Qué lejos estaba yo de pensar en julio de 1987, cuando decidí pasar a servicios especiales en el ejercicio y la docencia de la Ginecología y aceptar entrar en el gobierno de Aznar para gestionar la Sanidad y la Cultura, que a estas alturas de mi vida tendría que escribir una vez más sobre el aborto y no de los aspectos científicos del mismo. Pero la actualidad manda y nuevamente el aborto es tema de la máxima actualidad, aunque no sea en sus aspectos puramente clínicos.

En mis cuatro años de consejero respeté la legislación e hice que se respetara en la Comunidad, al margen de mi rechazo personal y profesional al aborto, algo que desde el principio no considero como un derecho de la mujer, sino como una situación conflictiva y harto compleja, de la que por cierto opina todo el mundo aunque a veces terminen reconociendo que de embarazo “saben poco”, o como la célebre Bibiana Aido que afirmaba que el feto era un ser vivo pero no un ser humano.

La legislación española desde el primer momento aceptó la legalidad del aborto en determinadas circunstancias, cuando la vida de la madre y la del nasciturus entraban en conflicto y en otras circunstancias especiales, pero como en casi todo, el paso de Rodríguez Zapatero por el gobierno empeoró la Ley en relación con la edad de la mujer, el consentimiento de los padres en el caso del aborto de las menores, los tres días de reflexión y el asesoramiento psicológico, algo que se restituyó en el mandato de Rajoy y que Sánchez ha vuelto a suprimir y que está desde entonces pendiente de sentencia del Tribunal Constitucional.

Y cuando nadie hablaba del aborto, ni siquiera el Tribunal Constitucional, una desafortunada intervención del vicepresidente de Castilla y León en una rueda de prensa, demostró su bisoñez en política y su desconocimiento sobre el embarazo, puso el tema de actualidad y no precisamente para bien, algo que fue inmediatamente publicitado y magnificado por Super Sánchez, para conseguir desviar la atención de la ciudadanía sobre los más de 200 delincuentes sexuales que han visto hasta hoy reducida su pena de cárcel y los más de 20 que han sido excarcelados. Los ministros se lanzaron en tromba contra el Partido Popular y Fernández Mañueco, exigiendo el cese inmediato de García Gallardo y la ruptura del gobierno de coalición:” no se puede gobernar con la extrema derecha”, (así llaman ellos a Vox, aunque nunca se refieren como extrema izquierda a la que tienen integrada en el gobierno de España y en los grupos parlamentarios que sostienen a Su Sanchidad en la Moncloa.)

¿Y qué hay de cierto en todo este asunto? Pues sencillamente una declaración harto imprudente de García Gallardo, hábilmente aprovechada por el Presimiente, sus ministros y sus múltiples medios subvencionados y una persistencia del vicepresidente en su error.

Desde siempre me pronuncié, como cualquier líder político, a favor de un gobierno monocolor… pero los ciudadanos votan y marcan el terreno de juego. A buen seguro que García Gallardo hubiera preferido gobernar en solitario, pero… después de arduas y duras negociaciones no hubo otra salida que conformar un gobierno de coalición previa firma de un documento que recogía los términos del acuerdo, documento, por cierto que he leído íntegramente varias veces, en el que no se hace referencia alguna al aborto, sino de apoyo a la familia y al fomento de la natalidad en una Comunidad que es de las más envejecidas de España. Y si alguien afirma lo contrario, sean de Vox o sean sanchistas, que enseñe el supuesto protocolo. La otra alternativa hubo sido repetir las elecciones.

Su Sanchidad, con una habilidad que es de justicia reconocerle, ha conseguido que desde el viernes pasado a hoy no se hable de otra cosa que del inexistente protocolo del aborto, llegando a aprobar acuerdos en consejo de ministros, tomando decisiones que no tienen acuerdo o documento alguno sobre el que aplicarse, a pesar de que el presidente Fernández Mañueco haya hecho una declaración institucional solemne asegurando que no hay protocolo que cambiar simplemente porque no hay tal protocolo, reprochando al Presimiente su “inusitada dureza” ante un conflicto irreal, reiterando que ni las mujeres ni los médicos van a ser coaccionados en relación con el aborto, a pesar de lo cual, Sánchez, sus ministros, especialmente la ministra portavoz y sus medios de comunicación no tienen otro tema del que hablar, y Fernández Mañueco critica con razón la indolencia del Gobierno de España por no ocuparse de los agresores sexuales excarcelados o con penas rebajadas, y lamenta profundamente que el Gobierno haya anunciado un requerimiento a la Junta de Castilla y León.

Con todo este ruido, algunos de Vox se crecieron sobremanera y amenazaron con romper el Gobierno a lo que respondió Fernández Mañueco reiterando la firmeza de sus declaraciones y su negativa a aprobar protocolo alguno en relación con el aborto. Y entonces comenzaron los rumores de que el presidente estaba dispuesto a convocar nuevas elecciones lo que provocó una respuesta de Vox echando el freno y asegurando que ellos no querían romper el gobierno.

En fin, una metedura de pata del vicepresidente, una postura firme y valiente del presidente y una explotación de la mentira, algo en lo que Su Sanchidad es una artista, asegurando que es imposible que Vox entre en un gobierno.

Ciertamente, con declaraciones como las de García Gallardo sin contar con el grupo mayoritario del gobierno no le ayudan a Vox, y por el contrario sí al sanchismo imperante. Un poquito más de prudencia por todas las partes no nos vendría nada mal.

En todo caso, tened por seguro que la Sexta seguirá con el tema erre que erre. Hasta el viernes que viene.

P.D.: por fin esta semana han comenzado a funcionar los aparca bicicletas que vienen a restar nuevo espacio a los vehículos y a los peatones, y de forma indirecta a seguir fomentando la utilización de las aceras por los ciclistas. ¿Hasta cuánto seguirá el Ayuntamiento de Valladolid prevaricando?