En estos tiempos y con estos empresarios actuales, a lo que se suman los altos precios para organizar un festejo, los ayuntamientos se resisten a programar novilladas picadas que, en el cómputo de gastos generales, cuestan casi como una corrida. Por eso, es un brindis a la casi nada lo programado en la Feria Taurina de Guijuelo: una novillada con seis novilleros, casi nada! Por eso, es aplaudible la iniciativa del Consistorio chacinero, con su alcalde, Roberto Martín, a la cabeza, y el gerente del coso taurino, José Ignacio Cascón.

En el resumen general del festejo, anotar la buena entrada, casi tres cuartos en los tendidos, de un público muy entregado toda la tarde con el transcurrir de la lidia. Seis utreros de El Vaqueril de Casasola, muy bien presentados, algunos novillos con hechuras de toro, de buen juego en general, nobles y bravos, salvo el cuarto, que se rajó al inicio y el sobrero.

En cuanto a la labor de los novilleros, de todo un poco. Eso sí, eran notables las diferencias entre aquellos que vienen de la Escuela Taurina de Salamanca y los demás. Y de los charros, a destacar, sobre todo en el discurrir de la tarde, la última serie de Ismael Martín en las cercanías del utrero. Oliéndole la taleguilla, lamiendo sus muslos y con una disposición, temple, valor y fijeza digna de un novillero. Ese final de faena bien le valió dos orejas, en las que jugó mucho a favor la estupenda estocada.

También destacaron, aunque con suerte desigual, el albercano Valentín Hoyos, que realizó una buena faena con brindis previo al alcalde a favor de las novilladas. Hoyos hizo un toreo lento, dando tiempo a recuperar al animal, al que entendió a la perfección. Con una buena serie final con la mano izquierda. Pero pinchó y llegó a doble vara de medir, siendo premiado por el público con una vuelta al ruedo.

Jesús de la Calzada estuvo muy correcto toda la faena ante un excelente quinto novillo. Faena técnica y muy limpia, pero faltó esa chispa y transmisión para hacer vibrar al tendido. Qué pena que fue una faena algo plana. Aún y así cortó una oreja.

Dos orejas cortó la torera Raquel Martín, quien se llevó una serie voltereta que quedó en susto. No vamos a entrar en la valoración de los trofeos, pero si el primero lo da el público, correcto, pero que el presidente tenga una vara distinta a la hora de sacar el pañuelo, eso ya es otra canción. Porque en esa consideración Hoyos también tendría el derecho de un trofeo. En fin, cosas de las presidencias y no cambiamos.

También actuaron Manuel Martín, de Guijuelo, y Víctor Cerrato, de Leganés, aunque con abuelos guijuelenses. En su haber general, están por debajo de los tres alumnos de la Escuela, aún y así mostraron ganas, disposición y cumplieron con esta inmensa oferta del Ayuntamiento de Guijuelo de incluirlos en una de las poquísimas novilladas picadas. Quizás será por eso que se encuentran en un nivel inferior. Pero todo se andará, si la Fiesta no decae.

Y ya cuando la tarde fenecía en el rugir de la plaza se escuchó la voz del juez que aún retumba: 'K sí K no', como la peña del concejal de Festejos, Roberto Garabaya, que ufano anda con unas fiestas de postín, ay!

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FICHA DEL FESTEJO

Novillos de El Vaqueril de Casasola, muy bien presentados, bravos en general y de buen juego, algo más rajado el cuarto.

Manuel Martín, oreja y silencio en el sobrero que regaló el Ayuntamiento.

Valentín Hoyos, vuelta al ruedo.

Raquel Martín, dos orejas.

Ismael Martín, dos orejas.

Jesús de la Calzada, oreja.

Víctor Cerrato, oreja.