Las colillas de los cigarrillos contaminan más los océanos que las pajitas de plástico. Un estudio de la cadena estadounidense NBC revela que los restos del tabaco son el mayor contaminante creado por el hombre, por delante del instrumento utilizado a diario en todo el mundo para tomar bebidas.

Prueba de esta contaminación, provocada por los fumadores irresponsables, es la imagen tomada en St. Pete Beach (Florida, Estados Unidos). Se trata de un ejemplo más de cómo los seres humanos estamos destruyendo el medio ambiente. La fotografía, que se ha hecho viral en todo el mundo, muestra a una gaviota pico de tijera dando de comer a su polluelo la colilla de un cigarro. Alimentarse de estos restos, evidentemente, puede causar la muerte en muy poco tiempo del pequeño animal. Por no hablar de la posibilidad de que se asfixie y muera.

La triste imagen, que refleja la contaminación del mar, fue tomada por Karen Mason, vecina de Largo (Florida). "Por casualidad vi que le daba algo de comer al polluelo. Sabía que no era un pez, pero no podía decir qué era", explica Mason en su perfil de Facebook. En un principio no se percató de que se trataba de una colilla hasta que volvió a ver las fotografías horas después en su ordenador. Tras comprobar ese horror, decidió compartirlo en redes sociales. 

"Es hora de que limpiemos nuestras playas y dejemos de tratarlas como si fueran un cenicero gigante. Si fumas, por favor no dejes tus colillas tiradas", implora en la publicación.

La gaviota pico de tijera, también conocida como pájaro Skimmer o Rynchops niger, se encuentra en las regiones Neártica y Neotropical. En América del Norte, que se pueden encontrar en las costas atlántica y pacífica de los Estados Unidos.

4,5 billones de cigarrillos acaban en el mar

De los 6 billones de cigarrillos que se fuman en todo el mundo cada año, 4,5 terminan depositados en la naturaleza, según un informe sobre la presencia de colillas en espacios naturales, desarrollado por Libera, un proyecto impulsado por SEO/BirdLife en alianza con Ecoembes.

El problema reside en el material del que se fabrican estos filtros, y que se trata de un elemento condenado a ser desechado. La mayor parte de ellos están compuestos de acetato de celulosa, un material que puede tardar más de una década en descomponerse.

Para más inri, Thomas Novotny, profesor de Salud Pública de la Universidad de San Diego, explicó a la NBC que realmente los filtros no dan ningún beneficio para la salud sino que sirven como una herramienta de marketing que "aporta facilidad para fumar".

[Más información: La dramática fotografía que demuestra cómo se está derritiendo Groenlandia]. 

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