El 'quiero y no puedo' de Sara Carbonero

El 'quiero y no puedo' de Sara Carbonero

Televisión

El 'quiero y no puedo' de Sara Carbonero

21 julio, 2016 16:57

Más de uno estaba temeroso de lo que podía salir de Quiero ser. Sara Carbonero deja los balones por las prendas de vestir y se pone al frente de un formato de entretenimiento. Un titular que se le ha vendido al espectador pero que, sin embargo, no cuadra nada con lo que pudimos ver este martes en Telecinco.

La periodista no se ha olvidado del idioma de los informativos y de las parrafadas a las que obliga una sección de Deportes desde Sudáfrica, sin apenas conectar con el espectador. En Quiero ser vuelve a pasar lo mismo. Carbonero y su equipo se olvidan de que da igual lo conectados que estén los concursantes con los jueces o la presentadora con los profesores, tiene que existir una conexión entre el público y el programa que en Quiero ser no se refleja. 

Sara Carbonero viene, suelta su discurso y se va. Todo se rueda en un día, como bien aseguró ella el pasado lunes durante la presentación del programa. Y eso se queda reflejado en el resultado. Las entradillas del programa, de momento la única función de la presentadora, suenan a discurso inconexo, a guión memorizado y a falta de carisma delante del televisor. 

Este no era el programa con el que Sara Carbonero tenía que saltar al entretenimiento. No quita que el formato no sea el idóneo y que la cadena sea la que tiene que ser. La moda y Carbonero siempre han ido de la mano, pero no así. El mundo del influencer y de la alta costura siempre ha sido clasista y de protocolo conservador, pero en Quiero ser vemos mucho chonismo que nada tiene que ver con este sector tan bien valorado en internet. Y es un chonismo a medio gas. De serlo a tiempo completo, al menos tendrían una oportunidad. 

Quiero ser puede entretenerme un domingo por la tarde en una cadena temática de Mediaset España. Después de ver cómo visten a 500 novias o ver reformar casas por doquier, una dosis de Quiero ser no sentaría tan mal al estómago. Pero este programa no es ni para la hora de la cena ni para una gran cadena como Telecinco. Al menos, este Quiero ser

Si nos han enseñado a cantar, a actuar o a cocinar, la moda también se merecía su espacio en televisión. Después de éxitos como Cámbiame se ha visto que este mundo gusta (y mucho) a los adolescentes. Pero Cámbiame supo encontrar muy rápido su tono, convirtiéndose en un fenómeno viral a través de tres jueces sin miedo al qué dirán. Pero Quiero ser cuenta con tres profesores de pitiminí que se convertirán en lo más odiado de la profesión.

Quiero ser debería darse cuenta de lo que quiere ser: un programa que pase sin pena ni gloria por la programación de Telecinco intentando ser referencia entre los influyentes o caer en las redes del mamarrachismo y tener una oportunidad en una cadena de televisión que no acepta el clasismo.