Las dietas para adelgazar están a la orden del día, incluso Tailandia puso a dieta a sus monjes budistas. En España la mayoría de la población ha realizado una dieta. De hecho, es probable que el lector de este artículo en algún momento de su vida haya decidido seguir algún tipo de régimen. 

Sitúese en el momento en el que decidió seguir una dieta para adelgazar y recuerde cuando fue al supermercado a comprar productos que en su mente consideraba saludables: fruta, verdura, pescado, embutido de pavo en lonchas... Estos probablemente serían algunos de los productos que decidió añadir a su cesta de la compra.

Uno de los elementos de esta lista es engañoso (como habrá deducido por el titular de esta noticia). Su nombre despista y en realidad no es tan sano como creemos. Se trata del pavo. De hecho, el típico pack de fiambre que compramos en el supermercado -sin fijarnos más allá de que pone pavo- tan solo contiene alrededor de un 60% de este ave, el resto son elementos añadidos que nada tienen que ver con este embutido y tampoco son saludables. 

¿Es sano el fiambre de pavo? Carmen Suárez

Algunos de estos fiambres de pavo en lonchas contienen azúcares, sal, elementos de la patata, leche en polvo, jarabes, proteína de soja y otros conservantes que poco tienen que ver con el animal. Estos sirven para dar textura, sabor y mantener el producto en las mismas condiciones durante más tiempo. 

En este sentido, Borja de la Maza, nutricionista deportivo, señala en conversación con EL ESPAÑOL, que "la creencia popular de que el embutido de pechuga de pavo es un alimento saludable no es cierta. Es un producto procesado que contiene una gran cantidad de sal por lo que habría que consumirlo con moderación".

Este diario ha recorrido seis supermercados y ha comparado 18 tipos distintos de packs de fiambre de pavo para analizar cuáles son los productos añadidos a estas lonchas y cuáles son los mejores. Una pista (más que obvia): la calidad se paga. 

Poca cantidad de pavo en los envases

Uno de los principales problemas (paralelo a la sal) es que la gente que consume estos embutidos no es consciente de la poca cantidad de pavo que contienen, explica De la Maza. De los analizados, el fiambre de pechuga de pavo que tiene un porcentaje menor de este animal es el Finas lonchas de marca Auchan (Alcampo) con tan solo un 45% de pavo. En contraposición, podemos encontrar la pechuga de pavo en lonchas de El Corte Inglés que tiene un 94% del ave.

Pero no nos dejemos engañar por el último tanto por ciento, ya que la realidad es que la mayor parte de los fiambres que se encuentran al alcance del bolsillo medio tiene alrededor de un 60% de este ave por cada 100 gramos de producto. En concreto, de los productos analizados la media de pavo por cada 100 gramos de producto se sitúa en un 64,83%.

Simplificando: ni es oro todo lo que reluce, ni es pavo todo lo que hay en estos packs. Así, estos datos arrojan que alrededor del 40% del producto del pack analizadono tiene que ver con el ave.  

Sal y azúcares añadidos

Uno de los elementos que comparten todos ellos es la sal, que para el nutricionista "es el mayor problema". "Este tipo de pavo no tiene especial interés nutricionalmente hablando y sin embargo aporta una enorme cantidad de sal", señala.

De hecho, la media total de sal de los productos analizados se sitúa en 2,03 gramos por cada 100 gramos de producto, lo que supone que un solo paquete de 200 gramos de estos embutidos aporta casi la cantidad máxima de sal recomendada por la Organización Mundial de la Salud.

Otro de los inconvenientes que descarta esa idea de que el fiambre de pavo es saludable son los azúcares libres que les han añadido. "En nuestra sociedad hay un consumo excesivo de azúcar que está relacionado con la epidemia de sobrepeso y obesidad que afecta a gran parte de la población mundial. Por tanto, es mejor evitar su consumo", ha explicado el nutricionista. 

Comparación marcas comerciales y marchas blancas.

Para establecer una comparativa entre los productos, hemos elegido dos paquetes de marca comercial que se comercializan en distintos establecimientos y otros de marcas que solo se comercializan en supermercados concretos.

