Hace poco analizábamos cómo La Fábrica de la tele inventó una nueva forma de hacer televisión que ahora algunos copian. Catorce años de Sálvame dan para mucho y, polémicas y contenidos en ocasiones de dudosa calidad aparte, lo cierto es que el longevo programa de las tardes ha revolucionado la televisión. Y lo ha hecho dando a la audiencia y a la propia industria una serie de lecciones que hacen de él un formato que ya es historia de la pequeña pantalla en sus casi siete décadas de vida.

Los periodistas nuevos tienen mucho que aportar

Si hay algo en lo que destaca Sálvame es en su equipo, la mayoría formado por jóvenes profesionales que, de una forma u otra, han aportado su granito de arena a la hora de modernizar el concepto clásico de magacín de tarde. Muchos de ellos becarios que se quedaron en plantilla en La fábrica de la tele. Otros que empezaron en el extinto Aquí hay tomate, pero una savia nueva de profesionales que forman parte ya no solo de la televisión del presente, si no del entretenimiento del futuro.

[Cómo La Fábrica de la Tele inventó una nueva forma de hacer TV que ahora algunos copian]

Saber reírse de uno mismo

Sálvame se ha tomado poco en serio a sí mismo desde el primer momento. Desde aquella primera frase que dijo Jorge Javier Vázquez de "tenemos lo mejor de lo peor”,  un espíritu libre, gamberro y alocado ha conquistado a una audiencia que jamás había visto nada similar en televisión y menos en horario vespertino.

Como prueba, estas últimas semanas de emisión donde en un alarde de originalidad el programa ha 'jugado' con su propio final dándole lecciones de coaching a sus colaboradores, a enseñarles como redactar un CV o buscarles nuevos empleos. Y qué decir de los vídeos donde incluso en muchos se han autocriticado a sí mismos y a sus contenidos.

Lidia Lozano bailando el chuminero

Se puede contar lo mismo que cuentan otros, pero enganchando al espectador

Otra lección que ha dado Sálvame y, que otros programas han emulado, es contar las noticias de los famosos pero con un lenguaje visual que ha atrapado al espectador durante casi tres lustros. Ofreciendo otros puntos de vista, haciendo eventos de noticias intrascendentes. Originalidad pura y dura.

La improvisación es fundamental en televisión

Un programa de televisión en directo debe saber que su escaleta puede saltar por los aires por diferentes razones: un tema de actualidad, una última hora, un invitado que no acude…  Sálvame ha resuelto todas estas papeletas sin problema. Incluso improvisando conflictos espontáneos entre colaboradores e invitados y creando innumerables vídeos y nuevos contenidos para los días siguientes. Alargando tramas propias de los mejores guionistas de teleseries.

Los spin-off pueden ser infinitos

Las bodas de Sálvame, Sálvame Fashion Week, La última cena, Los ojos de Belén… 14 años en antena dan para mucho y Sálvame ha sabido estirar su éxito con innumerables spin-offs en un alarde de imaginación nunca antes visto. En muchas ocasiones con sucedáneos que, a bajo coste, han regalado incluso noches de gloria para la cadena en forma de grandes audiencias.

Los periodistas y colaboradores sienten y padecen

Hasta la llegada de Sálvame, el colaborador o reportero de televisión había sido tratado con cierta distancia respecto al espectador que veía la televisión desde su casa. Solo en contadas ocasiones, éste viraba a protagonista e incluso conseguía ser estrella por él o ella misma.

En Sálvame, sus colaboradores han llegado a ser objeto de persecución de paparazzis e imán de las revistas del corazón para vender más portadas. Un juego peligroso pero rentable para muchos de ellos, que los han convertido en personajes y en algunos de los famosos más conocidos del país.

Josep Ferré, ese gran descubrimiento televisivo

Otra lección es que el humor es imprescindible en televisión y más cuando después de tantos años y tantas horas cada tarde, es vital darle al espectador algo nuevo, un aliciente más para seguir conquistándole.

En esta ocasión, amén de las numerosísimas situaciones cómicas vividas en plató en catorce años, cabe señalar el descubrimiento para el gran público del actor y cómico Josep Ferré como uno de los imitadores y rostros más pujantes del panorama nacional. Sus imitaciones en Sálvame forman parte de la historia del programa.

Alonso Caparros llorando en Sálvame

Diversidad y visibilidad

“Tú y yo Chelo, hemos tenido una noche de amor”. Sálvame ha sido un programa donde la diversidad sexual ha estado presente desde el primer minuto. Ayudando a normalizar ciertos discursos y ayudando, en cierta manera, a que la gente desde casa acepte y visibilice una diversidad sexual que forma parte de la vida misma.

La vida está llena de segundas oportunidades

Aunque en ocasiones los métodos han sido más que cuestionables, Sálvame también ha enseñado que la vida está llena de segundas oportunidades en todos los niveles. Alonso Caparrós, Kiko Matamoros, Chelo García-Cortés, Víctor Sandoval, o el propio Jorge Javier Vázquez, han necesitado apartarse temporalmente del formato para afrontar diferentes desafíos personales y volver a empezar de uno u otro modo.

Hacer tele para entretener es una labor social

Y porque no hay que olvidar que una persona cuando enciende la televisión, no solo lo hace para ver las noticias o aprender cultura, también lo hace para 'dejarse llevar', para tener compañía o como vía de escape mental ante una situación personal. Sálvame puede presumir de haber cumplido una labor social en este sentido: el acompañar cada tarde a cientos de miles de personas que solo buscaban eso, no sentirse solas.