Javier sirve el segundo vuelco de su famoso cocido en el Mesón el Zorro

Javier sirve el segundo vuelco de su famoso cocido en el Mesón el Zorro

Zamora

Ni Astorga ni Madrid: uno de los mejores cocidos de España se come en Zamora y este es su secreto

Una sola familia regenta el restaurante en el que no dejan de entrar llamadas para reservar mesa y disfrutar de tan tradicional y auténtico manjar castellano.

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Si hay un plato que levanta pasiones y acaloradas disputas en nuestro país sobre cuál es el mejor, ese es el cocido (y la tortilla de patata). Dejando a un lado que ese puesto siempre estará reservado para el de nuestras madres o abuelas, Google tiene la respuesta a cuál es uno de los mejores cocidos de España y se hace en un pequeño restaurante de Zamora.

Y es que entre los locales hosteleros mejor puntuados por los usuarios del buscador más importante de Internet está el Mesón el Zorro en primera posición. Con 4,7 estrellas y 975 reseñas, se ha ganado una excelente reputación gracias a su firme defensa de la cocina que huele y sabe a hogar.

Aquí el cocido castellano no es una fórmula, es una declaración de intenciones del buen hacer y de la pura autenticidad. Algo que es señalado una y otra vez por los clientes en sus reseñas, que hablan verdaderas maravillas de su cocido, situándolo entre los mejores del país.

Javier (hijo), Javier (padre) y Leo

Javier (hijo), Javier (padre) y Leo

Y puede que sea porque detrás del Mesón El Zorro hay una historia familiar de varias generaciones ligada a la hostelería zamorana y donde ni el nombre del establecimiento ha quedado al azar.

Javier García, jefe de sala, recuerda que "la historia comienza mucho tiempo atrás", con su bisabuelo, que llamaba en broma 'zorro' a todo el que pasaba por su barbería, y ese apodo acabó por quedarse en la familia. De hecho, su abuelo Pepe 'el Zorro', regentó el bar Central en la calle Balborraz. Y de ahí, el nombre del restaurante.

Este fue el germen del negocio, que dio sus primeros pasos muy lejos de Zamora, nada menos que en Girona. Su padre, también Javier, emigró a tierras catalanas durante quince años, donde su padre tuvo a su cargo un restaurante con más de 14 trabajadores.

Después de unos años con negocio en Girona, la familia regresó a su querida tierra. Primero abrieron La Plancha, en la calle Amargura, un bar de raciones, y hace diez años dieron el salto con El Zorro, un restaurante dedicado exclusivamente a la comida casera. Un negocio que sacan adelante, los dos Javieres, y sus parejas: Leo y Estefanía. Todo queda en casa.

Aquí el estandarte principal es su cocido castellano. Una especialidad por la que tuvieron que apostar porque "te la marca la gente", afirma Javier, que reconoce que empezaron sirviéndolo un día a la semana hasta que la alta demanda de tan contundente menú los llevó a ofrecerlo a diario.

Javier prepara un plato de embutido y en la pared de al lado cuelga el título de excelencia de TripAdvisor

Javier prepara un plato de embutido y en la pared de al lado cuelga el título de excelencia de TripAdvisor

El secreto

Con el atronador éxito de su cocido, cabe preguntarse '¿qué tiene que no tengan otros?'. Un secreto que Javier no duda en compartir por su sencillez: "Hacerlo como tu madre, como tu abuela, con mimo y a fuego lento".

Y es que desde las ocho de la mañana, la familia comienza a preparar este plato que requiere más de tres horas y media de cocción. El resultado es un cocido equilibrado, sabroso, pero no pesado. "Hay que desgrasarlo bien para que la gente se pueda levantar de la mesa sin sentirse cargado", explica.

Javier y Leo preparando el cocido en el Mesón el Zorro

Javier y Leo preparando el cocido en el Mesón el Zorro

El secreto está también en los ingredientes: huesos de jamón, gallina (aunque no se sirve), morcillo, espinazo, chorizo, tocino, berza o repollo según temporada, y el imprescindible garbanzo de Fuentesaúco. Todo ello se sirve en un menú completo, con sus correspondientes vuelcos, con pan, agua, postre y café.

Y sí, la ración es abundante, tanto, que el restaurante da la opción de llevarse las sobras a casa. Aunque Javier avisa de que "hay quien lo acaba y quien se lo lleva", pero que lo más importante es que "aquí se viene sin prisa, a disfrutar". No es buena idea tomarse un cocido con prisa, desde luego.

Estefanía sirve la sopa a una mesa en el Mesón el Zorro

Estefanía sirve la sopa a una mesa en el Mesón el Zorro

Como en casa en todos los sentidos

Con un aforo de entre 35 y 40 personas, el restaurante es pequeño pero acogedor, ubicado en el popular barrio de Pantoja. Por eso, el mérito es aún mayor porque "esto no es el centro, aquí tienes que venir expresamente".

La merecida fama les ha llegado por el boca a boca, de sus clientes de siempre, y, por las buenas reseñas en Internet. Sobre las segundas, Javier reconoce que "claro que ayuda" y lo comprueba en días "que veo mesas que no conozco de nada". La mitad del comedor, diría yo, son clientes nuevos".

De hecho, en unos minutos de charla con Javier, su teléfono no cesa un solo segundo con llamadas y mensajes para hacer reservas, incluso con un mes de antelación, para disfrutar de tan tradicional y auténtico manjar castellano.

Unos comensales disfrutan del delicioso cocido del Mesón el Zorro

Unos comensales disfrutan del delicioso cocido del Mesón el Zorro

El cocido es el gran protagonista de este familiar restaurante, pero no está solo. Entre los platos más demandados están también las mollejas a la zamorana, las chuletas de cordero de la zona, el chuletón de ternera y un bacalao con pisto servido en cazuela de barro. "Muy de casa, como lo hacían las abuelas", apunta Javier.

El restaurante, que no sirve cenas desde la pandemia para poder conciliar mejor la vida familiar, es un ejemplo de cómo se puede triunfar sin grandes alardes, pero con coherencia, tradición y mucha constancia.

"Así ganas en calidad de vida. Es nuestra medida. Para poder vivir felices, por lo menos", dice Javier. Y lo cierto es que su receta no solo funciona en los fogones, también en la filosofía del restaurante: buen producto, tiempo, cariño y una familia contenta con lo que hace.