Fernando Rey junto a la Facultad de Derecho en Valladolid

Fernando Rey junto a la Facultad de Derecho en Valladolid

Valladolid

Fernando Rey, el consejero de Educación que volvió a las aulas para redescubrir su vocación

El leonés ocupó el cargo de consejero de Educación de la Junta de Castilla y León durante el gobierno de Herrera (2015-2019) y volvió a la docencia tras este “máster práctico” como él mismo lo define

10 octubre, 2021 07:00

Amante del cine, de la lectura y del senderismo, Fernando Rey Martínez es una persona cercana en las distancias cortas, cabal y tranquila que sabe transmitir a la perfección lo que quiere decir con las palabras justas y precisas.

Este leonés de 58 años fue el consejero de Educación dentro del gobierno de Juan Vicente Herrera entre 2015 y 2019 y suma 14 años como catedrático. Tras despedirse de las Cortes volvió a las aulas donde ejerce como profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Valladolid.

Rey participó también en la reforma del Estatuto de 2007. Lo hizo como experto independiente después de que José Antonio de Santiago-Juárez, “un gran político” para nuestro entrevistado, se lo pidiese. Fueron los dos los encargados de redactar el documento cero de esa reforma.

Charlamos con él sobre la misma y también sobre su paso por el parlamento regional, por el comienzo de las clases en la UVa y, además, de su pasión desmedida por la docencia en la siguiente entrevista:

¿Cómo recuerda esos cuatro años como consejero de Educación?

Los recuerdo con mucha felicidad. Aprendí muchísimo. Tengo la sensación de que hice alguna aportación al interés general y también conocí a profesionales de la educación sensacionales. Trabajé muy bien a las órdenes de Herrera y su equipo. Fueron años estupendos.

¿Cómo surge esa carta de despedida cuando se desvinculó de la consejería?

Fue una carta de despedida a los profesores para darles las gracias por todo.  Lo más interesante de la educación son los profesores. Son profesionales, tienen una remuneración pero es evidente que hacen muchas cosas que no están pagadas. Salen de la voluntad de acompañar y ayudar a sus alumnos. A veces digo que he redescubierto mi vocación de profesor universitario tras pasar por la consejería y ver el ejemplo de otros muchos profesores, sobre todo de Primaria, Infantil o Secundaria donde he captado ese entusiasmo y esas ganas de enseñar fantásticas.

¿Más ganas de retomar la docencia tras su paso por las Cortes?

Redescubrí mi vocación. En la Universidad damos clases pero también estudiamos tenemos otras funciones pero durante los cuatro años en el parlamento regional volví a sentir esa vocación.

En esa carta también escribió lo siguiente: “Servir con el presidente Herrera ha sido un honor y un auténtico placer”

Claro que sí. Castilla y León, para bien o para mal, es el presidente Herrera por los años que ha estado gobernando esta Comunidad.

¿Ha vuelto a hablar con Juan Vicente Herrera?

Sí, alguna vez hemos hablado. Tengo una buena relación con él.

¿Qué momento es el que más recuerda en las Cortes?

Muchos. Las comparecencias iniciales, sobre todo. En clase explico las Cortes Autonómicas, que son para mí un lugar de mucho respeto. Comprendo el significado que tiene y, como te digo, recuerdo las primeras comparecencias y ese Plan de Legislatura. También alguna sesión de control y preguntas divertidas.

También tuvo algún encontronazo con Pablo Fernández.

Con Pablo Fernández es imposible no tener encontronazos pero es un tipo muy educado y agradable en el trato personal. Es algo histriónico pero tiene gracia.

Vivió en las Cortes momentos tensos pero también divertidos.

Eso es la política.

¿Cómo recuerda su vuelta a las aulas?

Fantástica. Había pasado siete años, tres en el Consultivo y cuatro como consejero, fuera de la universidad y fue muy buena porque a mí lo que me gusta es ser profesor, dar clase y estudiar. Tras unos años inolvidables volví a mi ser.

