Jesús Julio Carnero durante una entrevista con EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León Photogenic
Algodón de azúcar: ¿un regalo envenenado?
"El Ministerio confunde la necesidad esencial de la ciudad de Valladolid, a la que estaría obligado a responder, que no es otra que la desaparición de la cicatriz ferroviaria que la atraviesa de norte a sur, creando una barrera social, económica y cultural para el tercio de la población que vive segregada en el otro lado del pasadizo ferroviario".
Me dice una amiga cercana, al ver el 'Proyecto de construcción de la remodelación de la estación de Valladolid Campo Grande' presentado esta semana en la ciudad por el ministro del ramo, que le parece un cúmulo. ¿Un cúmulo?, le pregunto. “Sí, un conjunto de nubes agolpadas; una guata, como ese algodón de azúcar que venden en las ferias y nos encantaba de niños”. Es una opinión, me digo, y admito que la del algodón de azúcar es una de las imágenes que puede sugerir esa “envolvente textil que quiere convertir la estación en un icono”, como describe, con presunción visionaria, el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible. Ministerio que, a renglón seguido, matiza que “el uso de la piel textil está avalado por la ingeniería”, faltaría más, no vaya a ser que alguna persona no versada en los métodos de corte y confección del Ministerio confunda la gimnasia con la magnesia.
Porque de confusión hay bastante en este asunto. El Ministerio confunde la necesidad esencial de la ciudad de Valladolid, a la que estaría obligado a responder, porque puede hacerlo competencialmente. Que no es otra que la desaparición de la cicatriz ferroviaria que atraviesa Valladolid de norte a sur, creando una barrera social, económica y cultural para el tercio de la población que vive segregada en el otro lado del pasadizo ferroviario. ¿No hubiera sido más beneficioso empezar por responder a esta necesidad soterrando la vía ferroviaria en su transcurso urbano, destinando a este menester el montante meteórico con el que se ha presupuestado la remodelación de la estación Campo Grande?
Como “el dinero público no es de nadie”, según la doctrina sanchista, el Ministerio avanza que la anunciada remodelación tendrá un presupuesto de más de 250 millones de euros. 253 millones de euros, exactamente. Ese mismo Ministerio cifra en 70 millones de euros el coste promedio de construir una nueva estación urbana. La de Valladolid cuadruplicará sobradamente ese cociente. Con 250 millones de euros se podrían soterrar algunos kilómetros de vía en Valladolid, equiparando en igualdad de derechos y oportunidades a los ciudadanos de ambos lados del muro divisorio.
El algodón de azúcar también confunde. No a los nutricionistas, que no lo consideran ingrediente saludable en una dieta infantil equilibrada. Aunque de niños nos encantaba ese gigantesco hilo sinfín de azúcar coloreado enrollado sobre un palito, que veíamos enorme, descomunal, inagotable, una golosina infinita… que pronto se diluía, pringando manos, cara y vestimenta. Tal vez le esté sucediendo una descomposición similar al 'Proyecto de construcción de la remodelación de la estación de Valladolid Campo Grande', a tenor de los “detalles” que vamos conociendo por los fascículos que publica la prensa al respecto. Y es que eso de “la piel textil que convertirá la estación en un icono” recordaba demasiado a lo del lobo con piel de oveja del que nos advertía el evangelista (Mateo, 7:15). Otro embeleco fallido de los sastres curtidores del Ministerio para tratar de frenar el soterramiento, derecho irrenunciable de los vallisoletanos.