Imagen de dos operarios y, al fondo, una planta de biometano.

Imagen de dos operarios y, al fondo, una planta de biometano. Sedigas

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Por qué el biometano y el biogás pueden ser una oportunidad segura para el mundo rural de Castilla y León

Europa cuenta ya con alrededor de 21.000 instalaciones de este tipo y ahora España está comenzando a desarrollarlas.

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Las circunstancias climáticas, geopolíticas y económicas han puesto a Europa ante la tesitura de avanzar y profundizar en el proceso de transición energética, de descarbonización de su modelo energético y de mejora de la sostenibilidad ambiental.

La necesidad de reducir la dependencia energética del exterior, garantizar un suministro energético seguro y promover un modelo más eficiente y respetuoso con el medio ambiente ha impulsado la búsqueda de alternativas energéticas renovables.

En este contexto, los gases renovables, en particular el biometano, emergen como una opción real, sostenible y clave para el desarrollo de una verdadera economía circular y la generación de oportunidades de desarrollo económico y social en buena parte de nuestro territorio.

Ante ello, son muchos los que llevan tiempo apostando por esta fuente de energía renovable, que ahora España empieza a impulsar y en la que Castilla y León puede tener un papel destacado para liderar su desarrollo en el nuestro país gracias a las propias y benéficas singularidades de la región.

El biometano se ha convertido en una alternativa energética viable al gas natural de origen fósil, con el beneficio añadido de ofrecer una respuesta al problema de la gestión de los residuos, transformándolos en una energía limpia y en un subproducto como el digestato, que puede ser utilizado como un fertilizante natural sustitutivo de los de origen químico.

Sin embargo, como ocurre con toda novedad, esta irrupción está siendo acompañada también de cierta incertidumbre y desconfianza por lo desconocido. De ahí las dudas que han surgido en el mundo rural en algunos puntos de esta comunidad autónoma, lo que no significa que no haya respuestas.

En este nuevo panorama energético, la Asociación Española del Gas (Sedigas) -una asociación empresarial con más de 50 años de historia- está participando en el debate público asumiendo un papel destacado en la divulgación y explicación de la realidad y los beneficios de este vector energético para nuestro país.

De esta manera, desde Sedigas han arrojado luz, en declaraciones a este periódico, a varias de las cuestiones recurrentes que sobrevuelan el mundo rural estos días ante el anuncio de la potencial implantación de diversos proyectos de producción de biometano en Castilla y León.

Alternativa al gas natural

El biometano se ha colocado como una alternativa energética sostenible al gas natural de origen fósil. Es una fuente energética que, además, tiene el potencial de contribuir de manera decisiva a abordar otro problema existente en nuestra región, que es la gestión eficiente de los residuos orgánicos procedentes entre otros de la actividad agrícola, la ganadera, la industria alimentaria, la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos o los lodos de las depuradoras de las aguas residuales.

Fruto del proceso de tratamiento de esos residuos se obtiene un gas renovable, biogás, que es depurado para alcanzar una calidad similar al gas natural que utilizamos ahora para calentar nuestros hogares o utiliza nuestras industrias en sus procesos productivos.

Además de la obtención de ese gas, como resultado del proceso, se obtiene un digestato o digerido, un subproducto que puede ser empleado para mejorar la calidad de los terrenos de cultivo, pudiendo sustituir a los fertilizantes de origen químico.

En octubre de 2024, Sedigas presentó un decálogo de compromisos y recomendaciones de buenas prácticas a las que se han adherido sus asociados para el correcto y responsable desarrollo de los proyectos de biometano en España.

Entienden que, ante la falta de información y el desconocimiento general existente de la realidad de esta tecnología, se haya producido cierto rechazo social, pero matizan que “estamos hablando de una tecnología probada, madura y segura, desarrollada en todo el mundo, pero que en España aún no hemos aprovechado".

La realidad nos muestra que en Europa hay alrededor de 21.000 plantas que "se integran perfectamente en el entorno sin ningún tipo de problema, en países como Dinamarca, Alemania, Francia o Italia, por nombrar alguno de los más destacados". Una oportunidad para España que, como uno de los países "más sancionados" por la UE por una mala gestión de los residuos, ofrece una solución viable a este "serio" problema.

La Comisión Europea fijó en 2022 un objetivo común de alcanzar una producción de 35.000 millones de metros cúbicos en 2030 en su conocido programa REPowerEU y ha reconocido a España un papel fundamental para lograr esa meta dado nuestro enorme potencial. El propio Gobierno de España, en su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), ha fijado un objetivo de al menos 20 TWh/año de biogás a finales de esta década. Por tanto, se trata de una energía renovable reconocida y avalada en todos los ámbitos institucionales, nacionales y europeos.

"El biometano es un producto energético renovable que nos permite reducir nuestra dependencia energética del exterior, reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, nos ofrece una solución eficiente a la necesaria y obligada gestión de los residuos procedentes, principalmente, de la agricultura, la ganadería y la industria agroalimentaria", insisten.

Un potencial energético de 38 TWh/año

Una apuesta por esta energía renovable a la que Castilla y León contribuiría con un papel de liderazgo en España, ya que, según las estimaciones de Sedigas, tiene un potencial para producir hasta 38 teravatios hora de biometano al año, una cantidad que permitiría descarbonizar el consumo medio de gas natural de unos cinco millones de hogares.

"No solamente podría abastecer a la totalidad de la demanda de gas natural de la región, tanto de los hogares como de la industria, sino que también podría ‘exportar’ al resto de comunidades autónomas", aventuran.

