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Región

La vida de un estudiante vallisoletano de Erasmus en Polonia

16 enero, 2018 11:12

Pese a la crisis en el sector periodístico, no hay más que ver el cierre hace pocos días de una de las publicaciones de investigación más importante de nuestro país como era la revista Interviú, son muchos los estudiantes que eligen el periodismo para desarrollarse profesionalmente y disfrutar de una profesión tan sacrificada como agradecida.

Rodrigo Martínez-Del Rey Delgado es un estudiante de 24 años de la UVa que se ha embarcado en la carrera periodística y que está afrontando una experiencia, de esas que no se olvidan, como es el Erasmus, en la ciudad polaca de Toruń, situada al norte del país entre los márgenes del río Vístula.

Amante de los videojuegos, de la lectura, y de su perro Bourbon, este vecino de Viana de Cega nos cuenta los entresijos de su tercer año de carrera, en este caso lejos de casa, anima a los futuros Erasmus a afrontar el reto, y no duda en calificar lo que lleva de experiencia en el país polaco como “brutal”.

Una decisión tomada de antemano

Muralla en Toruń.

Antes de comenzar la carrera tenía claro que me quería ir de Erasmus porque soy una persona a la que le gusta viajar. Polonia era un destino que me llamaba mucho la atención y aunque había muchos, incluso fuera de Europa como China o Colombia, cuando vi Toruń en la lista me gustó la idea y lo elegí”, asegura Rodrigo.

Este futuro periodista nos habla de la elección de su destino a la hora de afrontar una empresa tan importante como el Erasmus y también del papeleo previo. Todo comienza con la “asignación de un tutor que conoce ciudad y entorno” y depende de que dispongas de “un número determinado de créditos”.

Tras esto, nuestro protagonista nos cuenta que los papeleos del alojamiento fueron “sencillos”, ya que se aloja en una residencia dentro de la Escuela superior en la que estudia por lo que se centró en conseguir el Agreement, documento con el que “te convalidan las asignaturas que hagas en Polonia, en España”.

El pucelano señala que además que tuvo que realizar una prueba de inglés antes de partir y que fue avisado de “a través de una carta” de que su aventura Erasmus acababa de comenzar.

Más práctica que teoría

Son muchos los estudiantes que deciden irse fuera a estudiar durante un año y también los que se lanzan a la aventura a la hora de buscar un alojamiento en el lugar, sin embargo Rodrigo lo tenía todo atado desde Valladolid para hospedarse en esa residencia de la propia Escuela con un alto número de estudiantes polacos, el 80%, con un 17% aproximado de ucranianos y de foráneos el resto, un 3%.

Este estudiante nos cuenta que en Toruń hace “el tercer año de la carrera de periodismo” y nos detalla además que la forma de aprender en el país polaco “se centra más en la práctica”, en “el escribir o en el grabar que en las clases teóricas”, que es la tónica habitual, esta última, en España y añade que aún “no ha hecho ningún examen” en su nuevo país.

En cuanto al contacto con sus compañeros afirma que “se encuentra integrado” y que cuentan con un “sistema de mentores” que consiste en una persona que se pega al Erasmus para facilitarle la vida y las cosas que en un principio pueden ser mundanas pero que se hacen gigantes con el cambio de idioma y cultura.

Este vallisoletano nos cuenta además que “percibe beca fragmentada en dos pagos”, de los cuales ya ha recibido el primero, siendo una de ellas de una cuantía mayor y otra de “200 euros que se llama ‘Ayuda de viaje’”, que recibe por el desplazamiento que ha de hacer a su destino.

Imagen de la nieve en Toruń.

Un enamorado de Toruń y de los viajes

Toruń es una ciudad de 208.000 habitantes, ubicada al norte de Polonia en los márgenes del río Vístula, de la que Rodrigo está "completamente enamorado” por ser “tranquila” y por conservar toda su belleza y sus trazos de arte gótico ya que “no fue destruida en la Segunda Guerra Mundial” pese a los bombardeos.

Nuestro protagonista confiesa que no se deja amilanar por las bajas temperaturas polacas porque le “gusta el frío y la nieve” aunque añade que “lo que más duro se le hace” es el “tema de la luz” y el hecho de que “anochezca tan pronto”.

El frío y la oscuridad no impiden que Rodrigo disfrute de la fiesta en su nueva ciudad en bares como el ‘Number One’ ubicado, ni más ni menos, que “en el sótano del Ayuntamiento” o de los Winter Garden, que pasan por ser “jardines de invierno con cristaleras enormes en los que disfrutar de una buena cerveza”.

Otra de las actividades favoritas de los estudiantes durante el Erasmus son los viajes. Rodrigo nos cuenta que ya ha visitado Danzig, Kalisz y Varsovia y que “tiene pendiente ir a Cracovia y Lodz” dentro de Polonia y no le importaría visitar algún país como “Lituania durante la Semana Santa”.

Vistas desde la habitación de la residencia de Rodrigo en Toruń.

Una experiencia única

El vallisoletano nos confiesa que “echa mucho de menos a su perro Bourbon” y también que en estos primeros meses de Erasmus ha conseguido “ser más organizado” a pesar de ser una persona, como el mismo dice, muy “pasota”.

Rodrigo nos cuenta también que ha aprendido a “ver las cosas desde fuera” y a comprobar la visión que el resto del mundo tiene de España o de temas como el conflicto catalán que tanto se ha seguido a lo largo y ancho del planeta.

Espero que la segunda parte del Erasmus sea tan genial como hasta ahora. Espero sacar partido y aprender polaco bien, no ser bilingüe, pero poder hablar bien el idioma y también seguir viajando y sacar el máximo partido a esta experiencia”, asegura el potencial periodista.

Este pucelano recomienda a los futuros estudiantes esta experiencia tan enriquecedora y que tanto aporta tanto a nivel personal como académico para “conseguir ser tú mismo en otro sitio”, beber de otra cultura y disfrutar conociendo mundo y haciendo nuevos amigos.

Imagen del bello anochecer de Toruń.