Dentro de las marcas que se pueden encontrar en varios supermercados, El Pozo ofrece apenas un 55% de pavo en un envase de fiambre llamado Pechuga de pavo más jugosa. El resto son azúcares, sales y conservantes. Lo que más extraña de este pack es que contiene: leche en polvo, proteína de soja e incluso trazas de apio y huevo. Si es consumidor habitual: ¿sabía que un 45% de este producto no es pavo? Por su parte, Campofrío Fiambre de pechuga de pavo extrajugosa, solo tiene un 60% de pavo, mientras que los elementos restantes son: sal, azúcares y otros ingredientes confusos para el consumidor de entender. 

En cuanto a las marcas blancas, en el Fiambre de pechuga cocida de pavo de la marca Día solo la mitad es pavo como tal. El resto son otros ingredientes procedentes de las patatas (fécula), gelificantes, antioxidantes y otros tantos elementos, entre ellostrazas de soja. 

Pero no todas las marcas de supermercado tienen un índice tan bajo. La Pechuga de pavo al corte de Hacendado (Mercadona) tiene un 70% de pavo. Aun así, el 30% restante son productos como sal y azúcar; y otros conservantes (que tienen todos), pero que no se pueden considerar perjudiciales. 

Cabe destacar que hay que evitar criminalizar los aditivos de manera absoluta y la denominada quimiofobia. Estas sustancias ayudan a mejorar la higiene del producto y evitan que la gente enferme por contaminaciones de microorganismos.

Después de analizar el resto de embutidos, De la Maza concluye que "comparando los packs de pechugas de pavo de marcas comerciales con los de marcas blancas, no existen diferencias significativas en la sal añadida ni en la cantidad de pavo (tanto por ciento) que contienen".

Así, la pechuga de pavo en lonchas de la marca Frial tienen un 94% de pavo, al igual que la marca blanca de El Corte Inglés (que envasa Frial). El precio de ambos paquetes, en los que vienen cinco lonchas, es de alrededor de tres euros. "A la hora de elegir cuál comprar, deberemos escoger el que mayor porcentaje de pechuga de pavo contenga descartando aquellos que tengan menos de un 85%", señala.

"Mucha gente consume pechuga de pavo (embutido) porque la considera un alimento ideal para llevar una dieta saludable. Mi recomendación como nutricionista es que se sustituya por otra fuente proteica como las legumbres (hummus casero), huevos (duro o revuelto) o pescado y carne sin procesar. En los almuerzos de media mañana, meriendas o picoteos también podemos sustituirlo por fruta, frutos secos crudos o yogur natural sin azúcar", concluye .

Etiquetado confuso 

"El etiquetado de los alimentos tiene como principal objetivo facilitar la información del producto al consumidor. Sin embargo, debido a una amplia y confusa legislación, la industria alimentaria utiliza estrategias para enfocarlo a conseguir productos muy visuales y apetecibles, quedando la información relevante del alimento en un segundo plano", denuncia el nutricionista. 

"Muchas veces la industria alimentaria juega con los tamaños de las letras en los envases. Por ejemplo, en el caso del fiambre de pechuga de pavo, en algunos packs la palabra fiambre tiene un tamaño menor que el término pechuga de pavo. Esto puede inducir a error en el consumidor. En muchos casos pensará haber comprado pechuga de pavo, cuando en realidad ha adquirido fiambre de pechuga de pavo, embutido de mucha menor calidad", expone.

El dietista-nutricionista hace hincapié en que el pavo en sí, no es malo: "No tenemos que criminalizar el pavo. Su carne sin procesar es un alimento saludable que podemos incorporar en nuestra dieta”.

El fiambre recién cortado

El fiambre recién cortado de charcutería no tiene necesariamente por qué ser más sano que el comprado envasado. Así, hemos accedido a la lista de ingredientes de Campofrío y tan solo tiene un 52% del ave la pieza, frente al 60% analizado arriba de la mismas marca.

A pesar de que este fiambre de pavo recién cortado tenga una cantidad menor, marcas como Frial tienen la misma cantidad tanto en la pieza entera como en la envasada, un 94%.

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