¿Vive mejor en las aulas que en las Cortes?

Ahora vivo mucho mejor. No digo con esto que no haya crítica por parte del alumnado hacia mí como en las Cortes pero los alumnos tienen la cortesía de no decírmelo a la cara. La crítica es más descarada en el parlamento regional.

¿Es más feliz en las aulas que en las Cortes?

Sin duda. Fui feliz esos cuatro años y al retornar a las aulas. Cuando hablé con el presidente Herrera habíamos acordado eso. Era su última legislatura y mi primera y última. Una experiencia estupenda pero con fecha de caducidad.

Yo explico, en mis clases, Gobierno, Comunidades Autónomas, Parlamento… en realidad, de lo que explico, las Cortes me dieron una visión práctica de la teoría que tenía. Me ha ayudado mucho como profesor. Al final ha sido un máster muy práctico.

Es muy complicado ahora mismo despertar esa curiosidad entre el alumnado

Así es. Ellos desayunan cada día con escándalos de corrupción, de baja calidad intelectual y moral de la clase política, no de todos porque algunos se salvan, pero el tono general es peligroso. Todos los españoles tenemos la certeza de que no están los mejores gobernándonos.

Rey ante la fachada de la Universidad de Derecho

Rey ante la fachada de la Universidad de Derecho

Como apunta, es profesor de Derecho Constitucional, ¿Qué quiere inculcar a sus alumnos?

Como profesor lo esencial no es intentar enseñar sino ayudar a que ellos aprendan. El aprendizaje más profundo es el que uno hace por sí mismo. Yo no tengo la pretensión de enseñar a mi alumnado.

Es el profesor más citado en artículos dentro del Área de Derecho, en la UVa. Supongo que un gran orgullo.

Más bien sorpresa. Es una especie de ranking para los profesores de Derecho de toda España a través del portal Dialnet que es muy importante porque es el lugar en el que están muchas de nuestras publicaciones. Han medido, tanto el número de publicaciones, el de citas y la cantidad de veces que se dan esas citas en relación al número de publicaciones. Ha relacionado cantidad y calidad. Los resultados han sido sorprendentes para mí.

¿Cómo ve la apuesta de la UVa por la educación presencial pese al coronavirus?

Esa apuesta me parece fantástica. En general, la opción por la presencialidad que hemos tenido en nuestro país creo que es sensacional. Incluso en Castilla y León ha sido más notoria que en otros lugares y pienso que han acertado.

En la no universitaria, la enseñanza a distancia genera mucha desigualdad. Perjudica la calidad y la equidad. En la universidad esa presencialidad ha ido muy bien. Casi no ha habido contagios, el equipo rectoral y el rector creo que lo han hecho muy bien.

Desde esta semana hemos reagrupado, en derecho. Ha sido una alegría ver a todo el grupo junto. Es algo parecido a la realidad anterior. Aún seguimos con la mascarilla pero estoy seguro que pronto podremos quitárnosla.

Participó en la redacción de la reforma del Estatuto de 2007, ¿Cómo lo recuerda?

La redacción de la reforma del Estatuto responde a un doble diálogo de dos parlamentos, por un lado el autonómico, donde hubo consenso entre el PP y el PSOE, dorados tiempos en los que los partidos se ponían de acuerdo para aprobar algo. También lo hubo en el parlamento de Madrid. La reforma del estatuto se aprueba por una Ley Orgánica que requería una mayoría alta.

Intervinieron muchos expertos pero el documento cero, la redacción del texto inicial, la hicimos José Antonio de Santiago-Juárez, que era el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, y yo. Para convencerme, me dijo que contaba con muchos asesores del partido, del Gobierno, pero que necesitaba un constitucionalista que fuera imparcial. No nos conocíamos antes de la redacción de esta reforma y para mí fue todo un placer trabajar con él, descubrir al gran político que es José Antonio de Santiago-Juárez.

¿Cuál es la importancia de esta modificación del estatuto?

