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Vivir

Diego y su peculiar manera de vivir las Fiestas de Valladolid

29 agosto, 2017 22:01

Sarna con gusto no pica, dicen. Esta frase puede ser acuñada perfectamente por Diego Diez, un joven vallisoletano, operario de producción en una conocida multinacional, que vivirá estas Ferias y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo alternando su trabajo con colaboraciones en la Casa de Zamora, que se ubicará en el recinto ferial.

A sus 29 años, Diego nos cuenta que desde la Federación de Casetas Regionales ya están llevando a cabo el montaje de las mismas para que todo esté listo el sábado, momento en el que se pondrá el “mono de trabajo” por partida doble para vivir este periodo festivo de una manera distinta pero igual de gratificante.

Una forma diferente de vivir las Fiestas

Diego suma ni más ni menos que diez años desde que, por primera vez en 2007 y junto a su novia Tamara, colaborara en la Casetas Regionales por iniciativa de “una amiga de una amiga que nos comentó esta forma de vivir las Fiestas, nos gustó, y ahí seguimos sumando años con una sonrisa en la cara”.

El colaborar en el recinto ferial durante fiestas puede ser visto por muchos como un castigo, sin embargo para este joven vallisoletano pasa por ser una actividad “de la que disfrutar” y para la que solo hace falta “tener ganas”, bueno, eso y además “pertenecer  a la Casa Regional en cuestión siendo socio y pagando una cuota anual”.

El caso de Diego es doblemente llamativo porque alternará su trabajo diario con esta colaboración con el fin de “pasárselo bien” y de interactuar, como camarero, con las personas que acuden hasta el párking del Estadio José Zorrilla para degustar los mejores productos de cada Comunidad.

El dinero no lo es todo

“Lo que me llena a la hora de colaborar en casetas durante las Fiestas, a pesar de trabajar también en mi día a día y el cansancio, es el hecho de conocer gente, pasarlo bien y el ambiente que tenemos dentro de la caseta cada año. Somos gente de todas las edades, desde los 16 a los 70 y nos llevamos muy bien”, asegura.

Diego nos cuenta que en la Casa Zamora, donde colabora “no se percibe ningún dinero” y a cambio de dicha colaboración y con la finalización de las fiestas llevan a cabo “un viaje con los gastos pagados por distintos puntos de la geografía española”, en el que intentan cuadrar un fin de semana en el que todos los miembros de la misma puedan gozar de un par de días de buen ambiente y diversión.

Además, añade que las Secciones de Juventud “organizan gymkanas en el recinto ferial que funcionan como unas olimpiadas con distintas pruebas” y asevera que al final de las semana se “establece un podio” con las casetas ganadoras que reciben sus respectivos premios como aliciente. Esto, sumado también a la Feria del Folklore, acaba siendo un reclamo para que los propios colaboradores de las Casetas Regionales se lo pasen en grande.

Rondas, trueques y diversión

Las “rondas” son uno de los secretos mejor guardados de los colaboradores de casetas, momento en el que “todos los jóvenes que se encuentren tomándose un respiro, ponen un dinero de bote para ir de Casa en Casa regional bebiendo chupitos y comiendo los postres típicos de cada caseta”.

Los trueques entre Casas son también muy típicos y en ellos “se intercambian productos conocidos de cada casa” consiguiendo “hacer amistades” y “probar todos los productos y platos típicos de la mayoría de las Comunidades” en lo que acaba siendo algo doblemente gratificante.

A la hora de cerrar las Fiestas, todas las Casas Regionales se juntan en torno a una queimada que lleva a cabo la Casa Galicia con actividades peculiares como una carrera en calzoncillos. Todo para finalizar una semana de diversión de una manera peculiar, como nos cuenta Diego, pero igualmente satisfactoria.