La felicidad de los trabajadores es lo que da productividad a las empresas

"La felicidad de los trabajadores es lo que da productividad a las empresas"

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"La felicidad de los trabajadores es lo que da productividad a las empresas"

La burgalesa Sonia Melchor ha puesto en marcha este 2021 su idea de negocio y asegura que su discapacidad psicosocial le ha servido para que si “se trabajase con más corazón, se obtendrían mejores resultados”

6 enero, 2022 06:00

Sonia Melchor es una burgalesa con discapacidad que hizo realidad en 2021 su idea de negocio. Es la orgullosa propietaria de una empresa de coaching y comunicación, y que se dedica a “trasladar a la gente la idea de la seguridad y el bienestar en el trabajo”.

Sonia Melchor está convencida de que “cuando las personas crecen personal y profesionalmente en el desempeño de su labor, son mucho más productivas”. "Es la felicidad de los trabajadores lo que da productividad a la empresa", añade. En esta empresa se atiende desde personas particulares que buscan encontrar la motivación en su día a día hasta asociaciones, pequeñas y medianas empresas, administraciones públicas…

A Sonia su discapacidad psicosocial nunca le ha hecho sentirse poco integrada laboral ni socialmente. Por el contrario, le ha servido para darse cuenta del valor de las personas y comprobar que, si “se trabajase con más corazón, se obtendrían mejores resultados”, y eso mismo es lo que trata de trasladar a los clientes que recibe a diario.

Esta Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales, siempre fue ‘coach’ de vocación. Desde siempre ella había “utilizado el corazón” en las relaciones con el público y compañeros en sus trabajos, cosa que, dicho sea de paso, no estaba demasiado bien vista por sus jefes. Pero ella se dio cuenta de que obtenía mejores resultados, tanto con los clientes como con los demás trabajadores: “a la mayoría de las personas nos gusta la gente empática, que se ponga en tu lugar, buenos compañeros y un buen ambiente”. Por suerte “cada vez hay más empresas que se dan cuenta de esto y orientan tanto el marketing como los recursos humanos a las personas”.

Para Sonia Melchor, las cosas “no pasan por casualidad”. Su primer contacto con el ‘coaching’ fue a través de unos cursos de la Universidad de Burgos. Le pareció un asunto “retador” y que le podía “impulsar a encontrar trabajo y a trabajar de una manera diferente”. Esto sucedió hace 20 años, cuando esta cuestión “casi ni existía”.

Fue hace cuatro o cinco años cuando empezó a tomarse realmente en serio aquella idea que le rondaba por la cabeza desde sus inicios de estudiante, cuando tuvo que elegir entre Administración de Empresas y Psicología. Con una estabilidad profesional y financiera envidiable, Sonia sentía que “le faltaba algo”. Por aquella época comenzó a tomar contacto con “un mentor muy especial” al que Sonia no quiere dejar de nombrar, que es Roberto Pérez Porras (trabajador social de APACE Burgos, asociación dedicada a la parálisis cerebral), y con la escuela EFIC (Escuela de Formación Integral en Coaching), donde conoció a Pedro Marcos Rodríguez. Entre ambos, hacia los que sólo tiene palabras de agradecimiento, se dio cuenta de que el mundo del ‘coaching’ es “muy especial y profundo” y de este modo se despertó su “amor por el coaching”.

Durante sus primeros años laborales, ejerció en entidades bancarias y empresas de formación, pero “ya le había picado el gusanillo”, hasta que en 2019 hizo el curso que le terminó de abrir los ojos y le convirtió en la experta en Coaching Personal y Ejecutivo que es hoy en día.

Tras aquel curso definitivo de ‘coaching’ siguieron muchos otros de oratoria, comunicación, neurociencia, inteligencia emocional… Sonia no deja de estudiar y de aprender, ahora que ha encontrado su vocación.

Reconoce que tirarse a la piscina de montar una empresa es una “decisión muy complicada”, pero que siempre se ha sentido “más que acompañada por la Fundación ONCE”, que la ha “guiado y acompañado” en esta aventura desde el inicio.

Precisamente por su circunstancia, Sonia ha tenido contactos y colabora con diversas asociaciones y fundaciones relacionadas con la parálisis cerebral y otras discapacidades. En todas ellas ha dejado amigos que le han ayudado a encontrar su sitio y a evolucionar hasta la persona que es hoy. La burgalesa confiesa que todos ellos y sus asociaciones son los que le han dado el poder y la capacidad de convertirse en la empresaria que es hoy.

Ya en aras de comenzar su negocio, porque ya estaba completamente decidida, es cuando a Sonia le hablaron de la línea de apoyo a emprendedores de la Fundación ONCE, denominada ‘Por Talento Emprende’. Se trata de un programa cofinanciado por el Fondo Social Europeo. En 2021 este proyecto apoyó el desarrollo de un total de 83 negocios en todo el país, impulsados por personas con discapacidad, con el objetivo de fomentar el autoempleo y la integración laboral de este colectivo.

El año pasado, el perfil de los beneficiarios de estas ayudas fue el de un varón de más de 30 años con discapacidad física que percibió, de media, algo más de 6.000 euros.

Así, el 61 por ciento de los 83 emprendedores que recibieron ayuda en 2021 son varones y el 39 por ciento mujeres. Con respecto al tipo de discapacidad, el 47 por ciento tienen discapacidad física, el 11 por ciento psíquica, el 10 por ciento sensorial (concretamente discapacidad visual) y el 32 por ciento mixta. Y en cuanto a la edad, más del 92 por ciento son mayores de 30 años. La media de ayuda dada a cada una de las solicitudes aprobadas fue de 6.650 euros.

Entre los proyectos aprobados, además del estudio ‘Coaching y Comunicación’ de Sonia Melchor, figuran una marca textil ecológica, un servicio de secretariado online para pymes, otro de catering saludable, una empresa de instalación de energías renovables, una distribuidora de zamburiñas, un centro de tatuaje, un centro integral canino y un taller de escritura creativa, entre otros.

Sonia reconoce que toda ayuda económica es poca al iniciar un negocio, por tanto, hizo buen uso de la colaboración de la Fundación, si bien es cierto que lo que Sonia distingue como indispensable de la labor que hacen, es el gran apoyo que brindan y que le brindaron a ella concretamente: “me he sentido arropada, apoyada y orientada en todo momento… ¡casi he sentido como que no arriesgaba tanto… (ríe)!"