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    Las sobras son una comodidad, pero ojo con las bacterias

    En España hace ya un tiempo que aterrizó con ganas ese estilo de vida rápido y estresado que empueza a "no tener tiempo para nada". Al menos en las grandes ciudades. Las comidas son unas de las grandes afectadas por las prisas, entre otras muchas cosas. Comer en el restaurante, si lo permite el salario, o lo primero que ofrece la máquina de vending es la solución para salir del paso. Pero también cada vez hay más gente que dice basta y hace malabares para recuperar una forma de vida más calmada y, seguro, más humana. De ahí la defensa del táper, de aprovechar la comida que sobró el domingo. Aunque para muchos esta opción seguramente sea una cuestión de presupuesto. 

    En cualquier caso, el teletrabajo que ha traído la pandemia del coronavirus seguro que ha familiarizado a muchas personas en España con la cocina y las sobras. Una forma de comer casero y  también de ahorrar tiempo. Pero un punto importante: conservar y recalentar los alimentos cocinados no es baladí. Y es que hay bacterias potencialmente dañinas que pueden residir en los alimentos que ya se han cocinado.

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    Que la nevera esté demasiado caliente

    Según la Agencia Española de Consumo y Seguridad Alimentaria (Aesan), "entre los 5ºC y los 65ºC, la mayoría de microorganismos potencialmente patógenos crecen rápidamente y se multiplican en muy poco tiempo". Por eso, la temperatura de la nevera siempre debe estar a 4ºC como máximo. Pero hay que apuntar que el frío no destruye los microorganismos existentes en la comida, aunque "sí hace más lento o detiene su desarrollo". 

    Así, las patatas con carne que sobran de la comida deben pasar el menor tiempo posible esperando en la olla. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) recomienda meterlos en la nevera cuando se haya enfriado un poco, ya que si se guardan demasiado calientes, puede afectar negativamente a la temperatura de otros alimentos. No obstante, la comida cocinada no debe pasar más de dos horas fuera de la nevera. Este tiempo se reduce a una hora en caso de que sea verano. 

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    Guardar las sobras más de cuatro días

    Según señala la OCU, los platos cocinados aguantan en buen estado entre dos y cuatro días en la nevera. En el caso de que se congelen pueden durar hasta cuatro meses. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos matiza que aunque las sobras congeladas son seguras por un tiempo indefinido, si se almacenan más de cuatro meses pueden perder humedad y sabor.

    Para que no haya dudas sobre cuánto tiempo llevan en el frigo hay algunos trucos: poner una etiqueta con la fecha al plato de paella que sobró el domingo y tener la nevera bien ordenada para que el táper no se pierda en el olvido. En el caso de que hayan aparecido malos olores, cambio de color o de textura, no hay que dudar, siempre habrá que desechar el plato.

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    Recalentar a una temperatura insuficiente

    Para eliminar posibles bacterias que hayan podido aparecer en las sobras del día anterior, la recomendación es asegurarse de que al recalentar todas las partes del alimento, incluido el centro, alcancen al menos una temperatura de 70ºC, durante como mínimo 15 segundos, según la Aecosan.

    Un termómetro para alimentos es la única forma confiable de asegurarse de que se ha alcanzado una temperatura lo suficientemente alta para eliminar las posibles bacterias dañinas. Alcanzar la temperatura adecuada al recalentar esto es particularmente importante en el caso de alimentos como el pollo, los huevos y el cerdo, que son más propenso a estar contaminados.

    En el caso de que el día anterior sobrara mucho cocido madrileño, la recomendación es separar la ración que se vaya a comer en ese momento y dejar el resto en la nevera, sin recalentar, según apunta el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. 

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    Usar el recipiente equivocado

    Para que las sobras queden bien protegidas, lo mejor es elegir táper de cierre hermético, que no deje pasar el aire ni líquidos. Hay que desechar los envoltorios o envases de comida para llevar que estén rotos y no aislen bien la comida. De esta forma se ayuda a mantener alejadas las bacterias, a retener la humedad y evita que la comida coja los olores de otros alimentos del refrigerador.  

    Otra recomendación: si ha sobrado mucho puchero, lo ideal es dividirlo en diferentes tápers poco profundos. De esta forma, la comida se enfriarán más rápidamente y se podrán meter antes en la nevera. Una olla grande de sopa, por ejemplo, tardará mucho en enfriarse, lo que invita a las bacterias a multiplicarse.

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    Contaminación cruzada dentro del microondas

    El método más seguro para descongelar la carne es hacerlo dentro de la nevera, como explicó EL ESPAÑOL en este artículo. También se puede hacer sin problema en el microondas, pero si se sigue este método hay que extremar la higiene para evitar la contaminación cruzada cuando vayamos a recalentar un plato de lentejas.

    Los jugos que suelta la carne cruda cuando se selecciona la opción de defrost a menudo pueden contener bacterias dañinas para el organismo. Algunas precauciones son, por ejemplo, lavar el plato del microondas con agua y jabón para matar los posibles agentes patógenos o usar platos de microondas separados (uno para descongelar la carne y otro para calentar los alimentos que comerá inmediatamente después).