El número de personas que se declara bisexual se ha triplicado en los últimos 30 años. Esa es la conclusión a la que ha llegado una investigación publicada en The Journal of Sex Research y que ha analizado la evolución de esta orientación sexual entre 1989 y 2021. Como identifican los autores, el incremento es el reflejo de que sociedades más abiertas y tolerantes contribuyen a cambios en las relaciones sexuales y amorosas.

El estudio, que ha contado con datos de 34.524 individuos estadounidenses, ha registrado tres puntos de inflexión por ciclos. Así, mientras que entre 1989 y 1994 el porcentaje de personas que se identificaba como bisexual se colocaba en un 3,1%, entre 2012-2018 esa cifra había evolucionado a un 9,3%. Desde esa fecha, el número tan sólo creció 0,3 puntos porcentuales, hasta un 9,6%.

Como punto relevante, el trabajo destaca que las mujeres son más tendentes a identificarse como bisexuales que los hombres, con un 3,7% frente a un 1,2%, lo que viene a corroborar eso de que la sexualidad en ellas suele ser más fluida que la de ellos.

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Así lo expuso una conocida investigación de 2016 publicada en la Journal Personality and Social Psychology, que examinó la dilatación de la pupila (un indicador de excitación) de hombres y mujeres ante imágenes sexuales de ambos sexos. Aquellas que se etiquetaban como heterosexuales experimentaron con frecuencia excitación al ver escenas lésbicas.

Según el trabajo, una de las explicaciones puede ir en la línea de que los hombres han estado influidos durante décadas por ideas tóxicas de la masculinidad, algo que todavía lastraría su fluidez en cuanto al sexo y al amor se refiere. También conecta con las conclusiones de la investigación actual. Como demuestra, el cambio viene percibido sobre todo por los más jóvenes. Según sus datos, hasta el 6% de las personas entre 18 y 29 años se declara bisexual, mientras que tan sólo lo hace un 2% de la población superior a 40 años.

La generación menos heterosexual

Los autores consideran que la muestra es representativa de toda la población occidental, por lo que la progresión se puede extrapolar a países como el nuestro. En España, no obstante, no se dispone de un trabajo similar, aunque desde la Covid, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) elabora la Encuesta sobre relaciones sociales y afectivas en tiempos de pandemia de la Covid-19. En su primera edición (mayo-junio 2021) cifraron en un 2,3% el número de personas que se declaraba bisexual. En la última, marzo de 2023, ese porcentaje ya había crecido hasta el 3,7%.

Además, en España, la bisexualidad copa las cotas más altas entre los 18 y 24 años (16%), se mantiene alta entre los 25 y los 34 (9%) y pega el bajón a partir de esa edad, pasando a un 2,4% que se va reduciendo poco a poco.

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La generación Z se convierte en la menos heterosexual de la historia, algo que ya había apuntado hace apenas unos meses un análisis llevado a cabo por la consultora Gallup. Muy parecido a España, en ella se eleva hasta un 13,1% la proporción de centennials que se declaran bisexuales.

Años de nacimiento de cada generación: Generación Z (1997-2004), Millennials (1981-1996), Generación X (1965-1980), baby boomers (1946-1964), Generación Silenciosa (1945 y anteriores). Basado en datos agregados de 2022. Gallup

Que sean ellos los que lideran el cambio se enmarca en la explicación que aportan los autores de la investigación: la liberalización de las actitudes hacia las relaciones entre individuos del mismo sexo ha ido acompañada de cambios en las orientaciones sexuales. Como ya determinó un estudio publicado en la revista Science, sólo se han localizado cinco variantes genéticas correlacionadas con el comportamiento homosexual y, además, con influencia mínima. Aunando sus efectos, tan sólo explicaría menos del 1%.

Problemas de salud mental

A pesar de este clima de aparente tolerancia y de que el número de personas bisexuales supera a los de gays y lesbianas, esta es la comunidad que más problemas de salud mental presenta. Lo demostró una revisión de 52 estudios publicada también The Journal of Sex Research. Según sus datos, tenían cotas más altas de depresión y ansiedad que los heterosexuales tasas más altas o equivalentes de estos problemas que aquellos que se identificaban como homosexuales.

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En base a otra investigación, publicada en una de las cabeceras de Nature, estos problemas pueden derivar de lo que se denomina "invalidación de la identidad", es decir, de la idea de que su sexualidad se ignora o que, directamente, no es válida. De hecho, el trabajo encontró que gran parte de la discriminación que siente este colectivo a menudo proviene de homosexuales.

Esta negación de la identidad es lo que haría que las personas bisexuales sean menos propensas que gays y lesbianas a revelar su identidad sexual entre sus conocidos, ocultación que alimentaría sus problemas de ansiedad.