o cómo esta enfermedad metabólica puede contagiarse entre humanos y mascotas.

Por dicho motivo, los investigadores de la Universidad de Tufts, cuyo estudio se ha publicado recientemente en Frontiers in Veterinary Science, han querido indagar sobre esta relación. Es decir, si la obesidad de los dueños de mascotas tendría relación con la obesidad de sus respectivos perros.

La obesidad es un problema que afecta a todo el mundo, sobre todo a los países occidentales en general y a Estados Unidos en particular: desde 1999, la prevalencia de esta enfermedad ha ido aumentando constantemente, y se especula que para el próximo año 2030 ya afectará al 78% de los adultos estadounidenses. Así mismo, se espera que para 2030 hasta el 33% de los niños y el 50% de los adolescentes del país nortemaericano sufran sobrepeso u obesidad.

Por su parte, la obesidad de las mascotas también está creciendo exponencialmente: desde el año 1995 hasta la actualidad, el sobrepeso u obesidad de los perros adultos de Estados Unidos ha aumentado desde un 34.1% hasta un 50%. En ambos casos, tanto en humanos como en perros, la situación es preocupante.

Dada la necesidad de estrategias para controlar y paliar la situación, en su momento se consideró el uso de mascotas de compañía para promover comportamientos más saludables. Sin embargo, diversos estudios anteriores han sugerido que seres humanos y perros acaban realizando comportamientos de salud y exposiciones ambientales similares. Esto, en última instancia, lejos de ayudar a reducir la obesidad humana, lo que acaba provocando es un "contagio" de humanos a canes.

Para llegar a esta conclusión, y confirmarla, los investigadores responsables del actual estudio recopilaron datos de 38 dueños de perros adultos, y sus respectivas mascotas, en tres festivales de mascotas realizados en Nueva Inglaterra.

Se analizó la composición corporal de los dueños de las mascotas, midiendo su altura y peso para calcular su índice de masa corporal o IMC, la medida estandar actual para definir parámetros de normopeso, sobrepeso u obesidad.

Por otro lado, también se analizó la composición corporal de los perros midiendo la BCS o índice de puntuación de condición corporal, un método para evaluar la masa grasa corporal en animales. En este caso, el investigador principal inspeccionó y palpó visualmente el tejido graso de los costados de los perros.

Según los datos del estudio, la frecuencia de sobrepeso (IMC entre 25 y 29,9) fue del 31.6% en los dueños, y de hasta un 50% en los perros (BCS 6-7). Por su parte, la obesidad en los dueños (IMC >30) fue del 26,3% en los dueños, y de hasta un 13,2% en los perros (BCS 8-9). Así mismo, los análisis estadísticos demostraron una relación significativa entre el estado de peso de perros y dueños.

Como bien indican los investigadores, sus hallazgos sugerirían que existe una clara asociación entre el estado de sobrepeso u obesidad de dueños de perros y su respectivo estado metabólico en perros, o lo que es lo mismo, una asociación entre el IMC y el BCS. 

De hecho, estos mismos hallazgos son similares a estudios previos con métodos similares, aunque llama la atención otro estudio previo donde participaron hasta 3000 dueños de perros donde no se detectó relación: se trataba de un estudio basado en encuestas autoinformadas por parte de los dueños de perros de 11 países diferentes, pero no hubo mediciones estrictas como en el estudio actual.

Así pues, como conclusión final, los autores hacen hincapié en la necesidad de seguir estudiando el origen de esta correlación entre obesidad y sobrepeso humanos y animales, y cómo paliar la situación: tanto los comportamientos de salud como las exposiciones ambientales deberían tenerse en cuenta, e intentar modificarlas, tanto para humanos como para sus respectivas mascotas.

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