Son muchas las incertidumbres que aún se ciñen sobre el coronavirus Sars-CoV-2, el patógeno que ha puesto en jaque la salud de millones de personas en todo el mundo y que también amenaza la economía mundial con la llegada de una crisis sin precedentes. España comienza a ver la luz al final del túnel y el Gobierno afronta las primeras medidas de desescalada. Sin embargo, lejos de abrazar certezas, el Ejecutivo tiene un horizonte plagado de interrogantes. Cuándo y cómo podrán reanudar su actividad los bares y restaurantes de nuestro país es una de ellas.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, anunciaba este mismo miércoles que el Ayuntamiento de la capital trabaja en un plan de desescalada propio de cara al verano. En el mismo se contempla la ampliación de las terrazas de algunos negocios, reducir los aforos o la instalación de mamparas protectoras. Sin embargo, ¿qué pasa con aquellos bares que no tienen terraza? ¿Y con las discotecas? Un estudio realizado por investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en un restaurante de la ciudad de Guangzhou (China) advierte ahora de un peligro que no se había tenido en cuenta hasta ahora: el aire acondicionado.

Los hallazgos publicados en la revista Emerging Infectious Disease son sorprendentes y ponen sobre aviso a las autoridades sanitarias ante lo que pudiera ocurrir. El trabajo explica cómo entre el 26 de enero y el 10 de febrero un brote de coronavirus causado por un paciente asintomático acabó afectando a nueve sujetos más de tres familias distintas. Cuando decidieron analizar cuál había podido ser el origen, el personal médico que reconstruyó los pasos de los infectados encontró un nexo en común: todos ellos habían coincidido en el mismo restaurante días atrás.

"El 23 de enero de 2020, la familia A viajó desde Wuhan a Guangzhou. El 24 de enero, el paciente bautizado como A1 almorzó con miembros de su familia en el restaurante X. Otras dos familias, B y C, se sentaron en las mesas colindantes en el mismo restaurante", se puede leer en la investigación en la que se omiten tanto el nombre de los afectados como el del restaurante. "Más tarde, ese día, el paciente A1 experimentó la aparición de fiebre y tos y fue al hospital. El 5 de febrero, otros nueve sujetos (cuatro miembros de la familia A, tres miembros de la familia B y dos miembros de la familia C) habían enfermado con Covid-19". 

Para entender cómo pudo ocurrir, los científicos se desplazaron hasta el restaurante de cinco plantas, con aire acondicionado y sin ventanas en el que se produjo el contagio. Allí reconstruyeron la escena de lo ocurrido en la tercera planta del local, como si de detectives se tratase. Así, analizaron cuánto tiempo habían permanecido en el restaurante los infectados, cómo se habían sentado los comensales en las distintas mesas, y qué distancia de separación había entre las mismas (apenas un metro).

Ubicación de las mesas y comensales en el restaurante chino del contagio.

Según los investigadores, ese mismo día, unas 91 personas entre clientes y empleados deambularon entre las 15 mesas de la tercera planta del restaurante. Sólo se contagiaron 10. Ni los camareros ni otros 73 comensales, todos ellos "contactos cercanos" que fueron puestos en cuarentena, no desarrollaron síntomas durante los 14 días pertinentes. ¿Qué pudo ocurrir? La transmisión de partículas del virus a través de la recirculación aire acondicionado es, según los investigadores, la clave.

"La transmisión del virus en este caso no puede explicarse sólo por la transmisión de gotas", señala el estudio. "Las gotas respiratorias más grandes (más de cinco micras) permanecen el aire un corto periodo de tiempo y viajan sólo distancias cortas, generalmente menos de un metro". La distancia que había entre el paciente asintomático y el resto de infectados fue de más de un metro, por lo que los científicos concluyen que "un fuerte flujo de aire" procedente del aire acondicionado pudo haber propagado las gotitas vaporizadas hasta el resto de mesas, que se encontraban en línea recta, provocando así el contagio. 

"Las gotas pequeñas en aerosol cargadas de virus y de menos de cinco micras pueden permanecer en el aire y viajar largas distancias de más de un metro", explican en el estudio. "Concluimos que en este brote, la transmisión de gotitas fue provocada por la ventilación con aire acondicionado. El factor clave para la infección fue la dirección del flujo de aire", dicen los investigadores.

El trabajo abre un nuevo frente a la hora de plantear la desescalada y la apertura de bares y restaurantes. Los investigadores del CDC, que señalan que el estudio tiene limitaciones al no haberse realizado un diseño experimental del mismo, recomiendan "fortalecer la vigilancia de monitoreo de temperatura, aumentar la distancia entre las mesas y mejorar la ventilación" en los restaurantes. La cuestión es si estas medidas serán suficientes para evitar una nueva oleada de contagios en un país como el nuestro, en el que durante el verano los termómetros pueden llegar a alcanzar los 40 grados de temperatura. 

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