La efectividad de las mascarillas como herramienta para frenar la expansión del coronavirus Sars-CoV-2 ha sido motivo de enfervorecidos debates entre los expertos durante el transcurso de la pandemia. La OMS, que en un principio sólo recomendaba llevarlas si cuidábamos de personas con riesgo de contagiarse, si teníamos síntomas de Covid-19, o si pertenecíamos a un colectivo de riesgo, ha acabado avalando su uso de forma generalizada entre la población. Ahora, un curioso estudio científico publicado por el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) demuestra hasta qué punto pueden combatir la propagación del virus.

Nos encontramos en una peluquería de Springfield (Misuri, Estados Unidos) a mediados del mes de mayo. Una de las trabajadoras, que hasta ese momento no había experimentado síntomas la enfermedad, contagia el virus a una compañera durante un descanso de la jornada laboral en el que no llevan la mascarilla. Ésta última también acabará desarrollando los síntomas tres días después y dando positivo en la prueba PCR. Hasta aquí, el típico caso de contagio que se produce en un entorno laboral cuando no se guarda la distancia.

El quid de la cuestión es que estas dos peluqueras, que siguieron trabajando durante varios días con los síntomas de la enfermedad y a la espera del resultado de las PCR, no transmitieron la enfermedad a los 139 clientes que atendieron durante los siguientes ocho y cuatro días que estuvieron en el salón cada una de ellas. ¿Cómo? Gracias a la utilización de las mascarillas por ambas partes. "Un total de 139 clientes fueron atendidos directamente por las estilistas A y B desde el momento en que desarrollaron los síntomas hasta que se retiraron del trabajo", se puede leer en el trabajo de investigación. 

"Después del seguimiento de los contactos durante dos semanas, no se identificaron síntomas de Covid-19 entre los 139 clientes expuestos o sus contactos secundarios", revela el estudio. "La ordenanza de la ciudad [de llevar mascarillas] y la política de la compañía podrían haber jugado un papel en la prevención de la propagación del Sars-Cov-2 durante estas exposiciones", añaden los investigadores, que señalan que además se hicieron pruebas para comprobar la ausencia de enfermedad a un total de 67 clientes que se presentaron voluntarios. 

Justo en el momento que se confirmó el doble positivo de las trabajadoras, las autoridades sanitarias pidieron a los 139 clientes que se pusieran en cuarentena durante 14 días y se realizó un seguimiento de su evolución con llamadas o envío de mensajes diarios. "Las pruebas se ofrecieron a todos los clientes cinco días después de la exposición o tan pronto como fue posible tras comenzar el rastreo de contactos".

El seguimiento realizado por las autoridades sanitarias y los investigadores del CDC revela que los clientes, cuya media de edad es de 52 años, estuvieron en el salón entre 15 y 45 minutos. Además, 49 de ellos utilizaron mascarillas de tela, 48 usaron mascarillas quirúrgicas, cinco llevaban mascarillas N95 y dos desconocían el tipo de cubrebocas que llevaban puesto. 

Asimismo, durante la investigación, los rastreadores pudieron comprobar que el entorno cercano de una de las peluqueras sí acabó contagiándose. "Los cuatro contactos del estilista A desarrollaron síntomas y tuvieron resultados positivos en la prueba de PCR para Sars-CoV-2. Estos contactos eran el marido cohabitante de la estilista A y su hija, su yerno, y su compañero de cuarto, todos los cuales vivían juntos en otro hogar. Ninguno de los contactos de la estilista B se volvió sintomático". 

El estudio concluye que "las medidas impuestas por el Gobierno municipal y por la propia empresa fueron probablemente factores importantes a la hora de prevenir la expansión del Sars-CoV-2 durante la interacción entre clientes y peluqueras". La investigación refuerza así la efectividad de las mascarillas para evitar la propagación del virus incluso en entornos cerrados y sin la debida distancia social.