De igual manera, desde Sedigas recalcan que no se van a desarrollar proyectos que "no cumplan de manera estricta las condiciones establecidas en la normativa vigente” para garantizar en todo momento la salud y la seguridad de las personas: “Esta es una cuestión prioritaria y una obligación ineludible, como no podía ser de otra manera, por el conjunto del sector", reafirman.

Y así de rotundos se muestran, ya que las autoridades "van a velar por el cumplimiento de la exigente regulación ambiental”.  "Va a haber controles y requerimientos estrictos, igual que los que se exigen para desarrollar otro tipo de actividad industrial análoga. Uno no decide instalar una fábrica de un día para otro y hacerlo en cualquier sitio y de cualquier manera", aclaran.

En un rotundo mensaje, destacan que las poblaciones donde se ubiquen este tipo de instalaciones “no van a sufrir alteraciones en su forma de vida". Además, subrayan que vienen a dar una solución a problemas ya existentes, en muchos casos, no a crear nuevos.

"Ahora mismo lo que está ocurriendo con muchos de esos residuos es que se están gestionando de manera poco eficiente e incontrolada, y eso sí que produce olores y es una clara amenaza al bienestar y la salud de los ciudadanos por las emisiones de gases y la potencial contaminación de los acuíferos y suelos de cultivo", apuntan.

Respecto de los potenciales malos olores de estas plantas, señalan que la “adecuada gestión de los residuos y el uso de tecnologías ya existentes” permiten evitar cualquier tipo de molestias en los entornos cercanos a estas instalaciones. Los sistemas de medición y monitorización continua de los procesos, “a través de sistemas técnicos y biológicos” permiten mitigar y eliminar los potenciales malos olores. Además, para garantizar la estanqueidad de los recintos también existen soluciones técnicas y, por tanto, “no tiene porqué producirse ninguna molestia”, añaden.

En Sedigas se muestran convencidos de que todas las tecnologías disponibles para el proceso de producción, también para garantizar un adecuado transporte de la materia prima, se van a implementar de forma generalizada. "Estamos convencidos que no se va a producir ningún perjuicio o impacto asociado a los malos olores, como así ocurre y está probado en los miles de instalaciones repartidas por toda Europa", aseveran.

Y es que "a nadie le interesa generar olores y que estos provoquen incomodidades y molestias severas a los ciudadanos de su potencial radio de influencia".

Ubicaciones

Respecto a la ubicación de los proyectos, la asociación aclara que "nadie tiene interés en colocar una planta para perjudicar a alguien, todo lo contrario". "Las ubicaciones no se encuentran o deciden al azar. Son fruto de un detallado y riguroso estudio y análisis de impacto para encontrar la ubicación más adecuada al entorno y la actividad que se va a desarrollar allí”, subrayan.

Factores logísticos como la capacidad de las infraestructuras viarias, pues existe un movimiento de materiales, el volumen de residuos existentes en el entorno cercano y la proximidad de la red gasista para poder hacer la inyección del biometano son solo algunos de los aspectos que se tienen en cuenta.

Esto último es otra de las ventajas que apuntan desde Sedigas. El biometano, por sus características, tiene las mismas cualidades que el gas natural y, por tanto, es un sustituto perfecto. Las redes de transporte y distribución de gas ya existentes pueden ser utilizadas sin necesidad de realizar nuevas y costosas inversiones. De la misma forma que podrá ser utilizado por las familias sin necesidad de adecuar la instalación de gas ni la caldera.

"No es una cuestión de seleccionar el primer sitio que encuentro disponible, y allí que me coloco. Además de las consideraciones logísticas, de la adecuación de los terrenos y de la disponibilidad de residuos, existe una normativa de evaluación ambiental muy exigente que determina cómo se deben instalar y en qué condiciones operar. Estas plantas van a estar sometidas a un riguroso examen administrativo, técnico y ambiental", puntualizan.

Otro punto destacado por la asociación es que los proyectos de producción de biometano no están vinculados al desarrollo de nuevas explotaciones relacionadas con la ganadería industrial. Defienden que el problema de los residuos "lo tenemos ya" y estas instalaciones ofrecen una solución eficiente y sostenible al reto de la adecuada gestión de estos.

"La actividad agroganadera es la que es y es la que tenemos", explican, por lo que estos proyectos vienen a dar respuesta a una problemática hoy existente. Y para un país como el nuestro, donde la producción agrícola y ganadera es relevante para nuestra economía, “es crítico aportar soluciones que permitan a esas explotaciones avanzar en la sostenibilidad de sus actividades y garantizar su viabilidad futura”, para que sigan siendo fuente de riqueza, generación empleo y bienestar en la España rural”.

"Más altos estándares"

A fin de cuentas, los promotores de estos proyectos promueven la adopción de los "más altos estándares" técnicos y de seguridad en el desarrollo de sus proyectos, tanto en su construcción como en la operación. "Proyectos que tienen una vida útil de entre 20 y 30 años. Van a convivir durante muchos años con el entorno y no se pueden hacer si no está garantizada una convivencia pacífica con y para el territorio", zanjan desde Sedigas.

Por eso, en todo ello radica su propósito de colaborar con todas las partes interesadas en “ofrecer una información veraz y rigurosa", que aporte “certeza a los ciudadanos, elimine falsos mitos y transmita el compromiso" del sector en que los proyectos se van a tramitar, desarrollar y operar con "calidad y seguridad, con diálogo y transparencia con la ciudadanía".  

En resumidas cuentas, el fin último es ofrecer un "mensaje de tranquilidad" y desde Sedigas tienen la certeza de que en el momento que estos proyectos empiecen a materializarse y pueda comprobarse in situ cómo funcionan se evidenciará que "no hay ninguna afectación ni perjuicios al bienestar de los ciudadanos".