Manuel Moure se concentra a la puerta de los juzgados de León ICAL
Casi mil días sin sentencia: el padre de un minero muerto en León exige una solución ya a la presidenta del TSJCyL
31 meses después sigue sin llegar la sentencia por los seis mineros muertos en el Pozo Emilio del Valle por la baja de la jueza. Manuel Moure, padre de uno de ellos, estalla contra la magistrada Ana del Ser: “Me gustaría saber qué piensa de todo esto, siendo leonesa como es”. Hoy se planta en la puerta del juzgado.
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La justicia, dicen, es lenta. Pero para quienes llevan más de una década esperando una hacer justicia por la muerte de seis mineros en el Pozo Emilio del Valle, en Pola de Gordón, la lentitud se ha convertido en agonía.
Han pasado doce años desde aquel 28 de octubre de 2013, cuando un escape de grisú apagó seis vidas en las entrañas de la Hullera Vasco-Leonesa. Y aunque el juicio se celebró hace ya 31 meses, marzo de 2023, la sentencia sigue sin llegar.
Este jueves 9 de octubre, Manuel Moure, padre de uno de los fallecidos, una vez más, vuelve a situarse frente a las puertas de los juzgados de León.
Son tres años de espera desde el final del proceso judicial. Tres años de silencio. Tres años de promesas que se diluyen. “Aunque todavía no se cumple la fecha del accidente, lo hago días antes para tocar los huevos”, critica.
El juicio concluyó el 31 de marzo de 2023. Desde entonces han pasado 923 días, casi mil días. La única explicación que se les ha dado a las familias es que “la jueza titular sigue de baja”. Mientras tanto, los expedientes duermen en una mesa.
Familiares de los mineros muertos se concentran este jueves a las puertas del juzgado Cedida
Manuel Moure no habla en abstracto y es directo. Dirige sus palabras a Ana del Ser, nueva presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León desde el pasado mes de abril, y hasta hace poco, presidenta de la Audiencia Provincial de León. Le recuerda su condición de leonesa, su pasado institucional, como si aludiera a una obligación no solo profesional, sino moral:
“Me gustaría saber qué piensa de todo esto, siendo leonesa como es”, se pregunta
Para Moure, no se trata solo de que el TSJCyL ejecute su función, se trata de que ella, con nombre y apellido, con raíces en León, dé la cara. Que explique ese silencio que para las familias es insoportable.
Ana del Ser toma posesión como presidenta del TSJCyL
Recuerda que cuando Ana del Ser tomó posesión como presidenta del TSJCyL, su discurso estuvo cargado de buenas intenciones: prometió “servicio público”, “proteger a las víctimas”, “trabajar con todas las instituciones, colegios jurídicos y fuerzas y cuerpos de seguridad”.
Aunque en una entrevista afirmó que este caso tenía, "una sentencia muy difícil de desliar”, algo que reprocha Moure, con ironía cargada de rabia. “Es tan complicado dictar una sentencia, es que no hay otra jueza”, añade. Y advierte: “Me gustaría saber qué piensa de todo esto”, repite.
En este contexto, Ana del Ser apuntó que hay situaciones "muy complicadas" y explicó que quizá el legislador debiera solventar este asunto porque es importante que el juez predeterminado por Ley no se cambie, pero en ocasiones se producen situaciones "extrañas" donde la solución es "realmente muy complicada".
Además, la leonesa expresó su “tristeza por no tener en las manos una solución”, ante la baja prolongada de la jueza del caso que lleva ya más de dos años en espera de resolución judicial. A Manuel esto no le vale de nada.
"No creo en la justicia"
“Es reírse de uno a la cara. No puedo creer en la Justicia”, estalla Moure en conversación con EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León. “¿Cuánto tiempo necesitan para decidirlo? Todo ha sido un cúmulo de dejadez desde el primer día. Allí no se precintó nada. Siguieron trabajando hasta 2018”.
Para las familias, las irregularidades comenzaron el mismo día del accidente. Moure recuerda que el fiscal dejó fuera del juicio a figuras clave, como el encargado directo de los mineros o los vigilantes de seguridad. “Mandan a declarar al director de la mina, que no ha bajado en su vida”, lamenta.
“A mí no me da miedo nada, así que pon todo lo que te he dicho”. Así comienza la conversación con Manuel Moure, padre de uno de los fallecidos. Habla sin pausa, sin eufemismos, con la rabia de quien ha perdido al hijo y no encuentra consuelo ni justicia.
Última sesión del juicio por la muerte de seis mineros en la Hullera Vasco Leonesa ICAL
Su hijo, Manuel Moure hijo, ‘Manolín’, tenía 39 años, era de Ciñera de Gordón y acababa de ser padre de una niña. “Perdí lo que más quería”, repite su padre. “Y lo peor es que fue por algo que se pudo evitar”.
Aquel 28 de octubre, el grisú, el gas mortal que los mineros aprenden a temer desde su primer día, se cobró seis vidas: Carlos Pérez, Antonio Blanco, Orlando González, José Luis Arias, Roberto Álvarez y Manuel Moure. Jóvenes mineros, entre 35 y 45 años. Todos ellos trabajaban en el Pozo Emilio del Valle, una mina con un largo historial de advertencias y accidentes.
“Es lo único que me queda, al menos tocar los cojones”, dice Moure padre, con su pancarta gastada en las manos, la misma que lleva varios años sosteniendo ante el juzgado de León.
No hay un día que no tenga en el recuerdo a su hijo y no hay un día que no pregunte a sus abogados si hay novedades. “No saben qué hacer. Hay que esperar les dicen…Todo ha sido una chapuza”, afirma sin fuerzas.
Silencio institucional y sindical
La rabia de Moure no se dirige solo a la Justicia. También apunta a los sindicatos y a la Junta de Castilla y León. “Todos los fallecidos estaban afiliados, y ni una sola denuncia presentaron los tres sindicatos. Ni una sola. Qué vergüenza”, denuncia.
Sobre la Junta, a la que considera “responsable y con competencias en Minas”, apenas le queda esperanza: “Ni una palabra han tenido para las familias”.
El recuerdo de su hijo sigue vivo en cada palabra. “Tenían los medios para poder evitarlo. Dieciséis personas encargadas de la seguridad y ninguno fue capaz de decir ‘esto se para’”, repite entre lágrimas.
Los días pasan, los aniversarios se acumulan, y los medios que antes se volcaron ya no aparecen. “Se olvidaron. Pero yo no tengo miedo a nada. Perdí lo que más quería”, insiste Moure, que este miércoles volverá a estar en las puertas del juzgado.
Allí seguirá, con su pancarta, su rabia y su memoria, recordando que seis hombres bajaron un día a la mina y nunca regresaron. Y que once años después, la Justicia sigue bajo tierra.