Imagen de archivo

Imagen de archivo

Sanidad

El mejor momento para dejar de fumar

No existe situación mala para que el tabaco desaparezca de la rutina diaria y la neumóloga Tania Álvaro de Castro asegura que cuanto antes se tome la decisión "será mejor"

3 octubre, 2021 07:00

Noticias relacionadas

Meter la mano en el bolsillo, sacar la cajetilla y encender un cigarrillo es uno de los gestos más cotidianos que se pueden ver por la calle. Un pequeño tubo relleno de tabaco que, a pesar de todas las evidencias científicas del daño que hace al cuerpo, se ha convertido en el gran aliado para calmar el estrés, socializar o simplemente matar el aburrimiento para millones de personas.

El tabaco está a la orden del día y a esto se ha sumado en los últimos años los famosos cigarrillos electrónicos o ‘vapers’. “Casi la mitad de los alumnos de secundaria han usado estos dispositivos en alguna ocasión”, señala la neumóloga del Hospital Río Hortega Tania Álvaro De Castro a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León.

Y no solo son los jóvenes los que se han sumado a este producto para sustituir a los cigarros y es que, en contra de lo que se cree, “no pueden ser recomendados como tratamiento para dejar de fumar”, señala la experta en el área de tabaquismo.

Tania explica que un equipo de expertos ha revisado la evidencia científica actual y han concluido que “no ayudan” a reducir el consumo y/o a dejar de fumar. “A todo esto se suman problemas de seguridad derivados de su uso”, asegura.

A parte de la nicotina, estos dispositivos contienen glicerina vegetal y propilenglicol, dos productos que son seguros si son ingeridos, pero que a la hora de inhalarlos pueden producir inflamación e irritación en ojos, garganta, vía aérea e incluso asma.

“En el caso de la glicerina si que se han descrito numerosos casos de neumonía lipoidea, siendo esta un cuadro subagudo de fiebre, tos y disnea”, explica Tania Álvaro.

La mascarilla

Desde que comenzase la pandemia en marzo de 2020 la mascarilla se ha convertido en un complemento imprescindible de nuestro día a día. Esta ha sido obligatoria en exteriores hasta hace poco y a parte de su utilidad para evitar contagios por COVID, ha ayudado a que el consumo de tabaco se reduzca.

Sin embargo, Tania señala que el hecho de llevarse el cigarrillo a la boca, el contacto con los dedos, la exposición a la saliva y la manipulación constante de la misma, si que es cierto que estos gestos podrían haber ayudado a reducir la efectividad de esta en algunos casos.

Aún así, la neumóloga aprovecha para recalcar que no hay mejor momento “para concienciar de que el tabaco mata y que dejar de fumar es la mejor decisión que una persona puede tomar”.

También es importante señalar que la figura del fumador pasivo no desaparece con la mascarilla. “Esta no evita que traguemos el humo del tabaco de la persona que tenemos al lado”, explica.

Este producto está diseñado para filtrar “bacterias y virus”, pero no para filtrar “oxígeno ni carbónico”. “No creo que sea una barrera para protegernos en ese sentido”, asegura Tania Álvaro de Casto.

COVID y tabaco

Desde el principio de la pandemia se ha hablado de la posible vulnerabilidad de los fumadores ante el virus, y es que la sanitaria insiste en que “las sustancias tóxicas del tabaco disminuyen las defensas de los pulmones”. “Fumar o vapear conlleva un mayor riesgo de padecer una forma grave o de peor pronóstico de la COVID-19”, añade.

Agravar las secuelas tras la infección por COVID

Si bien es cierto que padecer una forma grave de la infección no es lo habitual, pero las secuelas que puede dejar el virus si que pueden verse agrandadas en el caso de los fumadores.

“La fatiga, la tos, la pérdida de gusto y olfato ya eran cosas que se producían con el tabaco, por lo que el fumador puede ver estas secuelas agravadas”, señala.

Además, en los casos más graves la especialista asegura que hay casos de COVID-19 muy graves que derivan en “una inflamación importante del pulmón” y que puede causar “una fibrosis o tromboembolismo pulmonar”. "No podemos olvidar, que el tabaco también interviene per sé en la aparición de ambas entidades, por lo que claramente en una persona fumadora aumenta la probabilidad de padecerlas", insiste.

Nunca es tarde

Por todo esto, Tania Álvaro de Castro insiste en la necesidad de dejar de fumar. “Me gustaría animar a todo el mundo a que nunca es tarde para dejarlo y que si necesitan ayuda que la pidan, los médicos estamos para facilitar el proceso y cuanto antes se tome la decisión será mejor", finaliza.