J. Rodríguez
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Aunque ahora parece increíble, hubo un tiempo en el que el cocinero Paco Roncero llegó a pesar 112 kilogramos. Todo cambió el día en el que su médico le habló de su grasa visceral, que se agarra a los órganos y es la que aumenta el riesgo de enfermar.

No sólo adelgazó 40 kilos en pocos años, sino que pasó de no hacer nada de deporte a, en tan sólo un año, correr la maratón de Nueva York. Así lo explicaba en una entrevista para el Magazine de El Mundo en el año 2010. Correr cambió su vida.

El primer día que Roncero se propuso correr sólo aguantó ocho minutos, llevaba 14 años sin hacer ejercicio físico, y al año siguiente superó los 42 kilómetros que componen una maratón. Tardó cuatro horas y 23 minutos en recorrerlos.

Paco Roncero ahora tiene 56 años y mantiene su físico, el éxito de su adelgazamiento reside en que los cambios que introdujo entonces pasaron a conformar su estilo de vida. No sólo salía a correr, sino que contrató a un entrenador personal.

Combinó el ejercicio aeróbico de la carrera con ejercicio de fuerza en el gimnasio y empezó a reservarse dos horas al día para hacerlo. Y, de hecho, es una de las celebridades que ha aceptado el reto de posar en la portada de la revista Men’s Health.

Fue el deporte lo que a Roncero le permitió bajar de peso y es que combinó el atletismo, con la natación y la musculación, según El Mundo. Y esto le permitió no tener que hacer una dieta estricta ni una dieta milagro para perder peso.

"Los cocineros tenemos unos hábitos bastante malos a la hora de comer, no por la calidad, claro, pero sí por los horarios y porque muchas veces la profesión obliga a pasarse. Yo he llegado a comer tres veces y a cenar otras tres para probar más restaurantes", confesó.

Sin restricciones

Sí, explica que tiene que mantener de vez en cuando esta parte de su profesión, pero advierte de que, en general, ha procurado poner orden en las comidas de su día a día. "No creo en las dietas, creo en la coherencia", dijo en un evento, según Lecturas.

"Bastante tienes con el trabajo, con la familia y con los problemas del día a día como para tener que estar poniéndote límites a algo tan rico como nuestra gastronomía y nuestros productos", añadió el cocinero.

Asegura que él no se pone límites, pero sí procura hacer deporte y tener habitualmente un plan alimenticio coherente. Y lo mejor es que en todas las entrevistas que ha concedido desde su pérdida de peso mantiene este mismo discurso.

En la entrevista que concedió a El Mundo confesó que en el desayuno se ponía “ciego”: zumo, yogur, avellanas, papilla de avena, plátano, café con leche, tostadas con tomate y aceite. Por la mañana el cocinero realiza ejercicio físico y confía en quemarlo todo.

Después a la hora de la comida come lo que toque: "Como, y con pan, lo que haya; si hay lentejas, pues lentejas; si cocido, pues cocido; si pasta, pues pasta". Por la noche cena proteínas, como pescado o pollo con verdura, pero deja los carbohidratos para la mañana.

Y, ahora bien, entre estas tres comidas mete dos tentempiés para mantener activo el metabolismo. Los chefs, además, viven rodeados de comida y evitar sentir hambre puede ser un truco efectivo para no caer en la tentación de picar más de la cuenta.

"Considero que llevo un estilo de vida saludable que me hace encontrarme muy bien, con mucha energía, me siento mucho más feliz y a gusto conmigo mismo. He perdido mucho peso, pero lo noto más en la talla que en la báscula", cuenta.