Cuando llega la navidad, algunos científicos hacen un paréntesis en sus investigaciones para dedicarle unas horas a cuestiones curiosas que pueden analizarse desde un prisma científico. El personaje de Santa Claus, Papá Noel o San Nicolás, por su popularidad y cercanía con el público, les llama mucho la atención.

"Pensamos que el humor es una buena forma de intentar hacer llegar a los lectores un tema sobre el que no suelen leer", comenta a EL ESPAÑOL Sebastian Straube, director del departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de Alberta (Canadá). En un artículo publicado en la revista Journal of Occupational Medicine and Toxicology, Straube y el resto de autores estudian el trabajo de Santa Claus desde el punto de vista de la salud ocupacional –que trata de promover y proteger la salud de los trabajadores–.

La investigación analiza diferentes aspectos del trabajo de Papá Noel y concluye que no son beneficiosos para el anciano. "Algunos son preocupantes, como los viajes, los turnos de trabajo, las horas extra y la sobrecarga", enumera Straube.

El trineo, por ejemplo, no cuenta ni con cinturones de seguridad ni con airbags. La copa de brandy que tradicionalmente se le dejaba en las casas a Santa para que se tomara un respiro en su ajetreada noche está completamente fuera de lugar, pues ni él puede conducir borracho.

Arrastrar un saco lleno de regalos es una carga para cualquier anciano. Gustav Klimt

El artículo detalla que el vehículo tampoco cuenta con radio ni con sistemas que identifiquen el denso tráfico aéreo de todo el planeta; tan solo se mueve siguiendo la intuición de los renos, con la nariz roja de Rudolph a la cabeza, algo que no parece lo más efectivo para evitar colisiones.

Un trabajador a turnos

Otro problema laboral de Santa Claus es su estacionalidad: solo en navidad. El estudio denuncia que es el claro ejemplo de un trabajo a turnos con jornadas mayores de ocho horas. "La mayor parte del año no tiene empleo. Como médicos ocupacionales animamos a nuestros pacientes a que trabajen. El empleo, en general, es bueno para la salud", sostiene el experto.

Según los autores, el sobrepeso y la afición al tabaco de Santa podrían estar relacionados con este desempleo durante la mayor parte del año, lo que supone un riesgo para su salud cardiovascular. Tampoco le ayudan los miles de kilogramos de galletas y litros de leche que ingiere en una sola noche.

Otra cuestión es el jet lag que está obligado a sufrir del 24 al 25 de diciembre. El estudio refleja que, teniendo en cuenta las 24 zonas horarias que atraviesa esa noche, Papá Noel trabaja 36 horas seguidas. Una jornada laboral estresante para cualquiera.

Los médicos recomiendan a Santa Claus que se retire a descansar. Roadsidepictures

"El estrés es un factor preocupante aunque tendríamos que preguntarle a Santa si realmente se siente estresado", puntualiza Straube. El calor también influye a la hora de experimentar estrés. Teniendo en cuenta que pasa del Polo Norte a Hawái en una noche y que tiene que colarse por chimeneas muy estrechas cargado de regalos, su cálido traje, gorro y botas no parece que se adapten bien a todos los ambientes de trabajo.

La hora de la sucesión

La salud mental también es importante para cualquier trabajador y Santa no es menos. El estudio advierte que la lista interminable de regalos que tiene que revisar constantemente podría provocarle un trastorno obsesivo compulsivo.

Y eso por no hablar del lugar de trabajo previo a la noche navideña. Los elfos, esos seres diminutos con orejas alargadas, son los encargados de producir los millones de regalos que reparte. Si Papá Noel pasa alguna vez por la fábrica, tiene que avanzar agachado, lo que daña su salud musculo-esquelética.

En vista de todos estos factores y teniendo en cuenta que es un anciano, los médicos le aconsejan que se jubile. "Los niños de todo el mundo estarían destrozados pero Santa lleva haciendo este trabajo una buena temporada. Pensar en la sucesión podría ser una buena idea", propone Straube.

Un trineo robótico moderno para un nuevo Papá Noel. Amanda Taylor

Una opinión que comparte el geriatra John E. Morley, de la Escuela de Medicina de la Universidad Sant Louis (EEUU). En un artículo de opinión titulado ¿Es hora de que Santa Claus se jubile? que publica la revista JAMDA, Morley y Amanda Taylor, la coautora, afirman que Papá Noel es una de las mayores amenazas para la salud pública del mundo. Su sobrepeso, afición al tabaco y edad más que avanzada para seguir trabajando (entre 153 y 193 años calculan en el estudio) no son un buen ejemplo.

"La razón por la que debería retirarse es que es un modelo negativo para los niños. Prohibimos anuncios de tabaco y estamos intentando educar a la gente para que no sea obesa, pero tenemos a una persona que tiene todos estos malos comportamientos y es un héroe popular", aduce Morley a EL ESPAÑOL.

Los 'Santa Drones'

Todos estos factores de riesgo aumentan la probabilidad de que Santa sufra apnea del sueño, artritis, diabetes, presión arterial alta, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. En opinión de los autores, Papá Noel debería ser reemplazado por una flota de drones, encargados de dejar los regalos en las chimeneas o puertas de las casas.

