Mujer teletrabajando

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Economía

El teletrabajo se desinfla en Castilla y León: del auge durante el Covid a cifras prepandemia

El porcentaje de personas que 'teletrabajan' en la Comunidad desciende hasta el 5,6% durante el tercer trimestre, frente al 8% que continúan haciéndolo en el país, y muy cerca ya del 4,9% de 2019

2 noviembre, 2021 07:00

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Un total de 1.596.500 personas, el 8% de todos los ocupados de España, trabajaron desde su hogar más de la mitad de los días durante el tercer trimestre de 2021, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) publicados la pasada semana. En Castilla y León este porcentaje baja hasta el 5,6%, lo que quiere decir que solamente 56.500 de los 997.600 trabajadores de la Comunidad optaron por esta modalidad de trabajo. Si se tiene en cuenta que este dato en 2019 era de un 4,9%, podríamos asumir que, por suerte para unos y por desgracia para otros, este tipo de condiciones laborales ya no está en su mejor momento.

El teletrabajo irrumpió con fuerza en 2020, a la vez que el coronavirus y los estados de alarma. Se parte de la base de que no es una opción apta para todas las ocupaciones, y que, además, tiene sus pros y sus contras. El trabajador ahorra tiempo y dinero en transporte, puede ver mejorada su calidad de vida y posibilidad de conciliar, dispone de flexibilidad para organizarse y puede trabajar en empresas de lugares remotos. La empresa también puede así ahorrar costes en espacios, instalaciones y equipos, combatir el absentismo laboral y fortalecer la motivación de la plantilla. En el extremo contrario, para el empleado existe el riesgo de confundir lo personal y lo profesional, puede tener que asumir gastos para realizar su trabajo y se dificultan las posibilidades de evaluación y promoción. Las empresas pierden control, pueden sufrir retrasos en la toma de decisiones y ven cómo se le dispersan las gestiones organizativas.  Por tales motivos, cuenta con tantos defensores como detractores.

El teletrabajo se debilita

El teletrabajo habitual en España ya mostraba signos de debilidad en el segundo trimestre del año situándose en un 9,4%, marcando mínimos con un descenso de 1,8 puntos respecto al trimestre anterior. Por eso no extrañan los recientes datos del tercer trimestre, cuando poco más de un millón y medio de personas tuvieron la oportunidad de trabajar desde sus hogares, o lo que es lo mismo, un 8%.

Este dato aún queda lejos del nivel previo al Covid-19 (4,8%), pero ya se puede observar su marcada tendencia a la baja tras el pico que se produjo en el segundo trimestre del 2020, cuando en el punto álgido del confinamiento estricto se obtuvieron valores por encima del 16%.

Datos por comunidades

La pandemia ha impulsado una notable heterogeneidad en cuanto al teletrabajo a nivel regional. Si bien antes de la crisis sanitaria, en 2019, el porcentaje de ocupados que trabajó ocasionalmente o más de la mitad de los días desde su domicilio variaba del 6,6% en Asturias al 3,6% en La Rioja, pasando por el 4,9% en Castilla y León, en el segundo trimestre de 2020 varió del 28,7% en Madrid al 12% en Canarias.

Por su parte, los datos en Castilla y León llegaron a alcanzar un 15,6% en los meses de mayor incidencia del virus y, por tanto, de confinamiento total. Pero la tendencia que se ha visto durante lo que llevamos de año no muestra una realidad muy distinta a la mostrada en el resto del país, si bien los porcentajes aquí no son tan elevados.

Durante el primer trimestre de 2021, cuando el total de ocupados de la comunidad era de 955.085, el porcentaje de ‘teletrabajadores’ se ubicaba en el 8%, o, lo que es lo mismo, 76.000 castellanos y leoneses, dejando los datos tres puntos por debajo de los del resto del país. Al llegar el segundo trimestre, si bien el número de ocupados ascendió en 10.000 personas, el porcentaje de personas que ejercían su profesión desde su casa bajó hasta el 6,8%, quedándose en algo más de 65.000 ocupados. Finalmente, los datos que arroja la EPA del tercer trimestre son que el porcentaje baja de nuevo, hasta el 5,6% en esta ocasión. En la actualidad son 56.500 los individuos que han montado un despacho en su vivienda en la región (de los 997.600 que tienen una ocupación).

Se deduce de estos datos que la vuelta de las vacaciones de verano ha supuesto un punto de inflexión para el retorno masivo a una presencialidad total. También puede ser relevante que durante el tercer trimestre se tuvieron que incorporar al trabajo presencial la totalidad de los funcionarios de las administraciones de Castilla y León y previsiblemente esto, unido a la mejora de los datos sanitarios y al levantamiento de la mayoría de las restricciones, haya hecho caer las cifras.

El CESCYL valora el teletrabajo de forma positiva

En este contexto, el Consejo Económico y Social de Castilla y León, en su último informe sobre la Situación Económica y Social, aúna algunas recomendaciones para superar la crisis derivada de la pandemia, entre las que se habla del teletrabajo como una herramienta que “ha contribuido a evitar una caída aún mayor de la actividad económica y a la protección del empleo al limitar la pérdida de actividad. La pandemia ha acelerado el cambio hacia el modelo del teletrabajo, convirtiéndolo en un factor muy destacado y probablemente insustituible”.

Para Enrique Cabero, presidente del CESCYL "es una prioridad mejorar y proporcionar apoyo a las capacidades digitales tanto para la vida social y personal como para la vida laboral. Esto hace imprescindible la inversión en herramientas digitales para que lleguen a todas las personas con el objeto de conseguir tanto una mejora de la formación, como el reciclaje con respecto a las capacidades digitales necesarias"

El CES considera, por tanto, la importancia de que exista conexión a internet desde todo el territorio de la Comunidad Autónoma, ya que entiende que “ello podría favorecer el asentamiento de población en zonas rurales”, y reitera la necesidad de inversión en infraestructura digital y conexiones “a fin de combatir cualquier forma de brecha digital”.

Cabero afirma que “Es necesario aprovechar las sinergias que ofrece el teletrabajo, generando proyectos nuevos y reforzando aquellos existentes que supongan un mayor valor añadido”.

Por sexo y por edad

Respecto a la brecha de género, sigue la tendencia detectada en las anteriores mediciones en Castilla y León: la adopción del teletrabajo es ligeramente superior entre las mujeres que entre los hombres. En el tercer trimestre de 2021, de los 56.500 ocupados que trabajaban desde su hogar, 27.500 fueron hombres (48,6%) y 29.000, mujeres (51,4%).

Por edades, en todos los grupos de edad se constata una reducción de la adopción del teletrabajo en el tercer trimestre de 2021 respecto del trimestre anterior. En términos generales, del cerca de millón de ocupados en la Comunidad, los grupos de personas que más teletrabajan desde el domicilio particular son las de 35 a 44 años (10,3%), seguidos de las de 25 a 34 años (9,9%).

¿Hay futuro?

Según algunas estimaciones, el porcentaje de ocupados que podría teletrabajar en España ronda el tercio del total. La magnitud de esta estimación, de convertirse en realidad, apuntaría todos estos trabajadores en España podrían cambiar su lugar de trabajo respecto a 2019, pasando a trabajar desde su domicilio, lo que podría suponer una transformación sin precedentes. Además, el progresivo avance de la digitalización, y del desarrollo tecnológico que expande sus fronteras, previsiblemente eleven esta cifra del teletrabajo potencial en el futuro.