La palabra salvado a menudo se asocia casi de forma inevitable con salud. Además, si se habla de fruta, como las pasas, la imagen de un desayuno saludable y nutritivo en España suele ser el resultado final de la relación. Sin embargo, no es lo mismo consumir un salvado de pasas industrial, a base de salvado, pasas, azúcar o edulcorantes, sal y saborizantes, que prepararse un salvado de pasas casero sin todos estos componentes artificiales.

Aunque existen muchas marcas diferentes de salvados de pasas, la realidad es que los ingredientes básicos y su composición nutricional es bastante similar en todas ellas. La mayoría incluyen trigo integral, pasas, salvado de trigo, azúcar, jarabe de glucosa, sabor a malta, sal y enriquecimiento con vitaminas y minerales de forma artificial.

Si bien este alimento es rico en fibra, proteínas y micronutrientes, también es denso en calorías: una porción americana (una taza) de 55-60 gramos puede llegar a contener alrededor de 190 kcal, siendo en su mayoría procedentes de los carbohidratos (47 gramos), de los cuales casi una tercera parte son azúcares (18 gramos), y con una escasa proporción de fibra (7 gramos) y proteínas (alrededor de 4 gramos).

Por su parte, dependiendo de la marca, el contenido de vitaminas y minerales puede ser muy variable: el calcio, hierro, zinc y ácido fólico puede variar enormemente entre marcas. Pero, recordemos, dicha variabilidad es causada también de forma artificial, dado que estos micronutrientes son añadidos para enriquecer el salvado y no se encuentran en dichas proporciones de forma natural.

Potenciales beneficios 

Aunque no existe demasiada evidencia sobre el consumo de salvado de pasas de forma específica, si hay beneficios demostrado sobre el consumo de determinados nutrientes contenidos en el mismo.

Por ejemplo, la fibra: se aconseja un consumo diario de al menos 30 gramos diarios, pero se sabe que la mayoría de las personas no suele llegar a tal consumo. En este caso, una sola porción de salvado de pasas puede representar una quinta parte de dicho consumo. De hecho, el consumo de fibra aumenta la saciedad y mejora el control del azúcar en sangre, siendo ambos factores promotores de la pérdida de peso. Además, consumir suficiente fibra ha demostrado reducir el riesgo de enfermedad cardíaca, diabetes tipo 2 y otras enfermedades crónicas.

Respecto al contenido de micronutrientes, una porción de 60 gramos de salvado de pasas puede aportar una amplia variedad de los mismos (aunque, recordemos, de forma enriquecida).

De hecho, en algunos países como Estados Unidos, donde gran parte de sus habitantes no llegan al consumo mínimo recomendado de hierro, calcio y vitaminas A, C, D y E en su dieta, este tipo de cereales fortificados puede dar un empujón en la dirección adecuada en su dieta. Aunque, de nuevo, no es la forma ideal de consumirlos; pero es mejor que nada.

Inconvenientes

Por su parte, el salvado de pasas no está exento de inconvenientes: la mayoría de marcas tienden a enriquecerlos con una cantidad excesiva de azúcar y carbohidratos refinados. Actualmente, según las Guías Alimentarias de los Estados Unidos el azúcar añadido en los alimentos no debería superar el 10% de las calorías diarias totales. 

Por su parte, la Asociación Americana del Corazón (AHA) sugiere que las mujeres deberían limitar el consumo de azúcar a 25 gramos diarios, y los hombres a no más de 38 gramos diarios. Sin embargo, consumiendo salvado de pasas, es un poco complicado respetar dichos límites: una sola porción de 60 gramos aporta casi 20 gramos de azúcar.

Por ello, no es descabellado afirmar que algunas de las declaraciones sobre las supuestas propiedades saludables de este tipo de cereales no solo serían erróneas, sino también engañosas: poseen muchos micronutrientes esenciales, pero la cantidad de azúcar y carbohidratos refinados añadidos no compensan. Además, todo ello basándonos en una porción estándar, sin tener en cuenta que muchos individuos superan dichas porciones de forma habitual.

La mejor opción, siempre que se busque consumir cereales saludables, es buscar los que ofrezcan al menos 3 gramos de fibra y menos de 5 gramos de azúcar por cada porción estándar; y siempre verificar los ingredientes en el etiquetado, y contrastar las porciones siendo realistas.

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