El subdelegado del Gobierno en Zamora, Ángel Blanco, junto con el jefe provincial de Tráfico, Eduardo Polo, y responsables del subsector de Tráfico de la Guardia Civil y de la unidad de carreteras, han asistido esta mañana al cambio de la última señal de la provincia que limita la circulación de 100 km/h a 90km/h en carreteras convencionales para turismos y motocicletas, mientras que para camiones y furgonetas el límite será de 80km/h.

La medida entra en vigor durante la jornada de mañana y en la provincia se han cambiado un total de 114 señales en 337 kilómetros de vía, con un coste total de 22.000 euros, tras la modificación del artículo 48 del reglamento en vías convencionales.

Ángel Blanco ha resaltado que el objetivo fundamental es bajar la siniestralidad en las carreteras convencionales, pues el riesgo de fallecimiento es 3,6 puntos mayor que en otras vías, recordando que en 2017 hubo 24 fallecimientos de los cuales más del 85% fue en vías convencionales y el 37% por velocidad inadecuada, mientras que en 2018 hubo 18 fallecidos de los cuales el 68% se produjeron en este tipo de vías y en el 20% la causa fue la velocidad.

El subdelegado ha resaltado que está demostrado que la bajada de la velocidad disminuye los accidentes y ha querido hacer hincapié en el lema “a mayor velocidad menos vida, mejor ir más despacio”, algo en lo que “hay que insistir más”.

Por su parte, Eduardo Polo ha señalado que los radares fijos están obteniendo buenos resultados pero hay que prevenir más en las carreteras convencionales donde hay picos de velocidad muy altos, por lo que se establecerán radares móviles habiendo determinado ya sus ubicaciones.

Por último, Polo ha recordado que la velocidad sumada a la distracción o alcohol y drogas supone más del 40% de los accidentes.