El 2023 va camino de convertirse en el año talismán para el turismo de Castilla y León, tras nueve meses consecutivos de datos al alza que preludian un previsible récord histórico. Solo en septiembre, llegaron a la Comunidad 890.410 viajeros y las pernoctaciones, alcanzaron un 1.432.873, un 11% más que el mismo mes del año pasado.

Y es que la extraordinaria evolución en las pernoctaciones y viajeros ponen de manifiesto la fortaleza de un sector económico que ya supone más del 10% del PIB de Castilla y León y emplea a más de 77.000 trabajadores. El cambio de paradigma en las preferencias de los turistas favorece a esta región, que lo tiene todo para enamorar a un público cada vez más exigente, deseoso de vivir experiencias únicas en entornos naturales privilegiados, no masificados, donde la historia y un legado patrimonial inconmensurable maridan a la perfección con la gastronomía de infarto y vinos excepcionales.

Pero ese crecimiento meteórico no es fruto de la casualidad. Durante décadas, empresarios hoteleros y hosteleros han hecho lo imposible por brindar al turista su mejor estancia, mientras las administraciones se han esforzado en su papel dinamizador de un sector con potencial ilimitado. La Junta de Castilla y León lleva años apostando por la promoción turística de las nueve provincias en España y en el extranjero, a través de campañas de imagen, participaciones en ferias y encuentros con agentes turísticos, así como por dotar de herramientas al sector para su modernización y crecimiento.

Pero es hora también de reconocer el empeño titánico de ayuntamientos de muchos municipios con apenas unos cientos de habitantes, que luchan por conservar y poner en valor los recursos que atesoran los rincones de nuestro mundo rural. Gracias a alcaldes, vecinos y asociaciones podemos hoy descubrir esa riqueza, fundamentalmente patrimonial y etnográfica, que perdura en iglesias, conventos, yacimientos y tradiciones. Un esfuerzo colectivo que solo se consigue con mimo y amor por la tierra.

Todo ese arraigo y las maravillas naturales que atesora Castilla y León la convierten en un diamante en bruto con posibilidades casi infinitas de crecimiento: la joya de la corona del turismo rural, el destino favorito del viajero nacional. La tierra de las mil experiencias donde encontrar cultura, monumentos, paisajes increíbles, hospitalidad y buen yantar. Una mezcla ‘excelente’, calificativo defendido por la Junta para su marca turística.

Porque Castilla y León no admite etiquetas, tan solo la de la excelencia que está demostrando el sector, en una combinación de éxitos públicos y privados, encaminados a convertir una visita fugaz en un destino experiencial para saborear con calma y pernoctar. Y por suerte, la materia prima sobre la que se cimenta esta profunda transformación abunda en Castilla y León: 8 enclaves Patrimonio de la Humanidad, 500 fortalezas, 400 monasterios, 130 municipios con catalogación monumental... y 380 kilómetros de Camino de Santiago recorriendo la Comunidad.

En EL ESPAÑOL-Noticias de Castilla y León llevamos muchos años apostando por el sector turístico, y brindamos por muchos más de éxito.