Los trabajadores de Lauki repartieron en 2012 leche a los vecinos de Valladolid para reivindicar la producción de la empresa

Los trabajadores de Lauki repartieron en 2012 leche a los vecinos de Valladolid para reivindicar la producción de la empresa Rubén Cacho Ical

Valladolid

El final amargo de Lauki, la empresa que revolucionó la industria lechera y hoy se convierte en un gimnasio

La apertura del centro deportivo recupera la historia de esta fábrica que durante más de medio siglo fue icono del desarrollo industrial de la ciudad del Pisuerga.

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Hubo un tiempo en el que la realidad industrial de Valladolid no estaba únicamente definida por la automoción, la metalurgia, la construcción o el sector ferroviario. Durante más de medio siglo, la leche fue una de las figuras más representativas de la ciudad del Pisuerga. Lauki abrió en 1958 las puertas de su fábrica de la Avenida de Santander, 2, unas instalaciones que en 2016 cerraron para siempre y cuyo esqueleto hoy ya ni existe para dar paso a un gran gimnasio.

La apertura del gimnasio de Viding en Valladolid hace escasas semanas en los mismos terrenos donde un día estuvo Lauki, reabre ahora la historia de esta central lechera que fue víctima de la gran recesión del siglo XXI y que se cobró el futuro de miles de empresas en nuestro país entre 2007 y 2016.

Precisamente, Lauki es uno de los últimos ejemplos de las tantas familias que sufrieron las consecuencias económicas de la desindustrialización en nuestro país. Su fatídico final comenzó a fraguarse en 2012, con la deslocalización de la producción y el envío de maquinaria hacia Lugo. Esto provocó que los sindicatos estuvieran con el ojo avizor desde entonces, pero no pudiendo evitar lo que el 30 de septiembre de 2016 tras las interminables e infructuosas negociaciones a tres bandas, entre empresa, representantes de los trabajadores y administraciones, sucedió, que fue el cierre definitivo de la fábrica sin que se encontrase una alternativa.

Interior de la fábrica de Lauki en 2009

Interior de la fábrica de Lauki en 2009 Eduardo Margareto Ical

El desarrollo industrial de Valladolid se remonta a mediados del siglo XIX, con la apertura del Canal de Castilla y la llegada de las primeras fábricas junto a la creación de un polígono en las inmediaciones de la dársena. La ciudad del Pisuerga comenzó entonces a erigirse como uno de los polos industriales de España, propiciando el desembarco de empresas y la creación de miles y miles de puestos de trabajo.

Con esta realidad sobre la mesa y Valladolid ya afianzada en el panorama nacional, al contexto se le sumó la intención del Gobierno de España de impulsar el desarrollo de la explotación industrial y ganadera de todo tipo de productos pecuarios, en especial lácteos y sus derivados.

En 1952 se aprobó el Plan de Centrales Lecheras, que prohibía la venta de leche cruda en las poblaciones de más de 25.000 habitantes, dejando atrás el modelo de distribución que hasta entonces había imperado en la sociedad. Al mismo tiempo, se trató de asegurar el abastecimiento de leche pasteurizada mediante un concurso que asignaba los cupos de producción a empresas en concreto.

Para incentivar su desarrollo, se estableció un sistema de ayudas del Gobierno central que contemplaba al mismo tiempo la garantía de acceder a un cierto volumen de ventas. El paradigma del sector lácteo cambió entonces para dar paso al nuevo modelo. Todo ello despertó el interés en Valladolid, donde un conjunto de 53 ganaderos con capital propio y un grupo financiero e industrial ligado a Madrid y representados por Ildefonso Astarloa se fusionaron para formar una cooperativa.

Orígenes de Lauki

El 13 de enero de 1956 nació la Central Lechera Vallisoletana S.L. Astarloa se encargó de dotar a los trabajadores del campo con la maquinaria necesaria para pasteurizar la leche. Les condonó la deuda generada a cambio de tener el control de la nueva empresa.

En septiembre de ese mismo año, el párroco de San Pedro, Jesús Gutiérrez Aillón, bendeciría los terrenos donde se construiría la fábrica. El Ejecutivo central, a su vez, autorizaría entonces a finales de 1956 el desarrollo de las instalaciones, que contemplarían una capacidad mínima de higienización de 25.000 litros diarios.

El 12 de noviembre de 1958 se publicaría en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la autorización final de Ministerio para poner en marcha la Central Lechera Vallisoletana, dos años después de asociarse ganaderos y Astarloa.

Camiones antiguos en los que se transportaba la leche Lauki

Camiones antiguos en los que se transportaba la leche Lauki

Lauki, aunque no todavía bajo este nombre, comenzaría a operar en la Avenida de Santander. Los recuerdos de los más veteranos rememoran aún aquellos isocarros que recorrían la ciudad repartiendo la leche envasada en botellas de cristal por los colegios y despachos de venta al público.