La importancia del estatuto es máxima para Castilla y León. En los estados federales, al Estatuto se le llama Constitución del Estado, que es el lugar en el que se establecen los derechos y principios específicos de los castellanos y leoneses y nuestra organización institucional.

¿Cómo ha sido la evolución del estatuto estos años?

La evolución en Castilla y León es, por un lado su aprobación, con el primer estatuto. Hay otro momento clave, a partir del año 92 cuando se amplían competencias, sobre todo en Educación y Sanidad. El tercer gran momento, que completa este ciclo, es la elaboración del Estatuto vigente que supuso revisar todo el documento, artículo a artículo, para adaptarlo a los cambios que había habido hasta ese momento.

Importante el Estatuto por lo que dice y por lo que no dice. Por las competencias que no se asumieron. Este documento es, como dice la propia Constitución, la norma institucional básica de Castilla y León.

Ha sido defensor del estado de alarma durante la pandemia. ¿Cómo lo ve ahora? ¿Sigue pensando lo mismo?

Creo que la sentencia del tribunal, en la que se declara inconstitucional el estado de alarma, obedece a razones políticas y estaba muy débilmente argumentada desde el punto de vista jurídico. Va a generar problemas graves en el futuro.

Yo decía: es una alarma un poco especial. Es una alarma excepcional pero no un estado de excepción que se refiere a crisis de orden público ligadas a la seguridad pública, no a situaciones de calamidad como puede ser una pandemia.

Toda esta línea jurisprudencial del Tribunal Constitucional que está cuestionando, a instancia de VOX pero da igual el partido que fuera, el estado de alarma es como si estuviera olvidando demasiado rápido lo que significó la pandemia en sus orígenes. No comparto nada de esa primera sentencia.

¿Cómo ve la actividad de la Universidad de Valladolid? ¿Cree que va por buen camino?

La Universidad de Valladolid es una universidad muy sólida. Tiene sus especialidades y me  he encontrado con una institución que está muy bien ordenada pero otra cosa es que la sociedad actual, y los cambios demográficos y tecnológicos, nos obliguen a introducir cambios.

El qué se enseña y el cómo se enseña quizás no sea la fortaleza de la casa pero en lo demás somos punteros. Somos una de las universidades con un nivel más alto de calidad docente. Hay un grupo de profesores en todas las áreas realmente notable y excepcional, comparable a cualquier otra universidad.

Si hay algo peculiar de Valladolid es que somos, como buenos castellanos, partidarios de hacer y de no mostrar y no aparentar. A veces esto nos perjudica.

¿En qué se debería de mejorar por tanto?

En innovación, en imagen, y en sentido y orgullo de pertenencia. Yo he podido comprobar, en comparación, por ejemplo, con la Universidad de Salamanca, que hay una diferencia muy grande. La ciudad, todas las instituciones y el Ayuntamiento están volcados con la Universidad. Saben que es el activo principal de Salamanca. Sin embargo, la Universidad de Valladolid y la ciudad de Valladolid mantienen una cortés indiferencia.

Yendo al Campus de Zamora, los zamoranos y profesores decían: “Nosotros somos Salamanca”. Resulta impensable que los Campus de Soria, Palencia o Segovia digan eso de “Somos Valladolid”.

¿Cómo ve el futuro?

Me gustaría que recuperásemos un poco las cosas que hemos perdido con la crisis.  Ese intercambio académico con otros países y universidades y salir un poco del confinamiento. Los profesores y profesoras de universidad no hemos estado del todo confinados, teníamos una literatura de escape que es el estudio, que abre todas las puertas y rompe todas las cadenas de las cárceles. Estudiando estás conectado con un segundo universo. Hay otra conexión con el universo y son esos intercambios y esos viajes, con conferencias, congresos y demás. Ojalá que lo recuperemos pronto.

Deseo también estudiar más y estudiar mejor porque he vuelto con ganas tras un tiempo de máster. Después de unos años de prácticas he descubierto que lo que más me gusta es la teoría.