Cáritas de Zamora

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El desgarrador relato de Rubén, Ángela y José: vivir en la calle en Zamora "solo y despreciado"

Cáritas de Zamora comienza la campaña de las Personas Sin Hogar. Bajo el lema ¿Sin Salida?, donde se incide en la necesidad de una protección social que llegue a todas las personas

26 octubre, 2021 18:01

La aparición de la Covid19 ha desatado una profunda crisis social, económica y humana que ya se constataba a raíz de la crisis de 2008, pero que a partir de 2020 nos ha sumergido en una realidad extraordinaria en la que las personas más frágiles y vulnerables viven con mayor crudeza la desprotección social y el acceso a los derechos humanos fundamentales. Esta es la realidad que se constata desde Cáritas, una realidad cada día más compleja y difícil para que estas personas puedan acceder a los derechos humanos y a los recursos necesarios para poder vivir con dignidad, y para mantener la esperanza de lograr salir de un círculo de pobreza y de falta de oportunidades que día a día les va asfixiando más.
Cáritas Diocesana de Zamora ha presentado la campaña de las Personas Sin Hogar 2021 en la que han intervenido Antonio J. Martín, delegado-director de la institución, María León, directora de Casa Betania y Rubén, Ángela Miriam y José como usuarios de Casa Betania.

“Queremos visibilizar esta realidad, cuando conocemos sus vidas y sus historias nos damos cuenta que nos puede pasar a cualquiera”, apuntaba Antonio J. Martín que daba paso a la directora del centro comentando que, “los datos oficiales antes de la pandemia cifraban al colectivo sin hogar en 40.000 personas aproximadamente, pero la pandemia puso en evidencia que no había suficientes plazas ni públicas ni privadas para recoger a toda la gente que estaba en la calle”.

María León, directora de Casa Betania comenzó su intervención dirigiéndose a los presentes con el lema de la campaña ¿Sin Salida? “Estamos en un momento complicado, no encontramos una salida para muchas de estas personas”.
Los usuarios de Casa Betania están en situación de sin hogar por varias razones, no tener vivienda, estar alejado del lugar de origen o no poder vivir de manera autónoma aunque tengan vivienda física, bien porque sus condiciones físicas y psicológicas no lo permiten o porque esos domicilios no reúnen las condiciones idóneas de habitabilidad.
“Tenemos que respetar su libertad de movimiento. Muchas veces nos preguntamos ¿Por qué se mueven?, se mueven para buscar una vida mejor. En muchas ocasiones no la encuentran y necesitan de alguien como Cáritas que les frene y les haga reflexionar sobre cómo es su vida y cómo poder reconducirla” afirma la directora de Casa Betania.
Los perfiles de los que residen, actualmente, en la Casa Betania de Cáritas Diocesana de Zamora, son cambiantes. Como comenta María León, directora del centro “desde personas que salen de sus casa por problemas con el alcohol y las drogas a personas que se han quedado sin vivienda por la crisis socio-económica derivada de la pandemia”.

Desde Cáritas Diocesana de Zamora este año se han detectado nuevas carencias y nuevas barreras que han hecho, si cabe, aún más difícil la vida de estas personas. No hay viviendas disponibles para las personas con pocos recursos, la pandemia ha condicionado la manera de relacionarnos y los trámites de ayudas como el ingreso mínimo vital o las citas sanitarias se han vuelto telemáticas, lo que supone una nueva dificultad para ellos. El mercado laboral es prácticamente inaccesible para estas personas porque no hay formación, no hay experiencia... “Estas personas se han sentido abandonadas, desde Cáritas intentamos hacerles llegar esos recursos a los que pueden llegar de una manera directa”. En lo relativo al colectivo de personas inmigrantes, la situación se complica aún más “en unos casos no pueden gestionar el permiso de residencia, en otros han perdido el trabajo, les caduca, necesitan renovarlo y no tienen los requisitos necesarios para poder hacerlo. Para las personas que vienen de manera irregular la cronificación es total, no encontramos una salida. En muchas ocasiones, tienen que marcharse o estar ilegal”.

La directora de Casa Betania, daba la palabra a tres personas que residen en el centro “ahora van a dar su testimonio personas que tienen ciertos recursos económicos, pero que están arruinadas y en la calle con muchas deudas, empleadas de hogar que no tienen protección y personas crónicas que no pueden tener una vida autónoma porque ésta requiere unos mínimos y un control que hay mucha gente que no la puede tener, personas con problemas mentales, adicciones o problemas de conducta”.

Rubén nació en Madeira y tiene 33 años, una infancia complicada ha marcado su vida hasta el momento, “salí de mi casa con 18 años para buscar trabajo y lo tuve, pero lo perdí. Se acabaron los recursos que tenía, no encontraba trabajo y estuve en la calle. En la calle me sentí solo, despreciado y una de las cosas que tengo en mi corazón es dar las gracias a Cáritas. Me acuerdo que estaba en la calle Santa Clara sentado sobre mi mochila y vino el educador de calle, de Cáritas, con un café y me ofreció venir. Llegué aquí con lo puesto. Gracias a Cáritas tengo un techo donde dormir, una cama donde descansar cuando antes dormía entre cartones, pasaba frío y veía en las farolas caer las gotitas heladas, eso es algo que llevo en mi corazón y doy las gracias por las ayudas de Cáritas y las oportunidades que me están ofreciendo para entrar de nuevo en la sociedad. También por su apoyo porque a nivel físico y moral yo no estaba bien. Quería decir que por favor que haya más casas para la gente sin hogar”.

Ángela Miriam es argentina y española, apenas podía contener su emoción y entre lágrimas explicó “vine a España a trabajar, me quedé sin trabajo y estaba en una situación muy difícil. El padre Paco me ayudó a llegar a Cáritas, ellos me ayudaron, me protegieron y bueno estoy aquí saliendo adelante. Doy gracias por esta institución y pedir a las personas que más pueden que ayuden por favor a Cáritas. Gracias”.

José ha sido panadero en la zona rural de Zamora. José explicó que su situación se complicó con una pensión de 600 euros pagaba un alquiler de 400. “Mi hijo y yo hemos estado 22 días durmiendo en un coche, hasta que alguien nos habló de Cáritas. Cáritas nos brindó una oportunidad, nos ha dado un techo, una cama, una ducha y una estabilidad en la vida. Es mucho de agradecer, para mí esta institución tiene todo mi respeto. Siempre te apoyan y te dan ánimo. Yo lo único que quiero es una vivienda digna para vivir con mi hijo”.

Entre los actos programados con motivo de la campaña de las Personas Sin Hogar está el acto de calle y la lectura del manifiesto que se realizará el próximo jueves 28 de octubre a las 12.00 horas en la Plaza de la Marina Española y la eucaristía, que se celebrará el próximo domingo, día 31 de octubre a las 12.00 horas en la Iglesia de San Ildefonso.