Uno de los integrantes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Valladolid, durante el cuarto día del juicio con jurado por el robo y crimen de la Plaza Circular / Europa Press

Uno de los integrantes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Valladolid, durante el cuarto día del juicio con jurado por el robo y crimen de la Plaza Circular / Europa Press

Valladolid

Ratifican que la fallecida en el robo de la Circular tenia "signos evidentes" de violencia

5 noviembre, 2021 12:21

Los 'sicarios' que perpetraron en octubre de 2018 el robo en el domicilio de María A, en la Plaza Circular de Valladolid, a resultas del cual falleció dicha mujer, de 73 años, dejaron amordazada a la víctima de tal modo que apenas podía respirar, con la boca totalmente tapada con cinta americana y sus fosales nasales parcialmente taponadas, y presentaba signos "evidentes" de haber sido golpeada, según informa Europa Press.

La descripción del hallazgo del cadáver de la septugenaria, tendido boca arriba en el pasillo a unos diez metros de la puerta de entrada del inmueble, la han facilitado este viernes, en el cuarto día del juicio con jurado que se celebra en la Audiencia de Valladolid, distintos integrantes de la Brigada de Homicidios de la Policía Nacional.

Los funcionarios policiales, en declaraciones recogidas por Europa Press, han coincidido en que los autores no forzaron ningún acceso de la vivienda de la moradora, a la que hallaron con las manos sobre el pecho, la derecha libre, con varios anillos y una pulsera, y la izquierda aún con restos de cinta adhesiva, la misma que daba numerosas vueltas alrededor de la cabeza de la mujer.

"El poco aire que pudiera llegarle sería por las fosas nasales, aunque las tenía también casi tapadas por completo", ha advertido uno de los agentes, que entiende que la anciana, durante el robo, llegó a tener las dos manos atadas con la cinta, mientras que otro compañero añadía más tarde, durante su testifical, que la mujer presentaba "signos evidentes de violencia, con un golpe fuerte en un ojo", a pesar de que los acusados mantengan que no la tocaron un pelo.

Lo que sí parece claro, a tenor de las declaraciones de los expertos en homicidios, es que el fallido robo fue una auténtica chapuza, puesto que los tres supuestos ejecutores del mismo, a pesar de haber recibido información sobre la ubicación del botín, no llegaron a localizar la caja fuerte que se hallaba en una habitación tras una cortina.

Los autores revisaron, fundamentalmente, las tres habitaciones del inmueble, el comedor y una salita, pero no dieron con la caja de seguridad que, anclada en la pared, guardaba 199.000 euros en fajos de billetes, otros 24.000 euros en un sobre, una riñonera con gran cantidad de joyas, pagarés y talones.

Los policías también han explicado que la clave numérica de la caja de caudales fue localizada dentro de una agenda en la misma habitación, "que estaba a la vista", mientras que la llave la encontraron los agentes, gracias a la colaboración de la mujer del hijo de la fallecida, dentro del bolsillo de un abrigo en un mueble que no había sido revisado por los ladrones.

Cerca de 300.000 euros en el piso

Una semana después de estos hechos, y también fruto de la colaboración de un empleado del hijo de la anciana, integrantes de la brigada hallaron otros 75.000 euros bajo un mueble ropero, con lo que la cantidad global en metálico que los agentes contabilizaron en el inmueble se aproximó a los 300.000 euros.

Además de la inspección ocular en el escenario de los hechos, algunos de los participantes realizaron casi un año después, en diciembre de 2019, un registro en el piso de uno de los seis encausados, Antón A.M, donde hallaron las zapatillas rojas que llevaba el día del robo. "Reconoció prácticamente todo, que había participado y que habían sido los dos Gabriel quienes habían golpeado y amordazado a la anciana y le habían robado varios anillos", ha recordado el testigo policial.

Como dato anecdótico, varios de los policías, al ser interpelados por el presidente del jurado sobre si conocían a los acusados, han precisado que su primer contacto con los cinco ciudadanos de origen búlgaro eran únicamente por estos hechos y, en cambio, respecto del supuesto 'cabecilla', el protésico vallisoletano Rubén A.R, han manifestado que ya le habían conocido anteriormente por otros hechos distintos, en alusión a que encabezó una banda dedicada al robo de coches a punta de pistola que recientemente le ha supuesto una condena de once años de cárcel.

"Eran mu morenazos"

También han declarado el marido de la quiosquera de la Circular, Leandro A.C, y un amigo de éste, Julián del O, quienes el día de los hechos acudieron al portal de la anciana, sito en el número 9, para decirle el primero de ellos que podía bajar a por un pedido que su mujer le había comprado en el 'súper', sin hallar respuesta alguna.

Leandro A.C. llamó dos veces y tras el segundo timbrazo su amigo vio salir del portal a tres varones que una vez en la calle se marcharon en "fila india a paso ligero", tal y como ha corroborado en el juicio minutos después Julián del O, quien ha precisado que estos "tres señores eran mu morenazos, uno de ellos mulato, con el pelo al cero o muy corto; el primero más fuerte que los otros dos, y vestían camisetas negras de manga corta y chándal oscuro", descripción que dos días después facilitó a la policía tras enterarse del luctuoso suceso.

El juicio se reanudará el próximo lunes, dentro de un proceso que trata de averiguar si el empresario protésico dental Rubén A.R, presunto cabecilla, se concertó con Arso A.I. para, con el apoyo de los también búlgaros Emil A.M, Antón A.M, Gabriel E.K. y Gabriel M.K, perpetrar un robo en una vivienda de la Plaza Circular que ocupaba María A, de 73 años, para apoderarse de importantes cantidades de dinero y joyas que, a través de un informante no identificado, sabían que guardaba en una caja fuerte.

El robo, sin embargo, se complicó y tres de los autores materiales del asalto acabaron con la vida de la anciana--falleció a causa de una insuficiencia cardiaca--tras golpearla brutalmente y dejarla maniatada y amordazada al abandonar de forma precipitada el inmueble, sin que obtuvieran más que unos anillos que arrebataron a la víctima.

De los seis acusados, tan solo Antón A.M. y Gabriel E.K. han confesado su participación en el robo. La defensa del primero solicita un año por robo en casa habitada en grado de tentativa, pero el letrado del segundo mantiene la absolución al haber impugnado, por inconstitucionales, las imágenes recogidas en cámaras de seguridad del entorno de la vivienda de la víctima y, alternativamente, pide una condena por delito de robo en grado de tentativa y lesiones en concurso con un homicidio imprudente.

Frente a ello, la fiscal del caso y un hijo de la víctima entienden que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato, robo con violencia en casa habitada, detención ilegal y pertenencia a grupo criminal, con una petición global en el primer caso de 31 años de cárcel y en el segundo de 38 años, a sustituir por prisión permanente revisable, mientras que otra de las hijas de la anciana entiende que la muerte de ésta se encuadra en un homicidio y por eso solicita 21 años de privación de libertad.