Maite, usuaria de cannabis medicinal en Valladolid, posa en la sede de la asociación
Maite (58 años), usuaria de cannabis medicinal ante la nueva ley: “Es una planta que nos ayuda, no un delito”
La asociación vallisoletana, con sede en Simancas, critica que el nuevo Real Decreto del Ministerio de Sanidad sobre cannabis medicinal deja fuera al movimiento activista y a la mayoría de usuarios: "Estamos contentos pero no satisfechos".
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“Estamos contentos, pero no satisfechos”. Así resume Maite (58 años), presidenta de la Asociación La Ova CSC, el sentir del colectivo tras el anuncio del nuevo Real Decreto del Ministerio de Sanidad, que amplía a cinco los supuestos de uso medicinal del cannabis en España.
La medida, aunque valorada como “un pequeño paso”, se queda “muy corta” para las asociaciones que llevan años reclamando una legalización integral.
“Llevamos diez años haciendo activismo y creemos que el consumo debe estar regulado en todos los niveles, no solo el medicinal”, explica Maite a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León.
La Ova CSC, un club privado de usuarios adultos de cannabis, mayores de 21 años y con acceso limitado únicamente mediante el aval de un socio, nació con tres miembros que se consideraban consumidores recreativos.
Pero con el tiempo, su presidenta también ha vivido el uso terapéutico en primera persona: “Me operaron de un cáncer de parótidas y comprobé que el cannabis era muchísimo más eficaz que otros medicamentos. Nadie me lo recetó, porque no existía esa posibilidad. Ahora, con el decreto, lo estaría”.
La asociación cuenta con una treintena de miembros activos y llegó a tener alrededor de un centenar antes de la pandemia, mitad terapéuticos y mitad recreativos.
“Tenemos desde jóvenes hasta personas mayores. Una de nuestras socias tiene 70 años, nunca ha fumado, pero usa cannabis en infusiones y sublinguales. Desde hace un año le recetan Sativex en la unidad del dolor”, detalla Maite.
El Real Decreto anunciado por la ministra de Sanidad, Mónica García, amplía los usos medicinales del cannabis a nuevos supuestos y confirma que la Agencia Española del Medicamento será la encargada de certificar los preparados a base de esta planta.
“Es importante, porque hasta ahora la Agencia nos decía que el cannabis no era medicinal”, apunta Maite. Sin embargo, el texto legal no contempla el cultivo personal ni el modelo asociativo, pilares históricos del activismo cannábico español.
Sede de la asociación en Simancas
“Nos deja fuera, estigmatizados y señalados a la gran mayoría”, denuncian desde la asociación en su manifiesto. “Pensamos en tanta gente comprometida durante años, compañeros que incluso ya no están, y concluimos que no es justo que haya sido para esto”.
La presidenta recuerda que el modelo asociativo español fue el que inspiró la regulación alemana: “Alemania lleva más de un año con el cannabis legalizado siguiendo el modelo español. Han venido aquí, les hemos enseñado asociaciones, y allí sí se permite el cultivo y la organización de usuarios”.
La edad, límite
Entre las reivindicaciones principales de La Ova CSC se encuentran la regulación del autocultivo, la libertad de asociación y el reconocimiento del consumo adulto responsable.
“Nuestra limitación principal es la edad: solo admitimos mayores de 21 años. Y defendemos que la información es clave: si ocultas una planta hasta los 21 años, el día que la vean querrán probarla sin saber cómo hacerlo. La educación es la mejor prevención”, sostiene Maite.
El colectivo insiste en que el cannabis no debe seguir criminalizado y que su potencial médico está sobradamente probado. “Sirve para el apetito, los vómitos, el descanso, los dolores neuropáticos, las migrañas, la esclerosis o la ELA. Tiene muchas menos consecuencias que otros medicamentos”, recalca.
“Lo importante ahora es reaccionar, seguir exigiendo nuestros derechos. El activismo siempre es duro, pero el pueblo, cuando se une por una causa justa, tiene fuerza”.
Desde su pequeño local improvisado en Simancas, La Ova CSC mantiene la esperanza en el diálogo y la cooperación con otras asociaciones, colectivos y medios.
“Si nos unimos, tendrán que escucharnos”, concluye Maite, convencida de que el futuro pasa por una regulación integral y sin estigmas: “Los enfermos han esperado demasiado”.