Habitualmente, en las analíticas realizadas por parte del médico de cabecera, se suele hacer hincapié en datos metabólicos como los triglicéridos (grasas) o el colesterol, cuyos niveles elevados representan un riesgo cardiovascular bien estudiado, que en ocasiones requieren de medicación para poder mantenerse bajo control. Sin embargo, existen individuos en claro riesgo que, además de no comer correctamente, tampoco toman adecuadamente la medicación cuando llegan al punto de necesitarla para sobrevivir.

Ese fue el caso de un hombre de 39 años de origen alemán, cuya sangre estaba tan saturada de grasa que sus médicos necesitaron extraerla manualmente para poder salvar su vida, según se desprende del informe del caso publicado recientemente en Annals of Internal Medicine.

Inicialmente, este hombre acudió al servicio de urgencias de su hospital de referencia por presentar nauseas, vómitos, dolores de cabeza y disminución del estado de conciencia. Destacaba el hecho de que sufría diabetes y precisaba de varios medicamentos para controlar su enfermedad, pero no los estaba tomando correctamente. Cuando llegó al hospital, perdió el conocimiento, y necesitó que le intubaran para poder respirar.

Niveles altos de triglicéridos

Cuando se le realizaron las pruebas pertinentes, se pudo objetivar que tenía unos niveles extraordinariamente elevados de triglicéridos, un tipo de grasa sanguínea, cuyos niveles jamás deberían superar los 150 mg/dL, siendo los niveles por encima de 500 mg/dL considerados como "de alto riesgo", y precisando medicación específica para disminuirlos, un tipo de fármaco denominado fibrato. En el caso de este hombre, sus niveles marcaban los 14.000 mg/dL, algo totalmente inusitado.

De hecho, sus triglicéridos en sangre eran tan altos que este líquido era de un color lechoso, y no del tono rojizo habitual, como comentaron los mismos autores del caso.

Estos niveles de triglicéridos pueden causar inflamación del páncreas o pancreatitis, una enfermedad que puede ser potencialmente letal. De hecho, a partir de los mencionados 500 mg/dL y sobre todo a partir de los 1.000 mg/dL, el riesgo de pancreatitis es muy elevado. En este caso, también se detectaron signos de sufrimiento pancreativo en la analítica del paciente.

Por otro lado, la analítica también reveló otros datos: el paciente también sufría cetoacidosis diabética, otra complicación potencialmente mortal, en este caso derivada de su mal control de la diabetes. Dicha complicación se produce cuando el organismo no produce suficiente insulina, la hormona que procesa el azúcar o glucosa sanguíneo, y no es capaz de hacer llegar dicho azúcar a las células para que puedan usarlo.

Cómo se salvó al paciente

Dados los extraordinarios niveles de triglicéridos en su organismo, los médicos pensaron en usar un proceso conocido como plasmaféresis, con el objetivo de filtrar la grasa sanguínea del paciente. Sin embargo, la máquina pronto se atascó debido a los niveles de grasa sanguínea.

Posteriormente, usaron otro método: sangrías. Extrajeron un litro de sangre del hombre y lo reemplazaron por glóbulos rojos y plasma de un donante, pudiendo así disminuir sus niveles de triglicéridos. Posteriormente repitieron el proceso, pero esta vez reemplazando la sangre por suero fisiológico.

Tras dos días, los niveles de triglicéridos del hombre fueron suficientemente bajos para poder realizar la plasmaféresis. Cinco días después, se le pudo retirar el tubo de respiración artificial, sin secuelas.

Según los mismos autores del trabajo, los niveles extremadamente altos de triglicéridos de este hombre podrían ser una consecuencia de varios factores: su elevada resistencia a la insulina, obesidad, una dieta inadecuada y un mal control de su diabetes.

De hecho, tanto los triglicéridos elevados como la situación de cetoacidosis diabética son signos de falta de insulina. Aún así, este paciente también sufría una mutación genética que le hacía más proclive a sufrir elevados niveles de triglicéridos en sangre, algo que también colaboró. Finalmente, uno de los medicamentos que tomaba para tratar su diabetes, un SGLT2, ha demostrado aumentar el riesgo de cetoacidosis, según datos de la FDA. Por tanto, aunque el caso es llamativo, hubo muchos factores que desencadenaron esta situación potencialmente mortal.

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