briviesca burgos toros 2

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Salamanca

Vivencias de toros en nuestros pueblos: Briviesca y Cantalpino

17 agosto, 2017 12:24

Esta no es una crónica taurina al uso, es un reportaje sobre las vivencias acaecidas en los días más taurinos de nuestra piel de toro, valga la expresión, como son los días previos y posteriores a la Virgen de agosto.

Raro es el pueblo de cualquier rincón de España, salvo excepciones, que en las fechas señaladas no tiene su fiesta de toros. Ya se cuidará cualquier alcalde de no incluir en sus fiestas mayores un festejo taurino; mayor, menor, popular, etc. Es una tradición secular que no morirá nunca.

Con nuestros apuntes, fotos y demás les narraremos lo que se vive en los tendidos, como actúan los aficionados, los peñistas, las charangas, los niños, los nativos del lugar que vuelven para celebrar sus fiestas, etc.

Por circunstancias no pudimos elegir población alguna, tampoco teníamos premeditación de hacer este reportaje. Surge cuando el día 15 de agosto me desplazo a Briviesca (Burgos) para cubrir la información de una corrida de toros para el programa taurino Grana y Oro, espacio que dirige Carlos Martín Santoyo y se emite semanalmente en CYLTV.

Sí había premeditación de visitar Cantalpino (Salamanca) al día siguiente para presenciar un festival de diestros netamente salmantinos. Lo habíamos acordado con mi amigo Gonzalo Santonja y Toni, su compañera sentimental. Y de ahí surge la idea del reportaje. Lo cierto es que no había necesidad, ya que hubiera despachado ambas visitas con sendas crónicas al uso y aquí paz y después gloria.

Pero a uno, ahora, le sobra tiempo para todo; hasta para escribir que es una de mis pasiones, al margen de los toros y otras buenas cosas que nos ofrece esta vida como por ejemplo cultivar amigos y hablar de mis nietas/o. Y eso es lo que pretendo ofrecerles. Vamos a ello.

Mañana del 15 de agosto. La carretera echa humo hacia el Norte camino de Burgos por la A-62. Venga coches franceses y algún camión portugués…. Mañana soleada, algo de neblina cuando llego a Briviesca, la capital de La Bureba. (LA BUREBA es una región natural, con personalidad propia, geográfica y humana. Su extensión abarca unos 1.000 km cuadrados. Su altura media sobre el nivel del mar ronda los 700 metros). Echamos mano de la pedia, como no, en este caso de Burgospedia y les ofrecemos lo de La Bureba.

Disculpen que les vaya incluyendo temas geográficos, pero los toros tienen estas cosas. Al fin y al cabo nunca está demás ofrecer este tipo de información; quizás me premien algún día. No, no es eso. Simplemente pretendo dar a conocer algunos aspectos que van unidos a este viaje improvisado.

La plaza de toros de Briviesca data de 1955, está enclavada en lo alto de la localidad; desde la grada se ve un montículo lleno de una vegetación exuberante y hay un mirador desde el que se divisa toda la ciudad. Las preciosas vistas alcanzan una enorme extensión.

El coso tiene capacidad para 4.000 espectadores y la población de Briviesca ronda los 7.000 habitantes. En fiestas suelen acudir numerosos nativos y gentes de otras localidades próximas, por lo que aumenta considerablemente su población. Pues la plaza se cubrió en tres cuartas partes de un público variopinto.

Gente mayor, gente de mediana edad, gente joven. Y niños. Muchos niños. Y muchas peñas con sus charangas y sus ropas multicolor que dan belleza y colorido a esta Fiesta nuestra. El abuelo con la nieta o el nieto de la mano yendo a los toros se ve con mucha frecuencia en estas poblaciones y mucho más en las de menor tamaño. Es lo que a muchos nos ha llevado a la afición por los toros.

El graderío es un ir y venir de gentes, sobre todo a los lavabos porque ingerir se ingiere a conciencia. Tanto bocata o “taper” repletos de exquisitas viandas, como cerveza y la clásica bota con tinto de la Ribera. El cuarto toro es el de la merienda y, en esta ocasión, le tocó al veterano diestro Sánchez Vara que cuajó una gran faena a un noble astado del ganadero paisano: Antonio Bañuelos.

Javier (Sánchez Vara), el torero, paseó dos orejas y rabo que le había pedido con fuerza un público generoso y divertido que va a los toros a eso. Simplemente a divertirse. Y al toro de Bañuelos le dieron la vuelta al ruedo. Éxito pues en una buena tarde de toros que arrancó a las siete menos veinte y acabó a las diez menos cuarto. Eso sí, pelín de frío.

Ese viento helador que llega a esta tierra filtrándose por las estribaciones de Pancorbo, al que se une el que viene por el Páramo de Masa, a ese viento le llaman los burgaleses fresco….Y uno en camisa de manga corta aguantando el tirón y sin beber de la bota que me ofrecieron varias veces por aquello de la conducción. “Mecasoensoria”, como diría el inimitable Alfredo Landa en “El bosque animado”, de mi paisano, el albaceteño José Luis Cuerda.

Nos queda el relato del resto de la corrida -con incursiones narrativas de otras índoles- donde intervinieron el sevillano Manuel Escribano, el cuellarano Javier Herrero ( a oreja por coleta) y los astados de Bañuelos, de presentación excelente y juego variado, aunque de todo hubo en esta tarde y en la viña del Señor. Y queda lo de Cantalpino que no es moco de pavo, sobre todo por el delicioso tostón que degustamos junto a Toni y Gonzalo. Les haré salivar, seguro!!!