Los renos no serían necesarios, porque el trineo iría equipado con navegación GPS y una luz roja frontal reemplazaría a la nariz colorada de Rudolph.

Un reno con cámara térmica. Can Ince

En caso de que hiciera falta una persona para coordinar todo el trabajo, Morley y Taylor apuestan por alguien delgado, que coma muchas ensaladas, frutas y aceite de oliva, que no fume y que esté habituado a las innovaciones tecnológicas para evitar daños. Por eso, proponen que lleven una mochila propulsora para entrar con facilidad por cualquier chimenea.

A Santa le recomiendan que se retire a una vida tranquila en su casa del Polo Norte. Allí podrá utilizar un exoesqueleto para caminar mejor, una cuchara electrónica que le evite los temblores de la mano debido a su avanzada edad y tendrá la compañía de un auxiliar de enfermería para ayudarle en todo momento.

Un estudio anterior publicado en el número especial de navidad de la revista British Medical Journal (BMJ) defendía la misma idea: Santa Claus no es buen modelo de salud pública. Los autores ponían el foco en las multinacionales que están detrás, recordando que el Papá Noel que conocemos hoy fue llevado a la fama por Coca Cola en un anuncio de 1930.

Anuncio navideño de Coca Cola con Santa Claus en 1931. Haddon Sundblom

"Los estudios sobre festividades de este tipo son importantes porque tenemos que ser conscientes de cómo las multinacionales cooperan para vender productos que no son saludables para nuestros hijos", subraya a EL ESPAÑOL Nathan J. Grills, profesor de Salud Pública de la Universidad de Melbourne (Australia), quien también ha escrito artículos sobre las fiestas de Halloween y Pascua.

Habla el médico de cabecera

En la misma revista, también en el especial navideño pero de un año después, Quentin Shaw escribía un artículo afirmando ser, ni más ni menos, que el médico de Santa Claus. Aunque el Consejo Médico General (GMC por sus siglas en inglés) impide revelar información confidencial de los pacientes, Shaw contaba con el visto bueno de Papá Noel para poder hablar de lo que pasaba en sus consultas.

Shaw recuerda que fue en 1991 cuando un anciano llamado Nicolás S. Claus acudió al centro de salud Stirchley Medical Practice (Reino Unido), donde él trabaja. "La crisis bancaria y aseguradora significa que su pensión, al ser trabajador por cuenta propia, no vale tanto como pensaba en un principio así que tiene que seguir trabajando. Está muy preocupado por el efecto del brexit en sus planes de pensiones", afirma Shaw a EL ESPAÑOL.

Como su médico de cabecera que es, asegura que la salud de Santa es "sorprendentemente buena", gracias a una serie de cambios que ha ido introduciendo en sus malos hábitos. Por ejemplo, ha dejado de fumar, ya no bebe mientras reparte regalos y trata de comer alimentos bajos en grasas y en azúcares.

Según Shaw, Santa Claus está casado y su mujer se ha vuelto vegetariana, lo que es una buena influencia para él. Ha dejado de cocinar con grasas animales y usa aceite de oliva. Además, toma medicamentos para controlar el colesterol, la presión arterial y la diabetes. Para tratar su obesidad están valorando la cirugía bariátrica.

El médico nos cuenta que Papá Noel ha hecho caso a los diferentes artículos que aparecen en este reportaje y ya tiene GPS en su trineo y algunos drones que le ayudan a repartir los regalos, por lo que su espalda se resiente menos. Un avezado elfo que le acompaña en el trineo le ayuda a superar la brecha tecnológica.

Dejando a un lado la fantasía, lo que animó al facultativo a escribir este artículo en BMJ fue tratar de mostrar la parte de la medicina más cercana al paciente. Enseñar, con un personaje entrañable, "cómo los pacientes necesitan tener un médico que los conozca y los trate teniendo en cuenta su estilo de vida, creencias y preferencias personales", señala.

La nariz roja de Rudolph

Por alusiones, Rudolph y su enrojecida nariz cierran este reportaje. Un estudio publicado también en el especial navideño de BMJ demostró que la nariz roja del reno tiene una doble función: evitar que esta se le congele en ambientes helados y regular la temperatura cerebral del animal.

Con ayuda de un vídeomicroscopio de mano diseñado por Can Ince, autor principal del estudio, los investigadores pudieron analizar la microcirculación en las cavidades nasales de dos renos adultos, previamente anestesiados, y compararon los resultados con los de tres adultos sanos y uno con pólipos nasales. Lo que descubrieron es que estos animales tienen un 25% más de vasos sanguíneos en la nariz que los humanos.

Reno de la región ártica noruega que muestra coloración rosada en la punta de la nariz. Kia Krarup Hansen

"También hemos demostrado que cuando corren, sus narices se calientan porque aumenta la circulación en esa zona, según medimos con cámaras termales. Por eso la nariz se les pone de color rojo", explica a EL ESPAÑOL Ince, que es médico de Cuidados Intensivos en el Centro Médico Erasmus (Países Bajos).

Más allá de que parezcan estudios curiosos que hacen reír, los científicos defienden que estos trabajos, en los que se mezcla la investigación científica con personajes populares como Santa Claus o Rudolph, consiguen acercar los avances de sus laboratorios a la sociedad.

El deseo (navideño) de cualquier científico.

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