Hacinas, en la provincia de Burgos.
El pueblo de CyL rodeado de árboles con 100 millones de años que ha enamorado a National Geographic
Se trata de una localidad que guarda, entre sus piedras, los secretos de un bosque prehistórico, convertido, a día de hoy, en motivo de orgullo y tradición.
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Al sureste de la provincia de Burgos, y en el corazón de la Sierra de la Damanda, entre rocas que se encuentran bañadas por el sol, National Geographic destaca un pueblo que, destaca por su naturaleza y resiste al paso del tiempo.
Está protegido por la Peña de Carazo y custodiado por sus montes. Se alza a casi mil metros de altitud guardando un legado inesperado con árboles que millones de años atrás dieron sombra a criaturas que no sobrevivieron, pero que gracias al relato de sus bosques fosilizados y al cuidado de los lugareños, se siguen recordando.
Pasado geológico y el presente
National Geographic ensalza la belleza de Hacinas, un pueblo que se ubica a menos de 70 kilómetros de Burgos, en Castilla y León, y que custodia un bosque prehistórico petrificado que asoma entre su plaza y senderos.
Era hace 130 millones de años, en un clima tropical, cuando crecían gigantescas coníferas que fueron sepultadas por el lodo.
Con el paso de los milenios, su esencia vegetal se transformó, como explican desde National Geographic.
Y es que el ópalo que los habitó se volvió cuarzo, y así, la fosilización los convirtió en piedra, describen desde el Instituto Geológico Minero de España.
Esos árboles dejaron otras huellas, con sus moldes (vacíos) como los hallados en Cueva de los Moros del Castillo y contramoldes (llenos), encontrados en la Peña San Marcos.
Recién a comienzos del siglo XX los lugareños hallaron los primeros fragmentos. En los años '70 comenzó su protección al desenterrar un tronco y trasladarlo al casco urbano, lo que inició su conservación. En el Centro de Visitantes del Árbol Fósil, promovido por la nueva corporación municipal de Hacinas, el viajero puede reconstruir esta historia.
Las representaciones muestran la corteza, hojas y frutos del Protopodocarpoxylon haciniensis, (descubierto e investigado por profesores de la Universidad Politécnica de Madrid), junto a recreaciones del bosque original donde varias maquetas evocan los paisajes prehistóricos e invitan a comprender la botánica del lugar.
Más que árboles
Cinco senderos parten de Hacinas, Hacinas-Cabezón, Fuenteseca–Tenadas Grandes, San Marcos, La Madalena y Hacinas-Castrillo, que invitan al caminante a perderse entre parajes y a descubrir un lugar fiel a sus raíces.
Y cuando el día se rinde, el viajero puede descansar en lugares como el Centro de Turismo Rural. Si aún queda curiosidad por seguir los pasos de los árboles fósiles, es recomendable visitar pueblos vecinos como Salas de los Infantes, Castrillo de la Reina o Cabezón de la Sierra, donde se encuentran más rastros de aquellos tiempos prehistóricos.
Hacinas, un lugar al que visitar por su encanto natural con muchos encantos para el turista.