El proverbio que recomienda "no quitarse el sayo" hasta el "40 de mayo", es decir, el 10 de junio, tiene que ver con la incertidumbre que deparan los meses finales de la primavera. En 2019 hemos podido comprobarlo fehacientemente: las primeras semanas del mes trajeron un primer episodio de altas temperaturas por una entrada de aire cálido que fue inmediatamente seguido de un desplome térmico, de hasta -17 ºC de un día para otro.

Durante la quincena final de mayo, las máximas diurnas han ido remontando después de la situación anómala en el continente que enfrió la Península Ibérica pero disparó el mercurio en el norte de Europa, Escandinavia e incluso el Ártico. Desde comienzos de semana, los valores que oscilan entre los 35 y 36 grados ya se dan en puntos del sur de España como Sevilla o Córdoba. Pero a partir del jueves y muy particularmente del viernes, las temperaturas "altas o muy altas", más propias del "mes de julio", alcanzarán a la práctica totalidad del país.

Según explica Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), vamos a experimentar un calor auténticamente veraniego, "que llega muy temprano". Las temperaturas se situarán entre 10 y 15 grados por encima de lo normal para esta época del año, favorecidas por una serie de factores: la ausencia de nubosidad y viento sumada al alargamiento de las horas de sol favorecen que la dorsal anticiclónica que se situará sobre Europa Occidental provoque un elevado calentamiento de la superficie terrestre.

"Las altas presiones se imponen y las temperaturas van a subir de forma clara", avanza Del Campo. El ascenso generalizado ya se estará produciendo a lo largo del jueves excepto en el sur peninsular, pero el valle del Guadalquivir no se librará de la flama por haberse producido ahí primero: los valores seguirán incrementándose poco a poco, informa Aemet, hasta alcanzar incluso los 38 ºC el domingo.

Durante el fin de semana, Madrid y Toledo en el centro peninsular registrarán 35 y 36 grados respectivamente, mientras que en Valladolid, Bilbao y en zonas del interior de Cantabria los valores subirán hasta los 34 grados. Temperaturas, en cualquier caso, superiores a la media para la época. "Incluso en algunas zonas un poco, digamos, extrañas", añade Del Campo, "como Galicia. Precaución entonces con los primeros calores fuertes del año". Así, destaca que los valores de temperaturas máximas en Santiago de Compostela van a estar "bastante por encima de lo habitual".

En las Islas Canarias también hará calor a partir del viernes, con máximas entre los 30 y los 32 grados en zonas de medianías que se extenderán hasta el lunes. Sin embargo, en la zona litoral del Mediterráneo no se prevé un "excesivo calor" a juicio de Del Campo debido a que soplará viento de Levante y a que el mar no ha alcanzado aún la temperatura propia del verano. Las máximas se moverán entre los 27 grados de Valencia y los 25 grados de Alicante.

¿Hora, entonces, de guardar en el desván la ropa de abrigo? Todavía el domingo se superarán los valores normales en Canarias, la Meseta y valle del Ebro, alcanzando los 34-36 grados en los valles del Ebro, Guadalquivir, Guadiana y Tajo. Pero empezarán el descenso en Galicia y Cantábrico, a lo que se sumará la posible entrada de un frente atlántico que mantendrá las probabilidades de precipitaciones en el extremo norte peninsular todavía el lunes.

Por tanto, aunque no se pueda confirmar el adelanto del verano por completo, el horizonte de aridez sí que plantea preocupaciones para los meses venideros. Los embalses están al 60,3% de su capacidad según datos del Ministerio para la Transición Ecológica: suponen diez puntos menos con respecto al año pasado, y cerca de trece en comparación con la media a diez años.

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