Pacma denuncia “más de dos horas de agonía” y descontrol en la celebración del Toro Jubilo de Medinaceli

Pacma denuncia “más de dos horas de agonía” y descontrol en la celebración del Toro Jubilo de Medinaceli Pacma

Soria

Pacma denuncia “más de dos horas de agonía” y descontrol en la celebración del Toro Jubilo de Medinaceli

"Estamos en el pueblo más oscuro de España": Pacma amenaza con convertir Medinaceli en nuevo epicentro antitaurino

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Medinaceli volvió a vivir una jornada de tensión este sábado. Más de 250 personas se concentraron por la tarde frente al Ayuntamiento para pedir que el Toro Jubilo no vuelva a celebrarse. La protesta, convocada por el Partido Animalista Pacma, devolvió al municipio soriano a un ambiente similar al de 2024, cuando una resolución judicial impidió la celebración del festejo.

Los asistentes, muchos de ellos con pancartas, camisetas reivindicativas y velas encendidas, escucharon a los portavoces de Pacma denunciar la autorización de la Junta de Castilla y León, comunicada apenas un día antes. La formación sostiene que la resolución “carece de la preceptiva declaración de espectáculo taurino tradicional” y que incumple la normativa. Además, insistió en que, si el festejo continúa celebrándose, Medinaceli podría convertirse en “un nuevo epicentro de la movilización antitaurina”, como ocurrió con Tordesillas y el Toro de la Vega.

El secretario de la Junta Directiva del partido, Javier Sanabria, se dirigió a los asistentes con un mensaje contundente: “Estamos aquí en Medinaceli, el pueblo más oscuro de España, denunciando la situación que año tras año se ha estado celebrando aquí. El año pasado ya estuvimos, conseguimos que se suspendiera este festejo y este año estamos aquí porque el Tribunal Superior de Justicia ha retorcido un poquito la ley”. Sanabria confirmó que Pacma ha recurrido nuevamente la decisión judicial y confió en que “la justicia y las leyes protejan y cumplan con la ley”.

Manifestación contra el Toro Jubilo en Medinaceli (Soria), convocada por Pacma

El Toro Jubilo recorre las calles pese a las protestas

A pesar de la movilización y del clima de tensión, el Toro Jubilo volvió a celebrarse por la noche. El Ayuntamiento dispuso las medidas de seguridad habituales para un ritual que es único en Castilla y León y que avanza en su tramitación para convertirse en Bien de Interés Cultural.

Los mozos enmaromaron al toro, lo cubrieron de barro —desde las patas hasta la testuz— y colocaron en su cornamenta la tradicional gamella metálica con dos bolas de fuego. Estas ardieron durante buena parte del festejo y, cuando se apagaron, se dio por concluida la celebración. Como cada año, el acto coincidió con la víspera de la festividad de San Arcadio, Eutiquiano, Pascasio, Paulino y Probo, cuya tradición vincula sus reliquias con un toro portador de teas encendidas.

Pacma denuncia “maltrato extremo” y un festejo fuera de control

Ya entrada la madrugada, Pacma denunció públicamente que lo vivido fue una “exhibición de maltrato animal extremo”. Según la formación, el embolado previo duró 19 minutos, durante los cuales los emboladores formaron un muro humano que impedía ver al animal, que —relatan— mugía sin cesar mientras era inmovilizado. Una vez prendidas las bolas de fuego, el toro llegó a soltarse parcialmente del pilón e intentó apagar las llamas hundiendo la cabeza en el barro.

La organización del festejo, según Pacma, derivó en un caos. “El fuego se apagaba y lo reavivaban abanicándolo con capotes”, denuncian. Señalan además que la organización fue “totalmente incapaz” de conducir al toro al corral durante más de dos horas. “No hubo mansos ni coordinación. A la 1.30 de la madrugada gran parte del público —algunos ondeando banderas franquistas— e incluso la Guardia Civil ya se habían marchado”, explican. Apenas una treintena de personas permanecieron intentando resolver la situación.

Un festejo con siglos de historia y un rechazo creciente

El Toro Jubilo es una tradición documentada desde el siglo XVI. La primera referencia data de 1559, cuando Felipe II presenció el festejo desde el balcón del Palacio Ducal. En aquella época se celebraba varias veces al año para agasajar a personajes ilustres.

Hoy, sin embargo, la celebración se encuentra en el centro de un intenso debate social. Pacma sostiene que el toro es sometido “a un calvario” incompatible con cualquier reconocimiento cultural. El Ayuntamiento, por su parte, pide respeto a la tradición y recuerda que este tipo de festejos forma parte del patrimonio local y que, sin ellos, “la raza del toro bravo estaría en peligro de extinción”.

Mientras tanto, el proceso judicial permanece abierto para determinar la legalidad de la celebración. Pacma asegura que llegará “hasta donde sea penalmente factible” para frenar un ritual que considera cruel. El mensaje lanzado este sábado, tanto en la protesta como en sus denuncias posteriores, resume su postura: la batalla por el Toro Jubilo está lejos de concluir.