VIA-MATRIS

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Región

La lluvia obliga a suspender la procesión del Vía Matris

24 marzo, 2018 09:32

Este viernes arrancaban oficialmente los desfiles procesionales de la Semana Santa de Salamanca, declarada de Interés Turístico Internacional. Era a las 20:30 horas con el tradicional Vía Matris en este Viernes de Dolores con la virgen del mismo nombre desde la iglesia de la Vera Cruz. Pero el tiempo no lo ha permitido, pues a las ocho de la tarde, como había previsto la Agencia Estatal de Meterología (Aemet), llovió en Salamanca. Y es que ha llegado la borrasca Hugo, con fuertes lluvias hasta el domingo.

La intención de la Vera Cruz era salir a la calle y la de cientos de fieles que se agolpaban ante el templo poder ver la salida de la talla. Pero al llegar el momento, la lluvia caía con más fuerza y se decidió esperar cinco minutos. La previsión inicial era de lluvia fina, de ahí la intención de desfilar. Pero el cielo no concedió una tregua y se tomó la decisión de suspender la procesión.

La Ilustre Cofradía de la Santa Cruz del Redentor y de la Purísima Concepción de la Virgen, Su Madre (conocida popularmente como Vera Cruz) de Salamanca, una cofradía religiosa fundada el 3 de mayo de 1506 en el convento de San Francisco de la misma ciudad, era la primera que debía desfilar. Históricamente, piedra angular de la Semana Santa salmantina. Los cofrades visten túnica de lana blanca con botonadura en azul ceñida con cíngulo del mismo color con siete nudos representando los Dolores de la Virgen, capa de lana azul y capirote de raso azul cielo con el emblema de la cofradía bordado. Se completa el atuendo con guantes blancos y zapatos negros.

La Virgen de los Dolores es obra del escultor valenciano Felipe del Corral anterior a 1718, año en que se reforma la Capilla de Insignias de la Ermita de la Vera Cruz para albergar la imagen, que había sido tallada en Madrid. Se inspira en la Virgen de las Angustias de Juan de Juni, de la que el autor debió tener conocimiento bien mediante un viaje a Valladolid o bien a través de un grabado de Juan de Roelas. Representa a la María vencida a los pies de la cruz, buscando consuelo en el cielo con su mirada y llevándose la mano derecha al pecho en el que están clavadas siete espadas en alusión a los Dolores de la Virgen. Sigue el modelo de la obra citada de Juan de Juni, pero dándole un toque más delicado y femenino, acorde con la estética del barroco dieciochesco.

Según la leyenda la imagen se llevó a Salamanca en procesión desde Madrid, haciendo parada en cada pueblo del camino para esperar a que la capilla que se le estaba preparando estuviese concluida. Se tiene conocimiento de que, por orden de un Obispo de la ciudad, se cortó una pierna de la Dolorosa que mostraba el pie descalzo, por considerarse impúdico para una imagen mariana. De hecho la talla presenta diferencias de textura y policromía en las partes de la túnica que cubren los dos pies.

Fue restaurada en el año 2000, estudiándose entonces la conveniencia de eliminar las espadas del pecho de la imagen, decantándose por su permanencia. Así, ese Viernes Santo la imagen desfiló sin las tradicionales espadas, que fueron colocadas posteriormente con un nuevo anclaje que cambió su disposición tradicional con el asesoramiento y proyecto de colocación del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, tras la pertinente aprobación de la Comisión Provincial de Patrimonio de Salamanca.

Históricamente es una de las imágenes de mayor devoción en Salamanca. En la actualidad sigue celebrándose la novena en su honor que finaliza el Viernes de Dolores con la procesión de la imagen rezándose el Via Matris, además de tomar parte, el Viernes Santo, en la Procesión del Santo Entierro. La imagen desfila sobre una carroza tallada en madera con angelotes y cartelas con el emblema de la Dolorosa y atributos de la Pasión, alumbrada por candelabros de guardabrisa en plata, donación de Gonzala Santana, camarera de la Virgen, en 1926.

Por su parte, la Hermandad del Santísimo Cristo del Amor y de la Paz llevó a cabo el traslado del Cristo de la Liberación entre un importante aguacero, pues la lluvia que obligó a suspender la procesión de la Virgen de los Dolores continuó hasta pasada medianoche.

Es una obra realizada en 1988 por el imaginero cacereño residente en la provincia charra Vicente Cid Pérez. Está realizada en una pasta de resina con alabastro policromada y presenta todo el realismo de un cuerpo humano recién torturado: agujeros de los clavos, pies y manos hinchados y heridas profundas en las rodillas. Desfila por primera vez el Sábado Santo 25 de marzo de 1989.

Esta imagen de Cristo Yacente presenta al Señor tumbado, con la cabeza inclinada hacia la derecha, con gesto moribundo y de extremo dolor y con la mano derecha abierta, en actitud de apertura y perdón a todos los hombres antes de su muerte. Es portado a hombros por treinta hermanos en unas simples parihuelas de madera.

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