Belén Viviente de Cabezón de Pisuerga

Belén Viviente de Cabezón de Pisuerga

Valladolid

El Belén viviente de un pueblo de Valladolid perfecto para esta Navidad: 9 pasajes, decenas de oficios y casi 100 vecinos

Más de noventa vecinos dan vida a este poblado que es Belén y, al mismo tiempo, Castilla. Aquí no hay figuritas inmóviles. Aquí hay personas, oficios, humo de hogueras, murmullos y pasos sobre la tierra.

Más información: Cabezón de Pisuerga anuncia la Navidad y prepara ya su Belén Viviente con 47 años de historia, el único de Interés Regional

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Llegamos a Cabezón de Pisuerga, y como es habitual por estas fechas, nos recibe el frío. Es una de esas tardes de diciembre en las que la Navidad se puede comprobar en cada esquina del pueblo. Algo es diferente.

Vamos hacia al paraje de El Barrero, y, a medida que nos acercamos, las luces de las antorchas comienzan a parpadear en la oscuridad. Es el momento de viajar en el tiempo.

Estamos ante el Belén Viviente de Cabezón de Pisuerga, una tradición que late con fuerza desde 1978 y que, lejos de envejecer, se renueva cada Navidad.

Más de noventa vecinos, casi un centenar, dan vida a este poblado que es Belén y, al mismo tiempo, Castilla. Aquí no hay figuritas inmóviles. Aquí hay personas, oficios, humo de hogueras, murmullos y pasos sobre la tierra.

Entre los oficios puedes encontrar de todo: alfareros, carpinteros, fraguadores, hilanderas, lavanderas, leñadores, pastores, picapedreros, posaderos…

La mayoría de las representaciones se celebran cuando el sol ya se ha escondido, y la magia se multiplica. En concreto, el sábado 20 y 27 de diciembre, y sábado 3 de enero a las 19.00 horas.

Excepto las representaciones de los domingos 28 de diciembre y 4 de enero que se hace a las 13.00 horas. Velas, hogueras y antorchas dibujan sombras que se mueven, como si el propio cerro respirara historia.

Un narrador rompe el silencio y marca el hilo conductor. Comienza el viaje. Se suceden las escenas: la Anunciación, el pregón del empadronamiento, la llegada de José y María a Belén, el Nacimiento…

Y así hasta completar un total de nueve pasajes fundamentales, incluidos la adoración de los pastores, la visita de los Reyes Magos a Herodes y la huida a Egipto.

Pero lo más sorprendente es que, mientras los protagonistas avanzan, el resto del poblado no se detiene. La vida sigue.

A la izquierda, un alfarero modela el barro con manos expertas. El panadero saca hogazas de un auténtico horno de leña. Los herreros golpean el hierro, los carpinteros trabajan la madera con herramientas de otro tiempo.

Se asan castañas, se prepara queso, una noria extrae agua del río donde las mujeres lavan la ropa, y los pastores, rodeados de ovejas vivas, calientan sopas de ajo en sus fogatas. Todo es real, aquí nada es de atrezo.

Aquí reside la singularidad del Belén Viviente de Cabezón, no solo representa pasajes bíblicos, sino que enlaza, con una naturalidad asombrosa, dos épocas separadas por dos mil años. Belén y la Castilla de nuestros abuelos conviven en un mismo espacio.

Es una fiesta navideña, sí, pero también un homenaje emocionante a las raíces, a la forma de vivir y trabajar que ha marcado la identidad castellana.

No es casualidad que este Belén haya traspasado fronteras locales y provinciales. Desde 2004 ostenta la declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional, una distinción única en la Comunidad para un belén viviente. Quizás también de España.

Detrás de todo está la Asociación Cultural Amigos del Belén, apenas quince socios que, junto a decenas de vecinos, sostienen un proyecto que no ha dejado de crecer.

El escenario también cuenta su propia historia: de la iglesia a la Plaza de la Concordia, del jardín parroquial al actual Parque Temático en la falda de la montaña.

Aquí se representó por primera vez en la Navidad de 2009/2010 y se inauguró oficialmente en diciembre de 2010.

Aún queda camino por recorrer, pero el lugar ya es espectacular, casi evocador de unas pequeñas Médulas castellanas.

La representación

En el escenario y durante la escenificación se representa, además de los pasajes bíblicos, viejos oficios y también escenas cotidianas de cada época en unas representaciones que son contempladas por decenas de curiosos, tanto vecinos del pueblo como turistas.

Realmente, se podría decir que se trata de una representación teatral dentro de un enorme escenario en la que un narrador establece el hilo conductor mientras que los personajes principales llevan a cabo varias escenas.

Entre ellas, la anunciación, el pregón del empadronamiento, también la llegada de José y María a Belén, el Nacimiento, la Anunciación a los pastores, la adoración de los pastores, las adoraciones de los diferentes habitantes del pueblo, la visita de los Reyes Magos a Herodes, la adoración de los Reyes Magos y la huida a Egipto.