EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León te trae una selección de cinco espacios naturales de la provincia de Zamora que son un privilegio para la vista y una estupenda opción de escapada para el puente de Todos los Santos

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    Los Arribes del Duero

    Probablemente uno de los enclaves más impresionantes de la provincia de Zamora. Los Arribes del Duero son la frontera, pero también el nexo de unión con la vecina Portugal y de la propia provincia con Salamanca. Situados al oeste de Zamora, Los Arribes del Duero se forman por un encajonamiento del río Duero, formando profundos cañones de piedra pertenecientes al Zócalo Paleozoico y formados fundamentalmente por granitos y granodioritas con desniveles de más de 200 metros de altura. Un espacio natural privilegiado y compartido por tres territorios, que puede ser observado desde varios puntos de la provincia, especialmente desde Fermoselle, acudiendo al mirador de el Torojón, el mirador de Las Barrancas o desde la presa de La Almendra.

    Los Arribes del Duero están catalogados como Zona de especial Protección para las Aves, los componen 106.105 hectáreas de extensión, con unos 180 kilómetros de cañones fluviales, e incluye 37 pueblos de las provincias de Zamora y Salamanca. En ellos viven más de 200 especies diferentes de pájaros, entre ellos la cigüeña negra, el águila perdicera y el alimoche. La buena conservación de los espacios agrarios y el microclima suave de las laderas hace que sea posible la vida de 33 especies de anfibios y reptiles; y más de 20 tipos de peces como la anguila, la pardilla, el calandino y la sarda salmantina. Además, habitualmente se observan huellas de nutrias, garduñas, tejones o jabalies por todo el Parque Natural.

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    El Puente de Requejo o de Pino

    Sin salir de Los Arribes del Duero se presenta el imponente Puente de Requejo o Puente de Pino. Una impresionante obra de ingeniería española construida en 1914, para conectar las comarcas zamoranas de Aliste y Sayago, separadas por los enormes cañones del río Duero. Antes de su construcción, una barca movida con maromas cruzaba el desfiladero del Duero entre las localidades de Villadepera y Pino de Oro. Un extraordinario hito tecnológico que forma un tablero de 150 metros, con un peso total del acero de 450 toneladas, y el de mayor altura en España en su época con 90 metros sobre el río. La megaconstrucción recibe su nombre por el sayagués Federico Requejo, quien logró que se estudiara su construcción cuando era director general de Obras Públicas.

    Para poder disfrutar de estas inigualables vistas basta con acudir a Villadepera, y justo antes de llegar a la plataforma tomar el desvío, donde pueden estacionarse un par de vehículos. Además, una vez pasado el puente, en dirección Pino del Oro, existe un mirador para contemplarlo desde la otra perspectiva.

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    La Sierra de la Culebra

    Con una superficie aproximada de 70.000 hectáreas de extensión, esta reserva natural abarca las comarcas de Carballeda, Aliste, Sanabria, Tábara y Alba. Su peculiar orografía de montañas no muy altas con formas serpenteantes que parecen una culebra parecen dar nombre a esta sierra zamorana, cuyos montes más altos son Peña Mira (1241 metros), Miño Cuevo (1207 metros), Peña Castillo (1185 metros). La Sierra de la Culebra ofrece unas impresionantes vistas de naturaleza en estado puro y presume de ser el paraje con el mayor número de ejemplares de lobo ibérico de toda España y de Europa Occidental. Esto hace de este espacio que sea el lugar ideal para el avistamiento de este enigmático animal, al que se suma una importante población de ciervos salvajes, los más grandes de la Península Ibérica registrados, y cuya época de berrea es todo un atractivo turístico que no te puedes perder.

    Además, este espacio montañes cuenta con numerosos castros repartidos por la sierra, con el Castro de El Castillán como uno de los más grandes del noroeste peninsular. La Sierra de la Culebra se completa con los embalses de Cernadilla, Agavanzal y Valparaíso, donde este último destaca por las apetecibles playas de Los Molinos y Cional. Aquí se practican deportes como el piraguismo y kayak, con las impresionantes vistas de la sierra a sus espaldas.

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    El Lago de Sanabria

    Insignia absoluta del turismo de la provincia de Zamora. Hablar del Lago de Sanabria en cualquier punto de España es hablar de la belleza infinita de sus aguas y de los montes que la rodean. Este paraje es el mayor lago natural de la Península Ibérica y en uno de los mayores de toda Europa; e indiscutiblemente el mayor de origen glaciar. Y es que sí, el Lago de Sanabria tiene su origen en un glaciar con lenguas de hielo de más de 20 kilómetros, que terminaron por formar una superficie fluvial de 369 hectáreas, con kilómetro y medio de ancho y tres de largo. El río Tera es el encargado de proveer de agua este impresionante lago, en el que se puede descansar o simplemente maravillarse, en varias playas de arena y piedra, donde se permite el baño y la pesca. Las principales son: en el extremo oeste, Custa Llago y Viquiella (la más grande); y en el extremo sureste, Los Arenales de Vigo, Los Enanos, El Pato y El Folgoso.

    En la orilla derecha del Lago de Sanabria se encuentran, también, los restos del antiguo Balneario de Bouzas, de finales del siglo XIX, donde siguen fluyendo sus aguas sulfurosas con propierdades medicinales, que antiguamente se vertían en unas bañeras para la curación de quienes lo visitaban. Fue uno de los grandes atractivos turísticos de Sanabria a finales del siglo XIX y principios del XX. Un lugar habitual de personajes muy conocidos de la época, entre los que destaca el escritor Miguel de Unamuno, se inspiró en este lugar para escribir su obra San Manuel Bueno, mártir. 

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    Las Lagunas de Villafáfila

    Esta reserva natural tiene una superficie de 32.682 hectáreas y abarca once pueblos de la comarca de Tierra de Campos. Un oasis acuático con miles y miles de aves censadas en medio de los mantos de cereal de este territorio zamorano. Y es que, en ella, se concentran casi el 50% de todas las aves acuáticas censadas en Castilla y León. Un paraíso para los amantes del avistamiento de fauna, donde pervive una de las mayores poblaciones de avutarda de todo el planeta.

    Este tesoro natural cuenta con ocho miradores en el Parque de Fauna, donde deleitarse con la inmensa cantidad de aves migratorias que paran en este humedal zamorano. El cernícalo, el aguilucho cenizo, el sisón, la ortega, la cigüeñuela, la avoceta, el aguilucho lagunero, la pagaza piconegra, la avefría, el azulón, el zampullín, la cigüeña blanca, el pato cuchara, el chorlitejo chico, la grulla, el ánade friso, la cerceta común o la espátula son algunas de las especies a observar a lo largo del año, en el kilómetro y medio, que está rodeado por un sendero donde se disponen varios observatoriosDesde estos observadores pueden admirarse las aves a muy poca distancia para facilitar su reconocimiento y así ser c catalogadas y disfrutar viéndolas en libertad, aunque se recomienda llevar prismáticos, porque están a bastante más distancia que en el Parque de Fauna.