Castilla y León

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Opinión

Las mociones de censura

26 marzo, 2021 19:10

La moción de censura en la legislación española es un procedimiento parlamentario que permite al Congreso de los Diputados y a los parlamentos autonómicos retirar la confianza al presidente del Gobierno y forzar su dimisión. En nuestro país tiene, además, una singularidad y es que debe ser constructiva, es decir no se limita a echar al presidente del Gobierno sino que,  además, debe presentar un candidato alternativo y este defender su programa de gobierno.

En la España democrática se han presentado cinco mociones de censura en el Parlamento español: la primera la presentó Felipe González contra Adolfo Suarez en 1.980 y no prosperó, (152-166-21), la segunda fue presentada por Antonio Hernández Mancha en 1.987, contra Felipe González,  que se saldó con un rotundo fracaso, (67-195-70), la tercera por Pablo Iglesias contra Mariano Rajoy en 2.017, que también obtuvo un exiguo resultado, (82-170-97) y la cuarta, presentada por Pedro Sánchez en 2.018, también contra Mariano Rajoy, que fue la única que logró su objetivo, tras la traición del PNV en el último minuto.

La quinta y última fue presentada por Santiago Abascal en octubre del pasado año, varios meses después de anunciarla y se saldó con un rotundo fracaso, pues tan sólo obtuvo el respaldo de los diputados de su propio grupo (52-298-0). No obstante, Abascal ha amenazado con una nueva moción de censura. Una vez más habrá que recordarle aquello de que “las mociones de censura no se anuncian, se presentan...”.

               

De las presentadas a nivel autonómico, la más sonada ha sido la presentada en Murcia por el Psoe y Cs, estos curiosamente en un ejercicio de autocensura pues gobernaban en aquella región en coalición con el Partido Popular. Esta iniciativa como la que presentaron en el ayuntamiento de la capital murciana, se gestó en la Moncloa entre los líderes nacionales de ambos partidos, y comunicada con nocturnidad a los diputados y concejales de ambos partidos que fueron convocados de urgencia para que firmaran las mociones de censura que venían escritas de Madrid. Pocos días antes, Inés Arrimadas y la ministra portavoz calificaban de inmoral plantear mociones de censura o anticipar convocatorias electorales en las actuales circunstancias.

Los Diputados de Cs, partido en franca descomposición, al grito de sálvese quien pueda, se dividieron en la mañana siguiente y tres de los firmantes se arrepentían y mantenían su respaldo al pacto de gobierno firmado dos años antes, el presidente del parlamento regional decidía abstenerse, y la vicepresidente del gobierno, que aspiraba a presidirlo tras la moción de censura, y el sexto diputado respaldaban la moción. Así las cosas, el resultado dependía del voto de tres diputados expulsados de Vox, con los que hubo que negociar contra reloj para asegurar su voto, algo que hicieron tanto el PP como el Psoe.

Estos mantuvieron silencio sobre el sentido de su voto que al final se decantó contra la censura. Y ahora, la pregunta del millón: ¿Quiénes son los tránsfugas? Los diputados de Cs que se mantuvieron fieles al pacto de gobierno, los que pensaban medrar con la moción de censura, el que se abstuvo para así nadar y guardar la ropa?

Y qué decir de los tres ex de Vox: ¿A cambio de qué decidieron oponerse a la moción? ¿Por principios o por algo más? Pronto lo veremos. El que sin lugar a dudas ha salido reforzado con todo este embrollo ha sido Teodoro García Egea, Secretario General del PP que negoció el acuerdo, y al que Pablo Iglesias en su última comparecencia en el Congreso ha anunciado que va a denunciar...

Ante la sospecha de que lo ocurrido en Murcia no era más que un primer paso de la estrategia monclovita para desestabilizar el gobierno en las comunidades autónomas que no controlaban. Isabel Díaz Ayuso decidió convocar elecciones, ante las continuas deslealtades de su vicepresidente, y previa consulta con el presidente nacional del PP, a lo que respondieron inmediatamente Más Madrid y el Psoe madrileño, presentando sendas mociones de censura, para, en evidente fraude de Ley, intentar bloquear la decisión de la presidente madrileña. Al final, los tribunales pusieron las cosas en su sitio y el proceso electoral sigue adelante. Pero de estas elecciones hablaremos más adelante...

Y la guinda la puso el secretario general de los socialistas castellano y leoneses, presentando una moción de censura con la que venía amenazando semanas antes, pero que sólo registró en las Cortes al recibir las órdenes de Madrid. Ciertamente ganó las elecciones en 2019, pero no pudo firmar gobierno al optar los procuradores de Cs pactar con el PP, que por primera vez perdió las elecciones en esta comunidad autónoma desde 1987, para no dejar en mal lugar a sus compañeros en el ayuntamiento capitalino que venía ganándolas desde 1991, en cinco ocasiones por mayoría absoluta.

Pero el tema estaba cantado, y a pesar de intentar comprar a alguno de los parlamentarios de Cs, estos, con la salvedad de una procuradora salmantina, (zapatera a tus zapatos...) que abandonó el grupo en el último minuto y al final al verse sola se abstuvo, no consiguió más apoyo que el de sus 35 procuradores y el de los dos podemitas presentes en las Cortes. En  definitiva, un nuevo fracaso de la estrategia monclovita que ha cohesionado más al gobierno regional.

Ayer se sustanció la última moción de censura pendiente, la presentada por Cs y el Psoe en la capital murciana. Esta vez, con el apoyo de los dos concejales podemitas salió adelante y ha tenido que cesar como alcalde José Ballesta, médico, catedrático y ex rector. Dudo que su sustituto socialista le llegue a la suela de los zapatos. Una vez más, Cs muestra lo que es: se autocensura y entrega la alcaldía al PSOE, de la mano de dos concejales podemitas. ¿Está claro?

Y mientras los políticos se dedican a lo suyo, los ciudadanos seguimos preocupados por la situación sanitaria, económica y social que vivimos en el país. Esperemos que terminen con este juego de tronos y se dediquen a resolver los auténticos problemas que sufrimos los españoles. Que Dios y los líderes políticos me oigan... Hasta la semana que viene.