Resulta raro que, a estas alturas de la película, alguien no esté al tanto de qué es la acrilamida. Ya saben, ese compuesto tóxico y "potencialmente carcinógeno" que se forma en algunos alimentos (principalmente aquellos que contienen grandes cantidades de almidón) cuando se fríen, hornean o asan y alcanzan determinadas temperaturas. Un contaminante que aparece tanto en los procesos industriales (a partir de los 120 grados y con baja humedad) como cuando hacemos unas patatas fritas, tostamos unas rebanadas de pan o rebozamos unas croquetas en casa.

Pues bien, la Comisión Europea publicó el pasado mes de noviembre unas nuevas recomendaciones para controlar la presencia de acrilamida que han pasado desapercibidas para el común de los mortales y que conviene tener muy en cuenta para reducir la presencia de este tóxico en nuestra dieta. Sobre todo, porque se amplía la lista de alimentos que conviene vigilar.

Hasta el momento, distintos organismos como la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), habían hecho especial hincapié en productos como las patatas fritas, el pan tostado o las galletas. De hecho, según la Aesan, las principales fuentes de exposición en adultos eran los productos derivados de las patatas fritas (un 49% de la exposición media); el café (34%); y el pan blando (alrededor de un 23%). También las galletas de desayuno, las galletas saladas o el pan crujiente en menor medida. 

En niños ocurre tanto o más de lo mismo. Los alimentos que más exponen a los pequeños a este potencial carcinógeno son los productos derivados de las patatas fritas (hasta un 51%). "El pan blando, los cereales de desayuno, las galletas y otros productos derivados de los cereales o de las patatas pueden contribuir hasta con un 25%", señala la Aesan. "Los pasteles y los productos de confiterías hasta el 15% para niños y adolescentes, y las patatas chips y los aperitivos el 11% en adolescentes". 

Dos nuevos escenarios

Ahora, la nueva Recomendación (UE) 2019/1988 establece dos nuevos escenarios, tal y como señala la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). "Por un lado reconoce que no dispone de datos suficientes sobre la presencia de este contaminante en los alimentos señalados en el Reglamento (UE) 2017/2158", señala. "Por otro, indica que no existe apenas información sobre los niveles de acrilamida en muchos otros alimentos donde también hay riesgo de que esté presente, por eso ha ampliado la lista de productos que deben ser vigilados", añade. 

¿Y cuáles son esos nuevos alimentos? La Comisión Europea ha pedido vigilar la presencia de acrilamida en cuatro grupos principales. En los productos elaborados a base de patata, se incluyen el rosti (un plato popular de la cocina suiza), las croquetas, las patatas duquesas y las patatas noisette, la cazuela de patatas, los guisos a base de patata y carne, y los guisos de patata y queso. 

De esta forma, el organismo también pide vigilar distintos productos de panadería como los panecillos (para hamburguesas, de trigo integral o de leche), el pan de pita y las tortilla mexicanas, los cruasanes, los donuts, las tortitas, las galletas crujientes fritas y los churros. También se recomienda prestar especial atención a productos elaborados con cereales como las galletas saladas a base de arroz, las galletas saladas a base de maíz, productos de aperitivo a base de cereales y el muesli tostado con miel.

Por último, la Comisión Europea también mete en este saco a las patatas vegetales o patatas fritas a la inglesa, los frutos de cáscara tostados, las semillas oleaginosas tostadas, la fruta seca, los granos de cacao tostado y productos derivados, las aceitunas en salmuera, los sucedáneos de café y los dulces de azúcar, caramelo y turrón

"Con esta nueva recomendación, la CE obliga tanto a las empresas alimentarias como a las autoridades competentes a controlar la presencia de acrilamida en muchos más productos", señala la OCU. "Los resultados obtenidos deberán ser remitidos a la EFSA con el fin de elaborar una única base de datos y, en el futuro, adoptar medidas adicionales para proteger la salud de los consumidores", finaliza. 

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