Fali posa junto a la entrada de su bar Balsa El Pino’

Fali posa junto a la entrada de su bar Balsa El Pino’ Cedida

Segovia

Fali (54 años), de jefe en Madrid a resurgir un bar en su pueblo de 100 habitantes: "Papá, siempre estás al teléfono"

Dejó la capital por el estrés, cambió de vida gracias al apoyo de su familia y ahora es el alma de Aldeanueva del Codonal en la provincia de Segovia: “Esto no tiene precio”.

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Algunos dicen que al lugar donde fuiste feliz no debes volver, porque nada será igual de lo vivido. Otros aseguran que al lugar donde fuiste feliz debes repetir y volver una y otra vez, las que hagan falta. Rafael, Fali, lo tenía claro.

Existe un pequeño pueblo en la provincia de Segovia que desde hace año y medio tiene más alegría. Se llama Aldeanueva del Codonal. Apenas 108 habitantes lo pueblan en la campiña segoviana, pero una familia ha vuelto para recordar al mundo que la vida también puede comenzar a los 54. Y de otra manera a la que imaginamos.

Él se llama Rafael Lobato Palomo, pero todo el mundo le llama Fali. Y su historia es, a partes iguales, un ejemplo de sacrificio, ilusión y esfuerzo, pero sobre todo, de amor familiar.

Durante 25 años, Fali fue el encargado de todo un departamento de mantenimiento en una gran empresa madrileña. Con muchos empleados a su cargo, fines de semana sin descanso, llamadas a cualquier hora. Lo que ahora se denomina la tiranía del reloj, del estrés y del teléfono móvil. Él mismo lo dice con emoción en los ojos: "Era todo el día, 24 horas, fines de semana...".

Hay escenas que marcan una vida y Fali la tuvo. La dibujó su hija, con palabras sencillas y certeras: “Siempre estás al teléfono, papá. No podemos tener una conversación.” Y fue ese tirón de la conciencia, esa pequeña gran frase de Pepito Grillo que solo quería a su padre presente, lo que le hizo parar en seco.

Lo que vino después no fue fácil, ni impulsivo. Fue una decisión meditada, consensuada con su familia: “No les he empujado, no les he arrastrado. Lo decidimos juntos y se lo agradezco con toda mi alma”, insiste un emocionado Fali, que coloca a su familia en el centro de su vida.

Preciosa imagen nocturna del bar

Preciosa imagen nocturna del bar Cedida

Fali, un hombre sentimental y todo corazón, nació en Segovia y se crio en Aldeanueva del Codonal, donde su madre echó raíces. Volver no era una huida, era un regreso. Un reencuentro con el niño que fue y con el hombre que necesitaba ser.

Con 54 años, cambió la corbata por el delantal, el despacho por una barra de bar, y el ruido de la ciudad por el canto de los pájaros. Resurgió el único bar que había en el pueblo, ‘Balsa El Pino’.

Y eso que nunca había puesto una caña, ni un cubata ni preparado un café. Era aprender desde cero. “Esto ha sido un reto tremendo. Jamás me había dedicado a la hostelería”.

Óxigeno para el pueblo

Ahora, más de un año después, su bar es el corazón de Aldeanueva. Pinchos ricos, comidas a demandas, celebraciones, buen ambiente, redes sociales muy activas y un trato cercano que ha devuelto al pueblo su esencia.

En Instagram se le puede seguir en Balsaelpino. Un vistazo a sus imágenes demuestra el buen rollo que ha logrado conseguir en el municipio. Además de una barra que nada tiene que envidiar a las del norte de España.

“Un pueblo sin bar es como un cuerpo sin oxígeno”, asegura. Y tiene razón. Su pequeño negocio es mucho más que un local. Se ha convertido en punto de encuentro, un centro social para los mayores y el lugar donde comprar las chuches los más pequeños.

Varios pinchos que se pueden degustar en la barra

Varios pinchos que se pueden degustar en la barra Cedida

“Y ahora tengo ya más tablas de cuando empecé. Cuando empecé no tenía tablas, se me notaba que yo no tenía esa soltura. Ahora ya te digo que sí que la tengo y me siento feliz”, recuerda.

Por supuesto que un bar es un negocio muy sacrificado, al igual que su trabajo en Madrid, pero hay diferencias. Las jornadas siguen siendo intensas, pero han cambiado de color. “Aquí me fijo yo mismo. No me fije nadie y la diferencia es el trato del estar con mi gente”.

Aire fresco

Fali lo resume con una imagen que puede ser la envidia de muchos: “Bajar a las ocho de la mañana, tomarme mi café en la terraza, con aire fresco, oyendo a los pájaros... eso no tiene precio”.

Aquí tiene un jardín tremendo, una terraza espectacular, aire fresco en todo momento. “No tener ordenador, no tener esas llamadas estresantes y esa exigencia de telefónica todo el día detrás de ti”, respira con tranquilidad.

Una vida que sigue necesitando de sacrificio y de esfuerzo, pero ahora es mucho más plena. Vive con su mujer y su hija de 19 años, quienes apoyaron este giro radical sin reservas. “Sin ellos, no estaría aquí. No lo hubiera podido hacer”.

Aunque desgraciadamente su otro hijo, de 22 años, está en Alemania por motivos laborales y al que echan mucho de menos. “Desde allí nos apoya en todo y nos trasmite toda su fuerza”, explica Fali. Es una familia unida por una decisión valiente, vivir de otra forma para ser feliz.

Más allá de lo personal, Fali también tiene un objetivo claro, esto lo hizo para revivir los pueblos. “Queremos incentivar el comercio rural, repoblar, que vuelva la gente joven”.

No falta el tradicional cochinillo a la segoviana, que se puede comer por encargo

No falta el tradicional cochinillo a la segoviana, que se puede comer por encargo Cedida

Y lo dice mientras atiende el bar, organiza eventos, y contesta a sus más de mil seguidores en Instagram, donde promociona su día a día con una mezcla de humor, humanidad y profesionalidad.

Su bar se ha convertido también en el centro de muchas celebraciones durante todo el año con conciertos y actuaciones. En Balsa El Pino están siempre abiertas las puertas para todo el mundo y para lo que se quiera pedir.

Y todo ello en un annus horribilis para la familia donde vieron como se quemaba más de la mitad de su casa, ahora viven de alquiler, y lo más duro, fallecía la madre de Fali, “otro pilar en mi vida al que echo mucho de menos”, lamenta. Sin embargo, no pierde su sonrisa y sus ganas de vivir.

A los 55 años, este segoviano ha demostrado que nunca es tarde para cambiar el rumbo. Que el pueblo no es un retiro, sino una posibilidad.