Este viernes, el Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas acordaban retirar el uso obligatorio de las mascarillas tanto en centros de salud, como hospitales, farmacias y residencias. Finalizando así el uso generalizado en estos centros, aunque recomendando su uso cuando haya síntomas de infección respiratoria.

Una noticia que llegaba tras el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud después de que la sociedad científica, y el Ministerio de Sanidad se mostraran favorables a tomar esa decisión.

Tras más de tres años y tras la incidencia del COVID-19, desde ese fatídico mes de marzo del año 2020, ahora la medida deja de se obligatoria para pasar a ser, solamente una recomendación aunque, como deslizó el ministro de Sanidad, José Miñones, en algunos espacios de centros hospitalarios con especiales características o pacientes inmunodeprimidos, como por ejemplo en UCIs, quirófanos o zonas oncológicas se podría mantener la obligatoriedad.

Tras este acuerdo, ahora será el Gobierno el que establezca la fecha exacta para que la obligatoriedad de la norma decaiga. Podría ser tras el Consejo de Ministros del martes para publicarse posteriormente en el Boletín Oficial del Estado.

“No hay peligro tras esta medida, desde el punto de vista de la enfermería. Con los pacientes que necesiten que sigamos manteniendo la mascarilla, lo haremos por prevención de esa persona”, asegura en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Mercedes Fernández Castro.

Ella es la responsable de la parte de Enfermería en la Unidad de Apoyo a la Investigación (U.A.I) del Hospital Clínico de Valladolid y también del Área de Salud de Valladolid Este. Ha recibido este año el galardón como ‘Enfermera destacada del año en Valladolid’. Un premio con el que se ensalza el compromiso con las enfermeras y la propia institución. Ella, aplaude la medida.

“Hay que normalizar la vida sanitaria. La seguridad del paciente la extremamos siempre, en función a cada caso con protocolos estrictos. Veo bien la medida porque en el hospital hay mucha actividad que no precisa de mascarilla. Estamos deseando volver a la normalidad”, nos cuenta.

Asegura que ella da cursos y formación y que hablar, durante horas, con mascarilla “era difícil” y añade que ahora, que llega el calor “es un alivio”.

“Ahora, con el buen tiempo, era horrible”, finaliza volviendo a indicar que la calidad de atención en los pacientes, tras esta medida, no se reducirá lo más mínimo.