El complejo industrial, que se extendía sobre un terreno de 10.000 metros cuadrados, dio trabajo en sus inicios a más de 20 empleados. Rápidamente el negocio se ampliaría y nació Industrias Lácteas Madrileñas S.A., dando paso a la dirección de las operaciones de la fábrica vallisoletana desde la Plaza de Castilla, en la capital española.

La plantilla comenzó a aumentar y, a partir de los años 70, llegaría uno de los grandes hitos. Atrás quedaría la Central Lechera Vallisoletana con motivo de la revolucionaria llegada de los brick. El nombre se transformó en Lauki, que significa "caja" en vasco y hace referencia a la forma cuadrada de los envases.

Esto abarataría costes, tanto a la hora de la producción como de la logística. Las botellas de vidrio reutilizables eran devueltas por los clientes en los propios despachos de venta, para luego volver a regresar a las instalaciones de la empresa que los reintroduciría en la cadena de producción. Un sistema que, a nivel funcional, no respondía ciertamente a las necesidades empresariales.

Antes, se habían cambiado dichas botellas con la ampliación de las instalaciones para incluir una línea de envasado automático de leche higienizada en envases flexibles de polietileno.

El difícil comienzo

Pero los inicios de Lauki, a pesar de lo que posteriormente terminó suponiendo para Valladolid, no fueron especialmente tranquilos. Las costumbres de la época provocaron un turbulento comienzo de historia para la central lechera, ya que los vecinos compraban directamente la leche cruda a los productores para luego cocerla en sus casas.

Los rumores comenzaron a aparecer y asociaron el desembarco de la central lechera a una destrucción de los pequeños productores. El revuelo fue tal, que José María Luelmo, la figura que se encargó de explicar el desarrollo de la industria láctea en Valladolid, tuvo que salir en prensa para apaciguar a las masas.

Antigua fábrica de Lauki en Valladolid

Antigua fábrica de Lauki en Valladolid Leticia Pérez Ical

Se garantizó que la leche sería servida en los despachos, tal y como estipulaba la normativa de uso, y aseguró que la nueva empresa no iba a destruir a los pequeños negocios, pues se había comprometido a adquirir la materia prima a los productores más pequeños siempre que cumpliesen con la normativa higiénica y de seguridad.

Principio y final de Lauki

La llegada de la leche en brik estuvo acompañada de la adquisición de máquinas más avanzadas que permitían una mayor producción diaria en la fábrica. La Central Lechera Vallisoletana se transformó en Lauki y llegó entonces a alcanzar los 4.000 litros de producción a la hora.

Todavía en manos de Astarloa, Lauki comenzaría a vivir el gran avance de su modelo de negocio y a las puertas de los años 90, el grupo francés Sodiaal, a través de Sodibir, adquirió el negocio para cuatro años más tarde vendérselo al grupo cooperativo 3A.

Ya en este siglo, concretamente en 2004, Lactalis se haría con el 58% del capital. La historia de éxito en la industria láctea de Lauki parecía no encontrar techo, pero lo imprevisible de la crisis de 2007-2008 acabó pasando factura a una empresa cuyo cierre dejó en shock a toda la ciudad de Valladolid.

Los últimos meses de vida de la central lechera no fueron para nada sencillos. El anuncio del cierre no fue desoído por las administraciones públicas ante el grito desesperado de los trabajadores. Junta de Castilla y León y Ayuntamiento de Valladolid se implicaron en el proceso de negociación para buscar alternativas.

Las intenciones del bloque común que aglutinaba a administraciones públicas, trabajadores y sindicatos, contra la decisión de la multinacional francesa de cerrar las instalaciones, sin embargo, cayeron en saco roto.

La decisión resultó ser inamovible, a pesar de los infructuosos intentos de la parte social y política. Lactalis negó dar una vida alternativa a la fábrica, a pesar de que un afianzado grupo de otro sector industrial se había comprometido a ello. La multinacional no contemplaba un cambio de la actividad en las instalaciones.

El 30 de septiembre de 2016, Lauki cerró sus puertas para siempre. Más de medio centenar de sus trabajadores fueron recolados, casi 20 despedidos y 11 se jubilaron. Aquel pozo de riqueza y empleo de Valladolid apagaría su llama para siempre, dejando atrás más de medio siglo de historia.

Infografía del gimnasio Viding en Valladolid

Infografía del gimnasio Viding en Valladolid

Durante un tiempo, desde su cierre, su recuerdo permanecería perenne en el tiempo con la presencia de aquel esqueleto que un día llegó a ser una referencia del sector lácteo. Pero hoy Viding vuelve a dar vida a este lugar con su gran gimnasio, pero sin rastro de la ya derruida Lauki. Las nuevas, modernas y diferentes infraestructuras borran hoy de un plumazo la huella física de lo que un día fue la leche de Valladolid.