El 94% de los hogares españoles tienen microondas. Este electrodoméstico ayudó a dejar atrás los tiempos en los que para calentar cualquier cosa era necesario ensuciar cacerolas y encender la cocina de gas. El invento de Percy Spencer ha cambiado la vida de las personas, ahorrándoles tiempo, dinero y problemas de seguridad propios de otros métodos para calentar los alimentos.

A pesar de ser uno de los electrodomésticos más habituales en las cocinas de medio mundo, junto con la nevera, esconde algunos secretos que no son conocidos por el gran público. Estos son seis datos sobre el microondas que seguro que no conocías.

Calienta el agua del alimento

El funcionamiento de un horno microondas se basa en la propiedad de polaridad del agua. Mediante la exposición a ondas con protones expulsados y vueltos a recibir por el magnetrón a una frecuencia de 2.400 millones de veces por segundo, se produce una vibración de las moléculas de elemento.

Cuando el alimento no está congelado, y estas moléculas se encuentran en un estado líquido, la alta temperatura viaja entre unas y otras, trasladando el calor a todo el plato. El electrodoméstico emite ondas con una frecuencia de resonancia de 2,45 GHz. Esto se debe a que cualquier aparato que utilice un sistema de ondas debe estar registrado, y pagar una especie de canon por su exclusividad, ya que unas y otras frecuencias pueden interferir entre ellas. Sin embargo, esta frecuencia es gratuita y no afecta a otros aparatos.

Se descubrió por error

El descubrimiento de la propiedad de las ondas magnéticas para hacer que las moléculas se muevan generando calor se descubrió de forma casual. En 1946, Percy Spencer estaba utilizando un magnetrón, que servía para dotar a un radar de la energía necesaria para su funcionamiento.

Tras ponerlo en marcha, Spencer descubrió que un alimento que tenía en el bolsillo se derritió completamente. Así descubrió el proceso que sirvió de base para construir los primeros microondas.

En un principio, estos tenían un precio elevado, por lo que sólo eran utilizados en restaurantes. En la década de los 70 comenzó a venderse de forma masiva en Japón y en los 80 llegó a Europa y al continente americano.

Lo primero en calentarse fue una chocolatina

El primer alimento en calentarse gracias a las ondas fue una chocolatina. Percy Spencer la tenía en su bolsillo y tras un tiempo manipulando el magnetrón de un radar, descubrió que estaba derretida.

Posteriormente, acercó al magnetrón palomitas de maíz. El ingeniero descubrió que también se cocinaban. Volvió a repetir el proceso con un huevo. Sin embargo, éste explotó por la excesiva presión que se había generado en su interior.

No es cierto que destruya nutrientes de la comida

Un estudio realizado por investigadores del Instituto de Ingeniería de Procesos Alemán desmiente el mito de que calentar algunos alimentos con el microondas hace que se pierdan más nutrientes que mediante otros métodos.

En concreto, los científicos calentaron espinacas, zanahorias y pimientos con un microondas y probaron a hervir estos mismos alimentos. Posteriormente los analizaron. Teniendo en cuenta parámetros como la masa del producto, su movilidad en el campo de microondas y la geometría física sobre la temperatura alcanzada, concluyeron que las ondas eran menos perjudiciales para la conservación de los alimentos que el método tradicional.

Encender el microondas vacío sí es peligroso

El electrodoméstico está preparado para interactuar con las moléculas de agua. Si se activa sin nada dentro o con un alimento que no tenga agua, como arroz crudo o pasta, las ondas rebotarán y volverán a la zona superior, donde se producen.

A largo plazo, esto puede dañar el magnetrón, y si se hace de forma repetida o durante mucho tiempo el microondas no calentará más.

¿Qué ocurre cuando se calienta un metal?

Cuando se introduce un metal en el interior de un microondas, este funciona como un espejo. El objeto hace rebotar todos los protones de vuelta al magnetrón. Si se hace durante un tiempo determinado, el aparato dejará de calentar.

Además, cuando se introduce un metal en su interior, pueden producirse chispas e incluso llamas. Esto se debe a que la corriente eléctrica en los metales tiende a acumularse en los bordes, y una vez ahí viaja de un borde a otro, generando un arco eléctrico. Esto ocurre cuando se introduce un tenedor o un trozo de papel de aluminio.

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