La fibra alimentaria no es un micronutriente más, sino que tiene multitud de beneficios para la salud del organismo en general y para el microbioma intestinal en especial. Los alimentos ricos en fibra son saciantes, y la parte de fibra que posee el alimento o bien se desecha (y no se absorbe) o bien es procesado por las bacterias intestinales, sin contar así como calorías al uso al final del proceso. Pero este no sería todo el potencial de la fibra alimentaria.

De hecho, se trata de un micronutriente mucho más complejo de lo que se pudiese imaginar, como habría demostrado un nuevo trabajo a cargo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Keio, en Tokio. En dicho estudio, publicado por Hitoshi Tsugawa y sus colegas en PLOS Biology, se habría sugerido que la fibra dietética sería capaz de activar una protección inmunitaria contra ciertas infecciones, como sería el caso de la salmonelosis.

Aunque el estudio se llevó a cabo en ratones, también sería plausible identificar el mismo efecto en humanos. En este caso, los investigadores habrían identificado una interacción entre moléculas derivadas de la fibra dietética y una proteína de células inmunes, que activarían la protección contra la infección por salmonela.

Ya en estudios previos se habría demostrado que las bacterias intestinales descomponen la fibra en otras moléculas, los ácidos grasos de cadena corta. Dichos ácidos grasos serían los que finalmente protegerían contra microorganismos infecciosos como la salmonela, al poder influir en la actividad de células del sistema inmune como los macrófagos. Sin embargo, los mecanismos mediante los cuales los ácidos grasos de cadena corta interactúan con estas células inmunes aún no están totalmente claros.

El estudio

Para poder comprender mejor cómo estos ácidos grasos de cadena corta y su papel en el sistema inmune, los investigadores realizaron una serie de experimentos en laboratorio: inicialmente, unieron ácidos grasos de cadena corta a la superficie de nano-perlas sintéticas y expusieron estas diminutas estructuras a células inmunes con características similares a los macrófagos, para determinar qué proteínas de dichas células interactuarían con los ácidos grasos.

Según sus hallazgos, los ácidos grasos de cadena corta podrían unirse a una proteína asociada al proceso de apoptosis (ASC). A su vez, ASC es parte del complejo inflamasoma, una estructura proteica que activa la respuesta inflamatoria contra microorganismos patógenos. 

En otros experimentos, los investigadores demostraron que esta unión entre ácidos grasos y ASC protegerían contra la infección por salmonela al desencadenar la activación del complejo inflamasoma.

Posteriormente, se intentó confirmar el experimento in vivo, dado que todo esto solo eran datos in vitro, en laboratorio. Así pues, los investigadores ampliaron sus experimentos en ratones: tras infectarlos con salmonela, fueron alimentados con ácidos grasos de cadena corta, o bien con sus precursores en forma de fibra dietética. Y, de nuevo, los ácidos grasos se unieron a ASC y desencadenaron la respuesta del inflamasoma, prolongando la supervivencia de los animales.

De momento no hay estudios en humanos para corroborar este potencial de la fibra dietética, pero los investigadores sugieren que sus resultados proporcionan nuevos conocimientos sobre este micronutriente, y sobre sus potenciales interacciones con el sistema inmune. Aún así, indican que serán necesarios más estudios para poder identificar dicho potencial en humanos.

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