Castilla y León

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Opinión

Las cosas (malas) del toro

21 julio, 2021 21:06

El mundo del toro y lo que le rodea, siempre apasionante e ilusionante, tiene cosas tan dispares como el veto entre toreros, empresas y apoderados. No es nuevo. Recuerdo leer el veto a Antonio Bienvenida, o el veto de la Maestranza al llamado G-5 de toreros. Y una etapa más reciente en la que se vetaba a las mujeres toreras como a Cristina Sánchez. Lástima que, en esa época, Podemos era un embrión político, seguro que de haber existido hubiera reivindicado el estatus de la mujer en el toreo. Claro que, conociendo a sus dirigentes, lo más seguro es que hubieran pasado de puntillas y sin decir ni pío.

Pero no quiero mezclar la política con el toreo porque siempre sale perdiendo la tauromaquia. Dependiendo, claro está, de qué partido hablemos. Aún quedan grupos políticos que respetan la secular tradición de la tauromaquia.

Prefiero opinar sobre el último veto que, el empresario y apoderado vallisoletano Carlos Zúñiga y su poderdante, el inefable diestro sevillano Daniel Luque, han protagonizado estos días vetando a Mingo López Chaves; un torero honrado a carta cabal que atraviesa una etapa dorada.

La noticia se extendió por las redes sociales como un reguero de pólvora a través de la peña taurina que el diestro ledesmino tiene en su pueblo de nacencia. “Lo han dejado fuera de Bayona” -comentaban los peñistas en su facebook- tras haber acordado y cerrado su contratación”.

“De feísima artimaña de veto y chantaje por parte del Sr. Carlos Zúñiga hacía la empresa, ésta decidía a última hora y de manera sorpresiva no contar con el torero salmantino”. Así lo expresaban en el citado comunicado. La comisión de festejos de Bayona, uno de los bastiones importantes del toreo en la vecina Francia, debió “asustarse” ante tal amenaza y López Chaves se queda fuera de la magnífica “Feria del Atlántico”.

No es preocupante en estos momentos de su carrera, porque el ledesmino tiene sitios donde torear. Andrés Sánchez, su apoderado y ex torero, le está haciendo las cosas bien y, aunque no son aquellos bombones de antaño como los “guirlaches” salmantinos -“léase Galaches”- los que torea Mingo, este puede con lo que le echen, como torero curtido qué es. Recientemente le vimos en un tentadero en la ganadería de mi amigo Jesús Pérez (Brazuelas) y daba gloria verlo ante las bravas eralas y con qué torería hizo el tentadero. O sin ir más lejos su reciente actuación en Cuéllar ante Miuras. Y el domingo lo hará en Mont de Marsan ante “pedrazas”.

Lo preocupante es que gente del toro como Zúñiga (hijo), -no confundir con el padre, al que asestó una “puñalada trapera empresarial” - y el difuso y desagradecido Daniel Luque (aún lo estamos esperando a que venga a recoger el trofeo taurino que le concedió el Mesón Casa Pedro en la feria de 2011), se mezclen en estos menesteres de poner veto a compañeros. Ambos no tienen ni una brizna de talento para vetar a personas de tanta categoría humana y torera como el diestro de Ledesma. Sobre todo, en estos tiempos tan convulsos. ¡Lo que le faltaba al toreo!