El Cid salió en volandas por la puerta grande de El Espinar

El Cid salió en volandas por la puerta grande de El Espinar Natalia Calvo

Segovia

La tarde de toros se la lleva El Cid en El Espinar

Ferrera y Escribano recibieron sendas ovaciones en el “Desafío ganadero”, donde destacaron dos toros de Adolfo Martín

20 agosto, 2023 09:39

El Cid, el veterano torero sevillano que volvía esta temporada y no está encontrando eco en el empresariado taurino, resolvió con una tarde importante en el coso espinariego. Los empresarios Manuel Martínez Erice y Jorge Arrellano apostaron por el torero de Salteras y acertaron de pleno.

La mano zurda de El Cid volvió a recordar sus momentos gloriosos y toreó a placer a sus dos toros, sobre todo al quinto al que le cortó los dos apéndices ante el delirio del público, que en más de media plaza ocuparon los tendidos.

Al de Pedraza de Yeltes le endosó dos tandas de naturales de ensueño, pero pinchó. Fue ovacionado. Mientras que al quinto de Adolfo Martín le hizo la faena de la tarde y de muchas tardes; donde hubo ritmo, belleza y hondura, además de la torería que dan la madurez y los años de oficio. Mató de estocada. Y El Cid paseó sonriente dos orejas y orgulloso de su obra.

Antonio Ferrera fue ovacionado con el que hizo primero de Adolfo Martín; un toro con calidad, poder y fondo, al que el extremeño ligó tandas preciosas por ambos pitones. La estocada defectuosa enfrió a la concurrencia que, aun así, pidió la oreja con fuerza, lo que el palco no accedió.

Hubo ovaciones para el toro y el torero. También fue ovacionado con el cuarto toro de Pedraza de Yeltes, un animal bronco al que Ferreras le aplicó una faena de lidiador. Brindó su toro a la matadora mexicana Hilda Tenorio.

Manuel Escribano pechó con un Pedraza que se fue apagando en los últimos tercios. Lució sus habilidades con los rehiletes y mostró sus cualidades lidiadoras echando mano de oficio. Fue ovacionado.

El toro que cerraba festejo le fue brindado a nuestra colaboradora gráfica Natalia Calvo, quien se vio sorprendida gratamente cuando el diestro de Gerena le entregó su montera. El de Adolfo fue animoso en los primeros compases de la lidia, pero en la muleta fue perdiendo el poco carbón que tenía y la faena no llegó al tendido. La estocada fue arriba y el diestro sevillano saludó una ovación.