Patricia con una de sus divertidas galletas.

Patricia con una de sus divertidas galletas. Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Valladolid

Patry (41) abre un negocio en plena pandemia para triunfar con sus divertidas galletas: "Ahora soy mi propia jefa"

Tiene de las formas y personajes más divertidos. Enamora a sus clientes con su creatividad y sabor. Y cuestan unos 3,5 euros.

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Veo el futuro de color de rosa, como mi marca. A pesar de las dificultades que puedan surgir, lo importante es seguir manteniendo mi esencia, aquello que me distingue de otras empresas del sector. Soy feliz con lo que hago y eso se refleja en mi trabajo. Así quiero seguir”, asegura Patricia Plaza Martín.

Ella es una vallisoletana que desprende positividad y buen rollo. Da gusto hablar con ella. Hace cinco años, y cuando la pandemia del coronavirus continuaba cobrándose víctimas, decidió abrir El Postre de Lisa.

Un negocio, eminentemente online, en el que nuestra entrevistada confecciona, de manera artesanal, divertidas galletas con las formas más originales posibles. La estética brilla, pero ojo, el sabor también.

La autónoma nos cuenta los secretos de una idea que va viento en popa y a toda vela.

Las divertidas galletas artesanas de Patricia.

Las divertidas galletas artesanas de Patricia. Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Su propia jefa

Me defino como una emprendedora y artesana que creó El Postre de Lisa. Una mujer trabajadora y perseverante que siempre está buscando nuevas ideas. Mi mente nunca para de crear”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Patricia Plaza Martín.

Nuestra entrevistada es amante de pasar tiempo con los suyos, de la lectura. De ver alguna serie. Le gusta estar tranquila. Tiene 41 años y nació en Valladolid, pero, en la actualidad, vive en Laguna de Duero.

“Tuve una infancia muy feliz. Muy familiar y con gran imaginación. De pequeña bromeaba con que quería ser jefa y lo he conseguido. Ahora soy mi propia jefa. También me hubiese gustado ser psicóloga, pero la vida tenía otro destino para mí”, afirma nuestra entrevistada.

Y era ese, abrir en agosto de 2020, en plena pandemia de coronavirus, su negocio, el Postre de Lisa, donde nuestra protagonista elabora una curiosas y deliciosas galletas.

Patricia y sus galletas artesanas.

Patricia y sus galletas artesanas. Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Unas divertidas galletas

Fue un proyecto creado desde cero. Mi hermano me ayudó a hacerlo realidad, creando una web y todo lo necesario para empezar. El obrador está en Laguna de Duero, pero la venta es, principalmente, online. También contamos con colaboraciones con tiendas y mercados”, explica.

Todo hablando de un negocio que tiene ya cinco años de vida y en el que trabaja, sola, la vallisoletana. Ella siempre ha estado al frente, a las duras precisamente al principio cuando la pandemia golpeaba, y a las maduras, ahora que su tienda funciona.

“Vendo galletas decoradas personalizadas. Cookies estilo Nueva York y otros productos. Pero, sin lugar a duda, mi especialidad son esas galletas decoradas artesanas. Cuido mucho el diseño para que cada una sea, visualmente, atractiva.

Patricia asegura que forma parte de Tierra de Sabor y también de la Asociación de Artesanos Alimentarios de Valladolid, algo que “refuerza” su “compromiso con la calidad y el producto bien hecho”.

Diferentes personajes

“La idea de crear un personaje u otro surge escuchando a mis clientes y seguidores. Los llamo, de forma cariñosa, ‘galleteros’. Ellos son los que van marcando la demanda y piden personajes concretos. También aportan ideas nuevas y distintos diseños que yo intento adaptar a mis galletas”, afirma.

Hace diferentes tipos de galletas. Desde animales, a personajes infantiles y temáticas especiales que van cambiado según la temporada o las fechas en las que estemos. Uno de sus personajes más vendidos en la actualidad es Bluey, y ahora, lógicamente, todo lo que tiene que ver con la temática navideña.

Los Reyes Magos transformados en galletas.

Los Reyes Magos transformados en galletas. Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

El precio suele rondar los 3,5 euros por unidad. Depende del tamaño y el diseño. Hay meses que vendo más y otras que tengo menos trabajo, como cualquier trabajo artesanal”, apunta la dueña de la tienda.

A pesar de todo, nos confiesa que “se puede vivir de ello” gracias al “trabajo y a la constancia” y “también a una buena organización”. Esos son factores que hacen que cualquier comercio funcione.

Los gastos y ser autónoma

La vallisoletana tiene que hacer frente a muchos gastos como son las materias primas, el packaging, los envíos, el tiempo de trabajo y los impuestos, pagando, cada mes, la cuota de autónomo.

Soy autónoma. Creo que en España todavía queda camino por recorrer para apoyar de verdad a los pequeños negocios artesanos. Pediría menos burocracia, cuotas más adaptadas a los ingresos y ayudas que faciliten consolidar proyectos locales, especialmente en los próximos años”, asegura. No le falta razón.

Nuestra protagonista quiere “seguir creciendo” con el fin de “convertirse, poco a poco, en un referente en la ciudad y a nivel nacional”. Su objetivo es claro, “diferenciarse del resto manteniendo la calidad y el diseño”.

“Creo que esa personalidad propia es lo que me distingue. Muchas personas reconocen mis galletas nada más verlas, incluso cuando se venden en otras pastelerías. Saben que son mías. Para mí es el mayor halago que puede recibir una marca artesanal”, finaliza.