Ashwagandha es el nombre en sánscrito de la bufera (Withania somnifera), una planta de la familia de la Solanaceae también conocida como oroval, orval, hierba mora mayor o ginseng indio, por estar especialmente indicado para combatir la debilidad física y mental; pero de una forma muy especial el estrés y el insomnio. El nombre impronunciable de este superalimento significa "aroma de caballo" y lo recibió por su peculiar perfume. Originaria de India, Pakistán, Oriente Medio y norte de África, en España podemos encontrar su arbusto en las costas mediterráneas aunque es poco común.

Considerada de gran utilidad para la medicina ayurvédica como tónico y adaptógeno, además de emplearse para aportar fortaleza física y mental, se utiliza para fortalecer el organismo y frenar el envejecimiento. No obstante, su eficacia probada por la ciencia ve reducido su espectro. Según las evidencias recogidas en la base de datos de medicamentos naturales, Natural Medicines Comprehensive Database, sí muestra indicios de eficacia para combatir el estrés. Citan una investigación que demostró que tomar 300 mg de extracto de raíz de ashwagandha dos veces al día después de las comidas durante dos meses reducía sus síntomas.

El resto de sus propiedades no cuentan con una gran evidencia científica, pero se emplea como regulador del sistema nervioso y estimulador del organismo. Se recomienda como reconstituyente para personas mayores que sufren episodios de desorientación, para tratar de reducir su nerviosismo. Asimismo, por su capacidad adaptógena, ayuda con el estrés laboral, las preocupaciones, la irritación y favorece el descanso. Podría contribuir a mejorar la capacidad de atención y su alto contenido en hierro hace que esté presente en preparaciones contra la anemia. También elevaría el nivel de testosterona y en la tradición ayurvédica lo utilizan como afrodisíaco.

¿La ashwagandha es segura?

Los estudios avalan que la ashwagandha es segura cuando se toma durante un máximo de tres meses, pero no se conocen sus resultados si se amplía el tiempo de su ingesta. Lo más recomendable, en todo caso, es seguir las instrucciones del productor y no pasarse con la dosis o podrían causar molestias en el estómago, diarrea y vómitos. Teniendo esto en cuenta, hay una serie de personas que tendrían que abstenerse de su uso puesto que no hay evidencias de su seguridad.

No está recomendado durante el embarazo y la lactancia, ya que podría causar aborto espontáneo. Tampoco está indicado para personas con diabetes porque podría disminuir los niveles de azúcar en sangre e interferir con medicación específica para esa patología. Las personas con presión arterial alta o baja también podrían verse afectadas por su ingesta puesto que podría provocar variaciones en la tensión y obstaculizar la acción de los medicamentos.

No está recomendada para personas con úlceras estomacales ni tampoco para aquellas que padezcan enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple, el lupus o la artritis reumatoide porque la ashwagandha podría activar el sistema y aumentar la sintomatolía. También podría actuar disminuyendo los niveles de hormona tiroidea e incluso retardar el sistema nervioso central, así que no debería tomarse antes y después de someterse a una cirugía programada.

Cómo tomar la ashwagandha

Aunque en India se mascan sus bayas frescas o deshidratadas, sobre todo en los períodos de convalecencia y debilidad física, y también se prepararn una infusión con su raíz y sus hojas, lo cierto es que su uso más extendido es como suplemento. Las cápsulas de ashwagandha se pueden adquirir en herbolarios y su precio varía según su marca, oscilando entre los 10 y los 20 euros. La dosis diaria está indicada por el fabricante, pero suele ser de dos o tres comprimidos al día en ayunas.

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